Poeta y narrador chileno nacido en Santiago en 1893. Perteneció a una familia de rancia aristocracia donde siempre se respiró un gran ambiente intelectual. Antes de cumplir los veinte años publicó su primer libro de poemas, «Ecos del alma», donde dejó entrever el modernismo que declaró oficialmente en su manifiesto «Non Serviam» en 1914. Es considerado como uno de los poetas vanguardistas más importantes de la primera mitad del siglo XX.
Creó y difundió con mucho éxito la corriente del «Creacionismo», en la que se resume lo mejor del cubismo y el futurismo. Vivió en Paris donde trabó amistad con grandes vanguardistas de la época como Apollinaire, Jean Cocteau, André Breton, Pablo Picasso y Juan Gris. Entre sus obras destacadas pueden señalarse, «Altazor» 1931, «Temblor de cielo», «Poemas árticos», «Ecuatorial»,
«Tour Eiffel» y «Hallali». Falleció en 1948
Creó y difundió con mucho éxito la corriente del «Creacionismo», en la que se resume lo mejor del cubismo y el futurismo. Vivió en Paris donde trabó amistad con grandes vanguardistas de la época como Apollinaire, Jean Cocteau, André Breton, Pablo Picasso y Juan Gris. Entre sus obras destacadas pueden señalarse, «Altazor» 1931, «Temblor de cielo», «Poemas árticos», «Ecuatorial»,
«Tour Eiffel» y «Hallali». Falleció en 1948
María Olga es una mujer encantadora. Especialmente la parte que se llama Olga.
Se casó con un mocetón grande y fornido, un poco torpe, lleno de ideas honoríficas, reglamentadas como árboles de paseo.
Pero la parte que ella casó era su parte que se llamaba María. Su parte Olga permanecía soltera y luego tomó un amante que vivía en adoración ante sus ojos.
Ella no podía comprender que su marido se enfureciera y le reprochara infidelidad. María era fiel, perfectamente fiel. ¿Qué tenía él que meterse con Olga? Ella no comprendía que él no comprendiera. María cumplía con su deber, la parte Olga adoraba a su amante.
¿Era ella culpable de tener un nombre doble y de las consecuencias que esto puede traer consigo?
Así, cuando el marido cogió el revólver, ella abrió los ojos enormes, no asustados, sino llenos de asombro, por no poder entender un gesto tan absurdo.
Pero sucedió que el marido se equivocó y mató a María, a la parte suya, en vez de matar a la otra. Olga continuó viviendo en brazos de su amante, y creo que aún sigue feliz, muy feliz, sintiendo sólo que es un poco zurda.
Nunca había leído un relato de Huidobro, no sabía que escribía narrativa, está muy bueno, y con ese absurdo con el que muchas veces juega en su poesía.
ResponderEliminarIrene
Huidobro es increible. Es un ícono de las letras.
ResponderEliminarEs tan difícil , ese juego de personajes que él hace.
La introducción , también, es una investigación que hace que no nos quedemos en nuestro pequeño mundo, sino que nos abre nuevoas horizontes, para contextualizar, el autor y la creación.
Gracias.
amelia
No cabe dudas que es un ícono de las letras. Es el tipo de autor que, como Girondo, dan vuelta la literatura, hacen una apertura, y nos movilizan hasta la última neurona.
ResponderEliminarExcelente texto.
Ana María Campra
Me sorprendió este texto, creo haberlo leído alguna vez pero no lo tenía registrado como de Huidobro. Suele suceder que cuando el fuerte de un autor es otro género , uno se ponga las anteojeras y mire sólo hacia un lugar. Si hay mas de estos relatos, pido una nueva publicación.
ResponderEliminarLily Chavez
Gracias a la revista por traer este relato que muestra otra veta de este gran creador.Relato absurdo, entretenido, sorprendente y con una frescura que hace sonreír.
ResponderEliminarSaludos,
Juany Rojas