Lobizón sin norte
Dicen que se bebió mil lunas y despertó borracho de amaneceres. Aseguran que en las tabernas, tras apurar el vino, vomitó amores de lastimoso desconsuelo. Lo ubican una noche en el horizonte y a la misma hora de polizonte en un bergantín corsario. Lo han visto aullando en la jungla a la luz de diamantes no hallados y durmiendo en el medio oriente a orillas del mediterráneo. Afirman que cuando cumple años muere y resucita al otro día hasta diecisiete veces. Sabe de reinas melosas, de obreras embarradas, y de putas hastiadas de los espejos. Plantó un árbol, tuvo un hijo, lloró bajo la lluvia, y se insoló en el desierto. Carga un saco con desaciertos que cada tanto acierta en acomodar. Habla algunas lenguas que luego perfecciona en clítoris y es cleptómano de tristezas. Ya hizo el amor y ya lo compró hecho, ya cosechó pisos luego de sembrar techos. Ya derribó muros y fue su propio presidio, donde en rayas apuró la cuenta de los días.
Lo han visto ascender entre el humo y derrumbarse entre botellas. Algunos dicen que en ocasiones ha llorado y otros alegan que a reír nadie lo supera. Dicen que tuvo mujeres como aceitunas pero que amó tan sólo a una. Que invirtió en la bolsa en acciones de soledad y se hizo rico. Se presume que fue niño aunque perdió la sonrisa y especulan que de seguro no ha de morir de anciano. Hay días que se le hacen eternos y noches que nunca llegan. Dicen que siente rabia y hasta odio y tiene la ilusión anémica, que enceguece de ver y lo inhiben los rebaños de ciegos.
Cuentan que cuando comulgó blasfemó de alegría y conmovido apostató al otro día. Ya besó a la muerte y soportó a la vida. Ya fue hombre y bestia ha sido. Ya perdió vuelos y llegó tarde al futuro. También remontó el pasado en una piragua de presente. Dicen que no tiene norte pero no es seguro, ya que el sur le fue adverso, el este oscuro y el oEste incierto. Dicen que se lo puede ver en noches de luna llena despeñando estrellas con certeros aullidos de silencio. Dicen que no tiene norte pero no es cierto, es sólo que un dios simbionte le adultera las coordenadas.
Ernesto Ramírez
Bien podría haber sido un duro e interesante poema, pero fue este relato que me pregunto:
ResponderEliminares tan fantasía como parece? Felicitaciones Ernesto, me gustó muchísimo.
Ana María Campra
He leído varias cosa de Ernesto , en esta Revista , pero esta creación , me dejó absorta, fascinada.Hay una dialéctica y una profunda poesía "que me adultera las coordenadas!"
ResponderEliminarMe encanta, me encanta ese lobizón.
amelia
Podría decirse que este lobizón tiene unas verdaderas garras. Aplauso Ernesto!, una barbaridad este texto.
ResponderEliminarMariano Lazarte
Una prosa poética que pone de manifiesto el lobizón que acompaña a la condición humana y por ello nace y renace, agudo y observador el cronista de éstas desventuras nos pone en situación, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEste texto tiene vida propia, aulla y hace suya la luna. Late, late como aquellos textos al que el autor le transfiere su alma.
ResponderEliminarPedro Altamirano
Adultera las coordenadas. Bueno, muy bueno Ernesto. Te felicito.
ResponderEliminarAndrea Casas
Cada renglón conspira con el otro en genialidad espeluznante. Quedo maravillada.Soy una enamorada del lobizón, y éste que perdió su norte me ganó por completo. Felicitaciones, Ernesto.
ResponderEliminarMe olvidé de firmar, tan loca me dejó el lobizón. " Aves del cielo " soy yo, MARITA RAGOZZA
ResponderEliminarVoy a ser breve don Ramirez. Usted seduce hasta siendo lobizón que quiera que le diga. Buenísimo el texto.
ResponderEliminarCariños
Lily Chavez
Qué bien que escribe este lobizón, se supera a si mismo!!! A pesar de que "Carga un saco con desaciertos que cada tanto acierta en acomodar", este no es uno de ellos.
ResponderEliminarMUY BUENO ESTE RELATO. PROPIO DE RAMIREZ.
ResponderEliminarFELICITACIONES
EDGAR BUSTOS