Hebe Solves canta para nosotros su poesía
Luego de un paréntesis larguirucho, ayer sábado , a las 11.00 llamé a Máximo Simpson... Lo desperté, como era lógico, y conversamos tres cuartos de hora largos. No arreglamos el mundo, como es de suponer, ni lloramos por la leche derramada. Hablamos de su nuevo poema...(prometió dármelo para editar en Artesanías, y cumplió su palabra). Luego conversamos sobre un texto que dedicó a su amiga Hebe Solves, que debía salir en una revista en papel y que se editó en internet. Sin pena, sin gloria, sin talento gráfico. Es lo que doy a conocer más abajo: una nota sobre la amiga querida con un final digno de Máximo:
Dejemos que teólogos y sociólogos averigüen dónde está Hebe ahora, qué ha sido de ella, y escuchémosla como siempre, pues Hebe canta para nosotros su poesía experiencial, reflexiva y conmovedora.
por el informe Andrés Aldao
Introducción
Sé que para algunas personas está claro que Hebe Solves ha muerto, y que fue sepultada el 2 de agosto pasado en el cementerio de la Recoleta. Dicen que estuvo muy enferma, y que resistió estoicamente el vandalismo de la leucemia. Dicen que se negó a continuar con la quimioterapia, pues quería morir entera y en paz. También se afirma que en este último tramo de vida se mantuvo siempre admirablemente lúcida, y que mientras estuvo postrada le agradaba que sus hijos y algunos amigos le leyeran en alta voz, a su lado o por teléfono, cuentos y poemas de los autores que amaba y de otros que le gustaba descubrir.
Pero estoy confundido. ¿Cómo es esto de que se ha muerto si continúa cantando? Mi confusión aumenta cuando recuerdo que yo mismo le leí, mientras estaba postrada (en su casa o en el hospital), textos de Cortázar y Neruda, el famoso Romance del Conde Arnaldos (una lección de alta poesía), y también un romance de Antonio Machado que le gustaba especialmente. Todo ello es cierto, y muy verosímil lo que dicen, por lo que mi estupor ha llegado a un grado extremo. Y, si ello es posible, hay otro hecho que aumenta aún más la dificultad: un atardecer, en su casa, Hebe me contó que le habían pedido siete u ocho poemas para publicar en una revista, no sé cuál. Como ella no estaba en condiciones, me pidió que me ocupara de hacer la selección, encargo que acepté con alegría.
Según lo que recuerdo, ésa fue la última vez que la vi con vida, pues a la madrugada siguiente falleció, según testimonios habitualmente confiables. Pero las cosas son aún más complejas. Recuerdo vagamente haber ido al velatorio de Hebe, a la misa de cuerpo presente y a su sepelio. Recuerdo haberla visto, y recuerdo el ambiente, los familiares y amigos. ¿Pero qué es lo que vi? En mi memoria, apenas un doloroso traslado, un notorio cambio de residencia. Y me parece que Hebe sabía muy bien adónde iba. No obstante, a los amigos y cultores de su poesía nos perturba un hondo sentimiento de pérdida. ¿Cambiaron las costumbres de Hebe Solves, tiene ahora otros amigos? Para mí, lo único seguro es que esta amiga y creadora entrañable, esta voz tan peculiar, sigue cantando.
En su poesía, fruto de una mirada muy propia (ironía, humor, acentuado sesgo conceptual), sigue aflorando lo real desde ángulos inesperados y la intemperie del ser enraizada en los entrecijos de la cotidianeidad.
Dejemos que teólogos y sociólogos averigüen dónde está Hebe ahora, qué ha sido de ella, y escuchémosla como siempre, pues Hebe canta para nosotros su poesía experiencial, reflexiva y conmovedora.
Pero estoy confundido. ¿Cómo es esto de que se ha muerto si continúa cantando? Mi confusión aumenta cuando recuerdo que yo mismo le leí, mientras estaba postrada (en su casa o en el hospital), textos de Cortázar y Neruda, el famoso Romance del Conde Arnaldos (una lección de alta poesía), y también un romance de Antonio Machado que le gustaba especialmente. Todo ello es cierto, y muy verosímil lo que dicen, por lo que mi estupor ha llegado a un grado extremo. Y, si ello es posible, hay otro hecho que aumenta aún más la dificultad: un atardecer, en su casa, Hebe me contó que le habían pedido siete u ocho poemas para publicar en una revista, no sé cuál. Como ella no estaba en condiciones, me pidió que me ocupara de hacer la selección, encargo que acepté con alegría.
Según lo que recuerdo, ésa fue la última vez que la vi con vida, pues a la madrugada siguiente falleció, según testimonios habitualmente confiables. Pero las cosas son aún más complejas. Recuerdo vagamente haber ido al velatorio de Hebe, a la misa de cuerpo presente y a su sepelio. Recuerdo haberla visto, y recuerdo el ambiente, los familiares y amigos. ¿Pero qué es lo que vi? En mi memoria, apenas un doloroso traslado, un notorio cambio de residencia. Y me parece que Hebe sabía muy bien adónde iba. No obstante, a los amigos y cultores de su poesía nos perturba un hondo sentimiento de pérdida. ¿Cambiaron las costumbres de Hebe Solves, tiene ahora otros amigos? Para mí, lo único seguro es que esta amiga y creadora entrañable, esta voz tan peculiar, sigue cantando.
En su poesía, fruto de una mirada muy propia (ironía, humor, acentuado sesgo conceptual), sigue aflorando lo real desde ángulos inesperados y la intemperie del ser enraizada en los entrecijos de la cotidianeidad.
Dejemos que teólogos y sociólogos averigüen dónde está Hebe ahora, qué ha sido de ella, y escuchémosla como siempre, pues Hebe canta para nosotros su poesía experiencial, reflexiva y conmovedora.
Máximo Simpson
Poemas de Hebe:
El brillo de Osiris
El amor es lo cierto que no sabe
decirse. Somos niños que atisban
la rendija del cuarto de los padres
y el asombro nos contagia la risa,
El amor es lo cierto que no sabe
decirse. Somos niños que atisban
la rendija del cuarto de los padres
y el asombro nos contagia la risa,
la angustia de la muerte y la certeza
del cuerpo desmembrado. Quién olvida
el nudo de los brazos, las caderas,
el sexo poseído donde brilla
del cuerpo desmembrado. Quién olvida
el nudo de los brazos, las caderas,
el sexo poseído donde brilla
la estrella del amor, la buena nueva
que es el nombre del mundo cuando alguien,
con una voz burlona, nos anima
que es el nombre del mundo cuando alguien,
con una voz burlona, nos anima
a ser los cuerpos de las marionetas
en el lecho del tiempo. Y la voz vibra
como si fuera nuestra, hasta callarse.
en el lecho del tiempo. Y la voz vibra
como si fuera nuestra, hasta callarse.
A mis hijos
Inaudible es el nombre que elegimos
para decirnos que agoniza el rumbo
de la mitad que fuimos. Sé que es mucho
el silencio para siempre unido
Inaudible es el nombre que elegimos
para decirnos que agoniza el rumbo
de la mitad que fuimos. Sé que es mucho
el silencio para siempre unido
al hueco de la carne, pero escucho
el velo que sostiene la memoria
en la curva del vientre, donde mora
la casa del que fuera sólo uno.
el velo que sostiene la memoria
en la curva del vientre, donde mora
la casa del que fuera sólo uno.
La cadera sostiene lo que arroja
y si el dolor regresa alguna noche
jugando a ser aún lo no nacido
y si el dolor regresa alguna noche
jugando a ser aún lo no nacido
busco cruzar de nuevo aquel abismo
vagamente cubierto por el nombre
del amor, que nos crea y nos despoja.
vagamente cubierto por el nombre
del amor, que nos crea y nos despoja.
Poética
Si yo tuviera algo que decir quisiera
decirlo con palabras inocentes, comunes.
Tengo miedo, nadie me escucha. El mundo sube
y baja, me hamaco sentada en la vereda,
Si yo tuviera algo que decir quisiera
decirlo con palabras inocentes, comunes.
Tengo miedo, nadie me escucha. El mundo sube
y baja, me hamaco sentada en la vereda,
a la puerta de casa. Hablo en voz alta, grito:
¿Dónde se metieron? ¿Qué hay a mis espaldas?
Desde hoy no vivo más aquí, fui expulsada
de la casa y de mí. El mimbre del sillón
¿Dónde se metieron? ¿Qué hay a mis espaldas?
Desde hoy no vivo más aquí, fui expulsada
de la casa y de mí. El mimbre del sillón
hamaca rechina, quiero hablar pero silbo
como una serpiente. Ahora cambio por ladridos,
cloqueos, trinos, miento y me trago palabras.
como una serpiente. Ahora cambio por ladridos,
cloqueos, trinos, miento y me trago palabras.
Estoy meciendo, mezclando ideas en bata
de dormir, públicamente. Les pido: Vengan.
Y no sé qué decirles que valga la pena.
de dormir, públicamente. Les pido: Vengan.
Y no sé qué decirles que valga la pena.
"El amor es algo que no sabe decirse"
ResponderEliminarSu poesía, su mirada dulce, amigable, la bonhomía de su sonrisa, era su manera de "decir el amor"
Gracias Simpson y Artesanías por este amable recuerdo.
Ofelia
Mi querido Maestro, llueve afuera, y adentro, llueve únicamente sobre mis ojos. Me obliga a cerrarlos y transformar en imágenes cada una de las palabras dichas en honor a Hebe. La conocí - creo que lo dije - en la inauguración del museo de la Memoria Manuscrita en San Luis. Me impactó su mirada precisamente y la ausencia que llevaba con ella, no sé, tal vez estuviese enferma ya. Y después, en Pinamar, buscando encontrar joyas en una librería, llega mis manos "El fiel de la memoria" libro de Hebe y aquel poem que tanto me gustó ...Decir "podría" es esperar ser otra, /cercarla, condenarla / ponerla a hablar..." Ese libro, con ilustración de tapa y postales dentro de Máximo Simpson, es uno de mis libros más queridos.
ResponderEliminarLlueve en Córdoba, tal vez llueva también sobre tu casa solariega pero hoy fuiste el más bondadoso de los hombres, dejaste un sol puesto sobre mi día.
Lily Chavez
Que maravilla esa tríada literaria.Me deja sin palabras: que hablen ellos, gracias.
ResponderEliminaramelia
Brillo y una fantástica lucidez en la poesía de Solves y en lo que Simpson dice de ella, con una emotividad que se nota. Hasta las opiniones armonizan con los textos
ResponderEliminarVicente Loza
SENSIBILIDAD Y MAESTRÍA TANTO EN LAS PALABRAS DE MAXIMO SIMPSON COMO EN LA DE HEBE SOLVES. DOS GRANDES Y UNA PÉRDIDA INSUPERABLE DE ESTA MARAVILLOSA MUJER.
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
Reconforta esta amistad entre dos grandes. Se tuvieron ambos en los últimos momentos de Hebe cuando se estaba preparando para mudarse al jardín de la eternidad.Los poemas son cantos al amor, al hijo " que nos crea y nos depoja", mientras vestida en bata pronunciaba su arte poética.
ResponderEliminarPara Hebe,desde ahora, siempre es tiempo presente.¡Gracias Artesanías!