Cartas de Buck
A Douglas Blazek, 22 de marzo de 1966.
Los envenenadores de perros son legión, actúan furtivamente, y rara vez los atrapan. como si no tuviéramos suficiente muerte, ellos juegan sucio con lo poco que hay. ¿y me querían mandar a la GUERRA para salvar a tipos como esos? los envenenadores de perros por lo general son antiguos vecinos del barrio, respetables, religiosos, propietarios, y a menudo sin hijos o con hijos que han crecido y no quieren verlos más. los envenenadores de perros
suelen andar entre los 55 y los 70. la mayoría de ellos amaba a los animales de chicos, pero la sociedad Americana y lo que ella extrae del cuerpo, la mente y el alma puede producir monstruos muy especiales. casi todos están preocupados por la propiedad y los "derechos de la propiedad" como ellos los llaman. y como no tienen otra cosa que abrazar, su mundo se reduce a eso. no hace mucho hubo un doctor por acá que aporreó un cachorro hasta matarlo con el mango de su pistola. ni siquiera era un perro adulto. y lo hizo abiertamente, en su jardín, con los chicos y la gente mirando. (yo no estaba ahí). su excusa fue que el cachorro no tenía derechos en su propiedad. siendo médico y alimentado con la adoración de la gente hacia los médicos y con sus $$$, resultaba más atrevido y estúpido que sus hermanos mataperros. el caso fue a los tribunales, pero no sé cómo terminó. no lo publicaron o me
perdí esa edición. probablemente fue absuelto o lo multaron con $15. la propiedad, la propiedad. yo tuve un lindo perro una vez (mitad lobo, mitad collie, pero amable, amable). un día lo estaba paseando y él se paró a mear sobre una planta que estaba enfrente de una inmobiliaria en Beverly Boulevard. yo lo había entrenado para que lo hiciera en los baldíos, pero él meó en la planta. y salió el tipo de la inmobiliaria gritandome: "¡HEY, SACA ESE PERRO DE AHI! ¡HEY, HEY, HEY! ¡EL PIS ES VENENO, MEO MI PLANTA!" podías oírlo gritar desde Bensenville, Illinois. yo lo miré, miré su cara ¡ácida y sus ojos y su cuerpo colgando ahí. "no controlo el pis de mi perro", le dije con tranquilidad. "¡Bueno, que mee en otro lado, sácalo!" no me moví. el perro o yo, cualquiera de los dos podría haberlo matado. "tu arbolito de mierda no se va a morir", le dije. "y si se muere, te lo pago". "¡¡Saca ese perro de
acá!!" nos quedamos parados hasta que se fue otra vez adentro a contar sus pedacitos de ganancia. a veces pienso que esos tipos casi saben que están muertos, que son feos, que están gastados, y no quieren ver a nada ni a nadie feliz y despreocupado; ni siquiera pueden ver a nadie infeliz, del modo en que nosotros somos infelices. hay que hacerlo a su manera. un auto atropelló a mi perro después de mi última separación. le había dejado el perro a ella. los animalitos domésticos casi nunca mueren de viejos.
¡cómo odio este puto mundo y sus modos y sus valores! Blaz, te vas a recuperar del perro (los perros) muerto, pero no de aquello que lo mata: la bandera Americana. el dinero. la propiedad. los habitantes muertos de ciudades de horror, locura y miedo. cristo, cristo.
Charles Bukowski
La potente voz de Bukowski resuena en su narrativa como en su poesía. No había leído antes esta carta. Sorprendente material.
ResponderEliminarAna María Campra
agachar la cabeza y que resuenen las palabras de Bukowski, un grande.
ResponderEliminarMariano Lazarte
Junín
Mi vecina se queja de que mis perros le ladran cuando la ven y me amenazó con tomar represalias contra los canes. Yo le dije que los perros son sabios y que se expresan con ladridos, no me entendió, tampoco a los perros y es que hay personas que nada entienden y perros que lo entienden todo. Saludo a mi hermano cósmico Bukowski, salud. Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEl viejo y querido Bokowski!! Siempre me produce sensaciones encontradas ...y me conmueve.
ResponderEliminarAmelia
Hasta leer un comentario de Trinelli suena divertido. Siempre tan eficaz con la palabra. Pero hay otros envenenadores de perros también, otra lectura que puede hacerse de este excelente texto del Bukowski.
ResponderEliminarPedro Altamirano
En esa foto Bukowski me recuerda a otra persona, no sé bien a quien. Lo que es inconfundible es su escritura. Brillante!
ResponderEliminarAndrea Casas
Los monstruos que habla CH.B. todavía están entre nosotros y juegan sucio. Palabras mordaces que dan siempre en el blanco.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Las diferentes lecturas, la de Arturo y sus perros (me hizo sonreir como siempre) y esta otra lectura de Marita más cerca de mi interpretación. Esos monstruos de los que ella habla son los verdaderos envenadores de "perros". Gracias por esta publicación.
ResponderEliminarLily Chavez
Charles un campeón, un poetazo, también. Ven lo que pasa, entro a la revista y no me puedo resistir, como si fuera una mina con curvas. Felicito por el material
ResponderEliminarLalo Ledesma
Uno de los grandes méritos de Bukowski: la lucidez y el lenguaje descarnado, la autopsia de la sociedad siglo XX, llamar a las cosas por su verdadero nombre y dar en el blanco. El establishment de los victorianos evoca de Buk la bebida, sus borracheras, etc, vale decir, todos los actos que "horrorizan" a la gente "bien".
ResponderEliminarEs realmente un placer editar al creador de la autopsia del mundo cruel, falluto y mediocre.
Andrés
Y se envenenaron los perros, y se perfeccionaron en laboratorios y en la industria armamentista para matar vietnamistas, afganos, iraníes, y otros y hasta crearon una escuela para torturar y así universalizar la naturaleza destructiva de un sistema y Bukowski nunca se expresó con máscaras .
ResponderEliminarBukowski y aquella generación de postguerra sintió el impacto de la crueldad y la decadencia.
Cristina
Descarnado y horroroso retrato de una realidad.
ResponderEliminarFelicitaciones al editor.
Un abrazo,
Juany Rojas