“...Dudo que alguien pueda leer o escuchar tu historia sin que las lagrimas afloren a sus ojos. Ella ha renovado mis dolores, y la exactitud de cada uno de los detalles que aportas les devuelve toda la violencia pasada...” (Carta de Eloisa a Abelardo)”...
El resultado del cruce de dos rectas.
Imprevisibles e inesperados triángulos.
La fuente de la juventud y el huevo.
Oscuridad y sigilo fecundados. Silencio.
El silencio del inmortal deseo.
La sombra quieta de mi padre.
Las abejas inquietas en el pelo de mi madre.
Amo al silencio. Los ecos del silencio.
De las voces calladas. Antiguas profecías.
De la metamorfosis de una boca.
Del cazador. Cabalgando. Huyendo siempre.
De la manos .Números cardinales. A veces círculos.
De los pies que se van cuando amanece.
El búho y el martín pescador.
Amo los hombres-pez.
Las mujeres desnudas .La tentación.
Los sabores frutales, tan hondos, tan profundos.
Las uvas. El cielo y el infierno.
La bola de cristal craquelada. La inconstancia.
Los álamos. Los jinetes. Los espinos
Los adioses de corcel, patria en el vientre.
Amo la lechuza y la flecha.
Los silencios golpeando mis umbrales.
El abrazo intacto, embriagado, tendido.
Tu fatiga descansada en mi cansado pecho.
El miedo de la lluvia sobre tu piel de jade.
El temor y el milagro y lo dulce y lo amargo.
Las mariposas y los mejillones.
Amo la serpiente, el verde y el azul profundo.
Los campos rojos y los blancos lirios
Y los ojos, ah, amo los ojos.
Y los muertos que veo en los ojos de los gatos.
Los ojos que han mordido mi nombre.
Los ojos que ven alambiques y matraces.
Los ojos que mueren sin mis ojos.
Los ojos que aman los estanques turbios.
Y los ojos de Delfina e Hipólita.
Buscándose, huyendo en su hondo penar.
Y los ojos de Abelardo y Eloisa.
El ojo azorado del infierno de Rimbaud y Verlaine.
De Baudelaire y Louchette.
De Zorba y Bubulina.
De Medea y el hombre con un pie calzado.
Atados a una lira y una cítara.
Los ojos del vacío que apuestan a la vida.
Los ojos de la trasgresión y el pecado.
Amo, los silencios del pecado, entonces.
Amelia, cómo amas la vida y qué hermoso inventario!. Es que la vida es "El resultado del cruce de dos rectas, imprevisibles e inesperados triángulos."
ResponderEliminarAmelia, una clase superior de poética y conocimientos y experiencias. Una gema de estilo y contenido. Me descubro ante tu poesía...
ResponderEliminarAndrés Aldao
Después de leerte, me provoca escuchar de tu boca esta deliciosa secuencia de temas amados. Por eso del ritmo, que me gusta tanto en lo que escribo y leo.
ResponderEliminarVasta la mirada de tu hablante y de anchuras insospechadas su corazón para albergar tanto amor.
Un beso.
Bello poema, y me gusta el título Amelia. Tu poesía es especial, en su estructura, en su llegada, con admiración lo digo.
ResponderEliminarAndrea Casas
La tranversalidad de la vida, en especial de los amores prohibidos, en enumeración de signos que abren nuevos significados, hacen de este poema una " delicia". Muy bien complementado con el cuadro de El Bosco.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Vengo sólo a agregar a mi pirámide de admiración por tu poesía, un nuevo grano de arena...Felicitaciones Amelia
ResponderEliminarLily Chavez