martes, 1 de febrero de 2011

Blanca Varela - poemas



BLANCA VARELA

Lima, (1926 – 2009) Nacida en el seno de una familia de escritores y artistas (biznieta de Manuela Antonia Márquez, nieta de Delia Castro e hija de Serafina Quinteras). En 1943, ingresa a la Universidad de San Marcos para estudiar Letras y Educación. Allí conoce a quien sería su esposo, el pintor Fernando de Szyszlo, al tiempo que comienza a asistir a la tertulia de Peña Pancho Fierro, dirigido por Alicia y Celia Bustamante. En 1949, los esposos parten rumbo a Francia. . Una vez en París conocen a Octavio Paz. En 1954, viajan a Florencia, para volver al Perú un año más tarde. Entre 1957 y 1960 se instalan en Washington, D.C., donde Varela vivirá de hacer traducciones y eventuales trabajos de periodismo. Es también en 1957 cuando Salazar Bondy y Alejandro Romualdo la incluyen en su Antología general de la poesía peruana. De 1977 a 1979 Varela es secretaria general del Centro Peruano del PEN Club Internacional, y en calidad de tal acude a los congresos de Hamburgo (1977), Estocolmo (1978) y Río de Janeiro (1979). De 1974 a 1997 representó en el Perú a la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica. Además ha colaborado en numerosas revistas del Perú y el extranjero. Ha publicado: Ese puerto existe  (1959), Luz de día  (1963), Valses y otras falsas confesiones  (1972),  Canto villano  (1978), Camino a Babel – Antología (1986), Canto villano – Poesía reunida (1986), Poesía escogida 1949-1991 (1993),  Del orden de las cosas  (1993), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993), Canto villano (Poesía reunida, 1949-1994) (1986), Como Dios en la nada (Antología 1949-1998) (1999), Concierto animal (1999). Blanca Varela es una poetisa que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto. Con el instinto del verdadero poeta sabe callarse a tiempo. Su poesía no explica ni razona. Tampoco es una confidencia. Es un signo, un conjuro frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el tiempo, la soledad. Y, también, una exploración de la propia conciencia. En sus primeros poemas, demasiado orgullosa (demasiado tímida) para hablar en nombre propio, el yo del poeta es un yo masculino, abstracto. A medida que se interna en sí misma –y, asimismo, a medida que penetra en el mundo exterior- la mujer se revela y se apodera de su ser. Cierto, nada menos "femenino" que la poesía de Blanca Varela; al mismo tiempo, nada más valeroso y mujeril: "Hay algo que nos obliga a llamar mi casa al cubil y mis hijos a los piojos". Poesía contenida pero explosiva, poesía de rebelión: "Los números arden. Cada cifra tiene un penacho de humo, cada número chilla como una rata envenenada…". Y en otro pasaje: "El pueblo está contento porque se le ha prometido que el día durará 25 horas. Esto es la inmortalidad." La pasión arde y se afila una frase que es, a un tiempo, un cuchillo y una herida: "Amo esta flor roja sin inocencia". 
Octavio Paz

ASÍ SEA

El día queda atrás,
apenas consumido y ya inútil.
Comienza la gran luz,
todas las puertas ceden ante un hombre
dormido,
el tiempo es un árbol que no cesa de crecer.

El tiempo,
la gran puerta entreabierta,
el astro que ciega.

No es con los ojos que se ve nacer
esa gota de luz que será,
que fue un día.

Canta abeja, sin prisa,
recorre el laberinto iluminado,
de fiesta.

Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
 Nadie nos dice


Nadie nos dice cómo 
voltear la cara contra la pared 
y 
morirnos sencillamente 
así como lo hicieron el gato 
o el perro de la casa 
o el elefante 
que caminó en pos de su agonía 
como quien va 
a una impostergable ceremonia 
batiendo orejas 
al compás 
del cadencioso resuello 
de su trompa 
sólo en el reino animal 
hay ejemplares de tal 
comportamiento 
cambiar el paso 
acercarse 
y oler lo ya vivido 
y dar la vuelta 
sencillamente 
dar la vuelta



7 comentarios:

  1. Poemas en los cuales se relfleja la inquietud humana sobre el tiempo, el transitar en la vida (" cambiar el paso/acercarse")en intento de huamnizar lo que se nos escapa. Una actitud estética ante el mundo.
    Un deleite su lectura.
    MARITA RAGOZZA

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  2. NO LA CONOCÍA, Y ESTOY ANTE UNA BLANCA VARELA CUYA POESIA SE ME PARECIO SEDUCTORA. UN EXCELENTE APORTE DE LA REVISTA A MI CRITERIO.

    EDGAR BUSTOS

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  3. Me encantó! No conocía la obra de Blanca y la verdad disfruté muchísimo la lectura de sus poemas. Una nueva perlita de esas que brinda Artesanías.

    Lily Chavez

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  4. Primero, imperdible la introducción de Octavio Paz y la poesía realmente en una reflexiín maravillosa ante el SER.
    gracias. amelia

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  5. Enamorada de estos poemas y claro, coincido con Amelia esa introducción de Octavio Paz vale la pena.
    Muy bella la foto que acompaña los poemas

    María Esther Martinez

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  6. Hermosos poemas y adhiero a los comentarios anteriores.

    Irene

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  7. El prólogo de José Méndez en la antología de 1949-1998 de Visor Poesí (Como Dios en la nada)es también un introdución preciosa.

    Blanca Varela oscura, salvaje, pura entraña...

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