sábado, 19 de febrero de 2011

Néstor Perlongher - dos cuentos




Nació en 1949 (Buenos Aires) y murió en 1992 (San Pablo). Estudió sociología. Fue militante en la izquierda y en el FLH (Frente de Liberación Homosexual). Colaboró en las revistas El Porteño, Alfonsiniario de Poesía y Último reino. Preparó la antología Caribe transplantino. Poesía neobarroca cubana y rioplatense (1991). Escribió dos libros de ensayo, El fantasma del SIDA (1988), La prostitución masculina (1993), y varios volúmenes de poemas como Austria-Hungría (1980), Alambres (1987), Hule (1989), Aguas aéreas (1990), Parque Lezama (1990), de donde se extrayeron estas prosas, y El chorreo de las iluminaciones (1992). Igual, es más fácil conseguir sus Poemas completos.


Caza

    Piernas anticipando el movimiento eréctil de los músculos, el estremecimiento de los muslos en la vidriera de opalina el ojo si espejado lamiese el tornasol, sí nacarado, sí luminiscente, mas (estreñidamente) opaco. Destiñen el fulgor glacial o decolorándolo, pozos de semiluz, como repliegues, si ocultando los vellos al rocío, hiciesen traspasar la turbia mata de un refucilo de torpor, arisco, cínico cuatro en piernas de curtido calambre (y peligroso) degringolar, saltar, garra de mato, en la zarpada, zapa de las piruetas alambicadas de las mechas orondas al relento, la frágil estructura del alambre que mantuviese erguido el jopo, ondea u orondea como oruga el oro lacio de los planos vacíos que palmea, palpando, en el arrastre de las opalinas por los corredores de ceniza y vello que corroe un voile descolorido. Al correrlo, los gases, a fuer de brumas, insistentes, no es que se diluyesen, sino agravasen su rigor ribetes de mampostería enmarmolada en jade, arrebolando el duro estoque carmesí los interiores de lamé, que afuera, en esa consistencia del peinado al raerse por el jade de un rápido carmín, posase los manubrios del cilicio sobre las llagas llanas de una cicatriz superficial, las huellas de la espera esterillada en vertical, el vértigo de la pirueta exagerada en la orillita del cordón. Veredas, veredas trabajadas por la inconsecuencia de un pez palo, escueto, casi rígido en la espadez que explande, que despide, para encantar, ojos babosos, limos de azufre jabonoso en la argentina transparencia.


Pavón 

    Si hubiese cruzado la Pavón cuando él meneándose arisco en una falsa amenaza de fuga o de seguir andando sin parar no hubiese rizado el espacio que corroía la distancia entre la botamanga y la pupila de ojos en compota futuramente hueros si no el sino de su llaverito con gomas de la confitería del molino o fresas aplastadas en la cremallera sonado como si un llamado o efluvio cristalino de lo ebúrneo amor amorenado corcelitos de bruma si esa piel no hubiese guiñado sus pliegues emanando un brillo cuya evanescencia tan leve era tan leve que dejaba ligera en el lampión de un fósforo el rasguido de un encendido dedo si él por no cruzar su puntapié los flecos de la bota o la media inmedia estambres no hubiese vuelto suavemente la mirada pupila en un interno huida de la pecera en un interno externo de un interno anterior del interior venido devenido exterior demás cercano a mí en ese aliento a fresas aplastadas mascadas carcomidas uñas de laca en la ribera aviesa que un carro de nereidas atravesaba el rizo que sobre su frente el telón del talón amarillear tornar el dorado doblón húmedas ascuas porras rociadas caracolas en la baba del bucle el eflejo de su entrepierna aleve flotando en el aire cercano invadido el hollín por el espeso spray de su sudor humor olor tan breve tan ligero que en su escaso paréntesis alzase la amenaza de un dejarse ir de un irse de un afuera de agüero después que nos sería jamás seguro dicha si no hubiese continuado rengueando el taconeo en la vereda para que al borde de las flores de sapo de la zanja se me acercase un viento un flaco viento en el espejo o la esperanza de una unión.

3 comentarios:

  1. Perdonen nunca me gustó mucho este autor, es como que su narrativa me enreda, prefiero la escritura sin tanto rebusque de palabra, prefiero la simpleza. Y no se vengan contra mí los comentaristas, es una opinión muy personal.

    Irene

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  2. Irene: comparto absolutamente su comentario pero siempre aclaro que en estas páginas consideramos los gustos de todos los lectores y, como en este caso, aunque al editor no le agrade este estilo tan..."original y arrevesado", supongo que habrá lectores que pensarán lo contrario, porque sobre gustos...
    ANDRÉS ALDAO

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  3. Comparto totalmente.
    Esta sintaxis "no sintaxis", que rompe la estructura, demasiado pretensiosamente, ES ESO: AMBICIOSA Y SIN SENTIDO.
    Prefiero la precisión de alguien que maneje coherentemente las oraciones, Y TENGA COSAS IMPORTANTES QUE TRANSMITIR. MUY OSTENTOSO, DON NESTOR.
    Demasiado regodeo, exceso de forma, vacía.

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