sábado, 19 de febrero de 2011

ESTER MANN - Volver




Más de un filosofo ha dicho que el pasado y el futuro no existen. El primero es solo memoria o relatos transmitidos en noches de nostalgia. El segundo, se nos oculta, cambiante y escurridizo en los vaivenes de nuestra imaginación.
Sin embargo, una y otra vez retornamos al pasado tratando de retener un aroma, un color, una emoción...
Mientras lo hacemos con el pensamiento, el pasado no nos desilusiona, sigue ahí, esperando que lo evoquemos: esas noches de invierno en que sumergidos en un libro disfrutábamos del calor del hogar; el amigo que tuvimos y que amamos; la calle que nos vió llegar en esas madrugadas de reuniones y camaradería.
Pero si volvemos, si viajamos hasta esa calle, ese amigo, aquel invierno, la realidad nos golpea con su cotidianeidad, su grisura, su extrañez.

Varias veces volví a las calles de mi niñez, busqué en las paredes, la gente, las veredas –un poco más rotas, desteñidas-, pero no encontré nada. No hay huellas de mi paso, no hay gentes que recuerden. Aún cuando el edificio está allí, no me reconoce ni sabe quién soy. Y ese olor, ese sabor ya se han ido con los años que quedaron atrás.

Nada puedo decir que no se haya dicho de mis tentativas por revivir el gusto y el aroma del pasado. Sólo las palabras, inútiles y vacías, intentan transmitir la pequeña anécdota, los sentimientos, el clima de esos días.
Pero el peso de mi tapado azul, el frío sobre mi piel,  el gusto de aquel helado en el húmedo verano que pasó, el retumbar de nuestros pasos en la calle solitaria, todo eso quedará en mi memoria, esperando...





11 comentarios:

  1. Algo así es Ester, en realidad creo que los aromas o las imágenes son elaboradas por nuestra mente pero como sea, las necesitamos, esas imágenes son la historia que nos refugia

    Irene

    ResponderEliminar
  2. Lindo Ester, como sensibilidad nos mete de cabeza en tu escritura.
    Felicitaciones!

    María Esther Martinez

    ResponderEliminar
  3. Así es, Ester, afortunadamente el pasado sigue vivo y reconociéndonos en nuestro pensamiento, no importa que la calle actual no sepa quién eres :tu tapado azul se ha encargado de continuar abrigándote hasta hoy.Este "Volver" tuyo es una reflexión que nos muestra la magia y a la vez la crueldad del tiempo.
    Un abrazo,
    Juany Rojas

    ResponderEliminar
  4. Nurit, querida Ester. Vos sabés que lo que nos salvará es la memoria colectiva , aunque desdibujada pero ESTÁ-
    Un abrazo.
    amelia

    ResponderEliminar
  5. SIN LA MEMORIA, SIN EL DOMINIO DEL POLVILLO QUE QUEDE SOBRE LOS MUEBLES, SEREMOS UNOS PARIAS, MEJOR ES CONQUISTAR COMO SE PUEDA LOS RECUERDOS, LAS ANÉCDOTAS, COMO SEA MATA ESA CRUELDAD DEL TIEMPO DE LA QUE HABLA JUANY

    EDGAR BUSTOS

    ResponderEliminar
  6. Tal vez esto expresado en el texto lo sepamos todos y a todos nos pase Ester pero decirlo, que estalle en cada uno viene bien.
    La felicito

    Pedro Altamirano

    ResponderEliminar
  7. Algo que gusta mucho, mucho de Ester. Lo que dice en su narrativa lo sabemos y es ahí la cuestión, lo sabemos pero a veces no estamos pensando en ello y viene su palabra y nos instala en un sillón, nos cubre con una manta, nos hace sentirnos cómodos y nos cuenta...eso es simplemente, así lo hace y sin embargo, lo que dice, no pasa desapercibido.
    Un abrazo.

    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  8. Coincido con Lily, eso que sabemos lo dice Ester con la tibieza y sencillez que necesitamos para que el recuerdo siga.
    Gracias por esta lectura, Ester, va un abrazo
    Betty Badaui

    ResponderEliminar
  9. Todo lo han dicho los comentarios previos. Tambien siento lo que escribe Ester como una realidad que baja en palabras cubierta de un manto tierno y sensible.

    Irene

    ResponderEliminar
  10. En vano trato de imitar a mi madre con la imaginación. Mi recuerdo copia la imagen de todos los ingredientes. Sigo todos los pasos, creo , pero cuando saco la torta del horno, el aroma y el aspecto no es igual. Pero no importa, Ester, que sea otra torta, por suerte aprendimos a hacer otra parecida, y aquel aroma único y maternal estará para siempre en la caja fuerte o fuerte caja de nuestros sentimientos. No es poco.
    Coincido con todo lo que han dicho acá. Muy bueno tu estilo, Ester.

    ResponderEliminar
  11. La memoria es una madre prolífica que lucha con el tiempo, pero insiste y trae de vuelta y recobra su vigencia lo que hemos vivido y no queremos perder, porque forma parte de nuestro ser.
    Sensaciones que describes, Ester,con la naturalidad de reunir las palabras que nos hacen remontar a la necesidad de recuperar lo importante de la vida.
    Felicitaciones.

    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar