Buscando un libro en la biblioteca que heredé de mi abuelo encontré el que hoy les recomiendo, acá daré una breve pasada por la vida de Leopoldo Marechal, Buenos Aires, 1900 - 1970) Narrador, poeta, dramaturgo y ensayista argentino, autor de esta novela titánica escrita durante su estadía en París. Hablando de esta obra, no queda más que aclarar que esta reseña es apenas un intento de expresar aquello que nace de su lectura, la grandiosidad a la que me parece haber asomado como lectora ya que la historia es difícil de resumir y ciertamente imposible de analizar en apenas un post. Pero como mi idea es siempre dar a conocer la opinión con mucha humildad de aquello que leo y no tanto aburrir con análisis que quizás no estoy preparada y que en otros serían palabras deliciosas y pensamientos acabados, haré el intento de dejar en claro el porqué de su recomendación.Porque esta es una novela que bien merece leerse. (ROMI)
Ya el autor había declarado que:
Ya el autor había declarado que:
"Al escribir mi Adán Buenosayres no entendí salirme de la poesía. Desde muy temprano, y basándome en la Poética de Aristóteles, me pareció que todos los géneros literarios eran y deben ser géneros de la poesía, tanto en lo épico, lo dramático y lo lírico. Para mí, la clasificación aristotélica seguía vigente, y si el curso de los siglos había dado fin a ciertas especies literarias, no lo había hecho sin crear "sucedáneos" de las mismas. Entonces fue cuando me pareció que la novela, género relativamente moderno, no podía ser otra cosa que el "sucedáneo legítimo" de la antigua epopeya. Con tal intención escribí Adán Buenosayres y lo ajusté a las normas que Aristóteles ha dado al género épico."
Si hay algo evidente y que resalta de continuo en Adan Buenosayres es justamente su estilo poético, su construcción a modo casi de una gran epopeya que resalta las cotidianas andanzas de un porteño en el que bien podría reconocerse al propio Marechal. Ya desde este punto y sin miramientos con la historia en sí, la obra es de una sabrosura inconmensurable donde cada descripción, cada imagen, cada retrato, cada palabra es una baldosa escultural en el magnífico mosaico del mundo en el que se mueven sus personajes.
La obra consta de un prólogo y siete libros de los cuales los dos últimos actúan a modo de apéndices o epílogos: "El cuaderno de tapas azules" y "Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia", esta última una parodia en sí misma del infierno dantesco. Todo en su conjunto no es otra cosa que el origen, descripción, desarrollo y habitantes de la ciudad de Buenos Aires, de sus mitos, leyendas y postulados. En el ir y venir de Adán- ¡y qué significativo el nombre del personaje!- y de sus compañeros de aventuras, así como en el continuo discurrir de las ideas filosóficas plasmadas en sus diálogos y reflexiones se va armando el génesis de una ciudad que por aquel entonces, década del '20 o '30, se transformaba por completo, se rehacía, se mezclaba.
El extremo cuidado que Marechal pone en el estilo de su prosa, las palabras utilizadas y las imágenes generadas, reafirman aquello que él planteara al comienzo con respecto ala Poética de Aristóteles. Su novela, a pesar de ser tal, vierte poesía en cada frase. Valga por caso, entre las incontables que posee la obra, la reflexión que Adán se hace al ver unos funebreros bebiendo en el bar del barrio:
"¡Flacos aurigas dela Parca !- rezongó Adán en su ánimo- Galerones raídos, libreas de color verdemuerte y botonaduras de un metal sin gloria. ¡Carontes de pantalón remedado en el culo! Gruñendo cuentan las propinas, o hacen buches de guindado para sacarse de la boca el gusto fénico de la muerte..."
La descripción que hace sobre la reacción de los peatones al ver pasar los coches fúnebres es una clara y profunda cavilación sobre la muerte y el terror que genera en el ánimo del ser humano, en su propio ánimo. Más evidente es aún en el libro VI, El cuaderno de tapas azules, que tomando ya la primera persona la narración, somos testigos del alma misma del protagonista, su alma de enamorado pero también, insisto, de poeta.
Adán Buenosayres es un recorrido ala Buenos Aires ontológica, a sus formas y figuras, a sus barrios y habitantes. Imposible no identificar en cada recorrido del protagonista la esencia del porteño y el origen de la poesía. Valga por todo esto la lectura de una obra descomunal, sensible, atemporal- si se me permite.
Una obra imperdible que recomiendo degustar de a poco, sin apuros, disfrutado de la resonancia musical que encierra en cada una de sus imágenes.
romi
Si hay algo evidente y que resalta de continuo en Adan Buenosayres es justamente su estilo poético, su construcción a modo casi de una gran epopeya que resalta las cotidianas andanzas de un porteño en el que bien podría reconocerse al propio Marechal. Ya desde este punto y sin miramientos con la historia en sí, la obra es de una sabrosura inconmensurable donde cada descripción, cada imagen, cada retrato, cada palabra es una baldosa escultural en el magnífico mosaico del mundo en el que se mueven sus personajes.
La obra consta de un prólogo y siete libros de los cuales los dos últimos actúan a modo de apéndices o epílogos: "El cuaderno de tapas azules" y "Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia", esta última una parodia en sí misma del infierno dantesco. Todo en su conjunto no es otra cosa que el origen, descripción, desarrollo y habitantes de la ciudad de Buenos Aires, de sus mitos, leyendas y postulados. En el ir y venir de Adán- ¡y qué significativo el nombre del personaje!- y de sus compañeros de aventuras, así como en el continuo discurrir de las ideas filosóficas plasmadas en sus diálogos y reflexiones se va armando el génesis de una ciudad que por aquel entonces, década del '20 o '30, se transformaba por completo, se rehacía, se mezclaba.
El extremo cuidado que Marechal pone en el estilo de su prosa, las palabras utilizadas y las imágenes generadas, reafirman aquello que él planteara al comienzo con respecto a
"¡Flacos aurigas de
La descripción que hace sobre la reacción de los peatones al ver pasar los coches fúnebres es una clara y profunda cavilación sobre la muerte y el terror que genera en el ánimo del ser humano, en su propio ánimo. Más evidente es aún en el libro VI, El cuaderno de tapas azules, que tomando ya la primera persona la narración, somos testigos del alma misma del protagonista, su alma de enamorado pero también, insisto, de poeta.
Adán Buenosayres es un recorrido a
Una obra imperdible que recomiendo degustar de a poco, sin apuros, disfrutado de la resonancia musical que encierra en cada una de sus imágenes.
romi
*Extraído del blog de la autora, "Hablemos de literatura", del 25/II/2011
Muy bueno Romi. Marechal también es un autor que a veces no se le da la importancia que tiene pero es valiosísimo; muy interesante lo que dice como que la poesía es todos los géneros o al menos estar presente, incluso en la novela. Gracias Artesanías! Gracias Romi
ResponderEliminarLily Chavez
Leopoldo Marechal fue para la "nobleza intelectual" argentina un desconocido, un vulgar "peronista", tal como Enrique Santos Discépolo, Hugo del Carril y otros escritores "aborrecibles". Adán Buenosayres es una novela imperecedera, que influye en los lectores sensibles y abiertos a la historia de un país y una ciudad. Excelente tu texto, Romi, es lo menos que puedo decir. Abrazo, Andrés
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