jueves, 18 de marzo de 2010

Julia de Burgos

5 Cinco días 18-08-09  (2009)


Canción amarga

Nada turba mi ser, pero estoy triste. 
Algo lento de sombra me golpea, 
aunque casi detrás de esta agonía, 
he tenido en mi mano las estrellas. 

Debe ser la caricia de lo inútil, 
la tristeza sin fin de ser poeta, 
de cantar y cantar, sin que se rompa 
la tragedia sin par de la existencia. 

Ser y no querer ser? esa es la divisa, 
la batalla que agota toda espera, 
encontrarse, ya el alma moribunda, 
que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas. 

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro! 
Fuera de tu canción soy ala seca. 
La muerte y yo dormimos juntamente? 
Cantarte a ti, tan sólo, me despierta.


Canción de la verdad sencilla



No es él el que me lleva? 
Es mi vida que en su vida palpita. 
Es la llamada tibia de mi alma 
que se ha ido a cantar entre sus rimas. 
Es la inquietud de viaje de mi espíritu 
que ha encontrado en su rumbo eterna vía. 
El y yo somos uno. 
Uno mismo y por siempre entre las cimas; 
manantial abrazando lluvia y tierra; 
fundidos en un soplo ola y brisa; 
blanca mano enlazando piedra y oro; 
hora cósmica uniendo noche y día. 

El y yo somos uno. 

Uno mismo y por siempre en las heridas. 
Uno mismo y por siempre en la conciencia. 
Uno mismo y por siempre en la alegría. 

Yo saldré de su pecho a ciertas horas, 
cuando él duerma el dolor en sus pupilas, 
en cada eco bebiéndome lo eterno, 
y en cada alba cargando una sonrisa. 

Y seré claridad para sus manos 
cuando se vuelquen a trepar los días, 
en la lucha sagrada del instinto 
por salvarse de ráfagas suicidas. 

Si extraviado de senda, por los locos 
enjaulados del mundo, fuese un día, 
una luz disparada por mi espíritu 
le anunciará el retorno hasta mi vida. 

No es él el que me lleva? 
Es su vida que corre por la mía. 

Se recogió la vida para verme pasar. 
Me fui perdiendo átomo por átomo de mi carne 
y fui resbalándome poco a poco al alma. 

Peregrina en mí misma, me anduve un largo instante. 
Me prolongué en el rumbo de aquel camino errante 
que se abría en mi interior, 
y me llegué hasta mí, íntima. 

Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo 
y me hice paisaje lejos de mi visión. 

Me conocí mensaje lejos de la palabra. 
Me sentí vida al reverso de una superficie de colores y formas. 
Y me vi claridad ahuyentando la sombra vaciada en la tierra desde el hombre. 

1 comentario:

  1. Siempre sostuve, no es fácil escribir un poema de amor . La poeta lo logra.Hermoso poema. Gracias. Amelia

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