BETTY BADAUI
PROYECCIÓN *
Ayer...Hoy...
La infinitud de los minutos transmutados en horas, en días, en la vesania incognoscible del tiempo sin edad...
Todos los días buscando su mirada. Una mirada verde, o azul, o gris; o negra como mi congoja.
Porque mi congoja nació en el mismo instante en que quise adivinar la acuarela de su mirada, el ardor de su pasión o la humedad de su ternura.
Tres años siguiendo la misma rutina...
Llega al bar, cabizbaja, con su pensamiento en una lejanía que yo recorro hasta detenerme en sus neuronas, en el espesor de su masa, en el interior de su recorrido vital. Entonces la descubro rememorando, cubriendo paisajes con la lozanía de su mente incontaminada. Percibo horizontes, hallo como una suerte de contrastantes láminas, todas distintas porque en cada una de ellas bulle un sentimiento diferente; como la acuarela de sus ojos, que pueden ser verdes, o azules, o grises; o negros como mi congoja.
Como todos los días me acerco a la mesa que mira hacia el norte y se enfrenta con el cartel luminoso: Xuxa y Roberto Carlos, Roberto Carlos y Xuxa... guiños verdes, azules, grises... y negros como una mala noche.
La uniformidad de los días me indica inflexiblemente que no veré su mirada; que otra vez dejará escrito en la servilleta de papel: “una lágrima, con dos sobrecitos de azúcar, por favor”.
...”una lágrima, con dos sobrecitos de azúcar, por favor”.
Yo traeré la lágrima y los dos sobrecitos, buscaré su mirada de cuarzo, recogeré los noventa centavos y me iré con el desengaño hundido en mi piel, que adivina los claroscuros oculares, la húmeda simpleza de los lagrimales, el triste asombro de un tiempo marcando avances y retrocesos...
Ella se levantará, recogerá su bolso negro que adentro quizás sea verde, o azul o gris. Caminará, como siempre, mirando las baldosas, saldrá, cruzará la calle y otra vez el Fiat negro; y esa mirada que nunca sabré de qué color es quedará aprisionada, eternamente, en el asfalto.
Yo abriré el bolso, buscaré impaciente el color: verde, azul, gris o negro. Y nuevamente mi loco estupor, nuevamente mi rostro apresado en una foto carnet cuatro por cuatro, cuyos colores verdes, azules y grises estallan dentro del bolso negro.
- Del libro: IVO,
- UNR EDITORA, año 1998.
impecable y muy bello el estilo: armonioso, rico, delicado. Un placer su lectura. susana zazzetti
ResponderEliminarCuando veo tanta poesía y belleza en un texto ,no puedo evitar recordar a Isidoro Blainstein cuando dice que la diferencia entre la prosa y la poesía, es colocar esta, en caminitos de hormigas, uno arriba de otro.
ResponderEliminarRealmente una alegría leerte. amelia arellano
Gracias Susana y Amelia por la lectura y las interpretaciones.
ResponderEliminarMuy especialmente agradezco a Andrés por la diligencia en su labor difusora y desinteresada.
Abrazos
Betty
Hola querida Betty,
ResponderEliminarqué gusto encontrarte aquí, con este texto que conocía y que me encanta. Un poco como dice Amelia, hay poesía en tu texto y eso siempre es buenísimo, lo dije otras veces. Un abrazo y felicitaciones
Lily Chavez
Un texto interesante que deja un sabor a nostalgia y misterio en un tiempo que transcurre y no.
ResponderEliminarUn abrazo, Juany Rojas
Solamente dos palabras: muy bello. La felicito. Rebeca Sbezzi- Córodoba
ResponderEliminarLily, Juany y Rebeca, gracias, un abrazo.-
ResponderEliminarBetty