CELIA GOURINSKI
Noche compañera |
Noche compañera, antigua ola de negruras narcóticas, déjame recordar las risas más sórdidas del acecha de mí misma, ola de compasiones más salvajes que el patíbulo, y enséñame a despertar en tu lecho como si no te interrumpieras nunca por los rostros niños de los que pecaron y se absuelven en tu poesía Gran madama de lupanar, estrecha tus vínculos de fuego con el sol abierto que es tu secreto, y no me dejes indemne, por si fuera poco haberte amado tanto Ábreme te digo, esta aventura de ser tu más fiel com- pañera de festines ebrios, con un susurro de bellas bestias a las que no domestica el canto de las sirenas Yo vuelvo a descubrirte, noche compañera, en el laberinto que es una queja de puro deseo, lujuria y miedo que crece, de puras cicatrices que avivas para que el dolor no sea un espía desterrado, más bien dolor de hombre y amante, de hombre de mujer y demonio travieso, dolor de doler cuando la carcajada miente el sentido trágico del cuento inconcluso, oh dolor sabio que desnuda el tiempo Noche compañera, señora del desvarío: acógeme en tu tierra de infinito horizonte, hiéreme si no adivino que también me amas en cada hombre en cada Centauro, en cada vorágine de alta mar Y me despierto en ti, en los lugares más puros de mi alma, oh noche compañera, veraz impiedad, amor impío, espejo cruel, me amo y te amo en el tiempo de las altas locuras |
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