martes, 16 de marzo de 2010

SILVINA OCAMPO 


 CIELO E INFIERNO VIII


Buenos Aires ( 1903 -1994). Creo que son escasos los lectores, de literatura nacional que no conocen la trayuectoria cultural de "las Ocampo", aunque Victoria aventajara en trece años de edad a su hermana.  Recordar que Silvina se relacionó siempre con el grupo de Florida y que casó con el escritor Adolfo Bioy Casares.  .  Esencialmente inclinada a la narrativa, la poeta descubrió en un destello de relámpago su gusto por la poesía y buscó en ella el horizonte confesional que le daría paz interior.  Eligió, por lo general, poemas estróficos de cuatro versos de rima consonantada y se refugió con frecuencia en el soneto, siguiendo el estilo de su tiempo.  Cultísima en su expresión, amó la naturaleza y caminó al atardecer entre senderos " de largas cabelleras que lloran en el viento".  Vale su recuerdo entre nosotros, entre hombres y mujeres que no están, entre los que están y " que alguna vez movieron los labios para decir mi nombre"  Obras:  "Las Invitadas"  "Espacios métricos" "Poemas de amor desesperado" y otras. Susana Zazzetti.
 
        Al Rencor
 
No vengas, te conjuro, con tus piedras:
con tu vetusto horror, con tu consejo,
con tu escudo brillante, con tu espejo,
con tu verdor insólito de hiedras.
 
En aquel árbol la torcaza es mía,
no cubras con tus gritos su canción,
me conmueve, me llega al corazón
repudia el mármol de tu mano fría.
 
Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré en tu avara
desolación. Y si de mí te vengas/
 
 
que épica al menos sea tu venganza,
y no cobarde, oscura, impenitente,
agazapada en cada sombra ausente,
fingiendo que jamás hiere tu lanza.
 
Entre rosas, jazmines que envenenas
¿ por qué no te ultimé yo en mi otra vida?
Haz brotar sangre al menos de mi herida
que estoy cansada de morir apenas.
 
        Nos iremos, me iré con los que aman
 
Nos iremos, me iré con los que aman,
dejaré mis jardines y mi perro
aunque parezca dura como el hierro,
cuando los vientos vagabundos braman.
 
Nos iremos, tu voz, tu amor, me llaman:
dejaré el sol plateado del cencerro
aunque llegue a las luces del desierto
por ti, porque las frases me reclaman.
 
Buscaré el mar por ti, por tus hechizos,
me echaré bajo el ala de la vela,
después que el barco zarpe cuando vuela
 
la sombra del adiós. Como en los fríos
lloraré la cabeza entre tu mano,
lo que me diste y me negaste en vano.
 
  de "Hist. de la Lit. Contemporánea Arg."

2 comentarios:

  1. Hermoso poema, un conjugación entre el cielo y el infierno. Gracias, abrazo. Amelia

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  2. Entre cielo e infierno como dice Amelia, o entre espinas y pétalos, la voz de Silvina debería ser más difundida. Gracias Susana y a Artesanías por este aporte.
    MARITA RAGOZZA

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