miércoles, 31 de marzo de 2010

NADINE ALEMÁN


DE BAJON  (LIDIA KALIBATAS)

CORTÉSMENTE 

La señorita Andrea me saluda con simpatìa, todas las mañanas me sonrìe al salir. Yo me siento bien cuando la gente pasa y me saluda. Pero hay gente que no lo hace, que cree que porque sòlo barro no merezco que me saluden cortèsmente. Don Gerardo tambièn me saluda, es viejo, siempre anda de traje y corbata y tiene olor a tabaco, levanta su sombrero para contarme que hace frìo, que està hùmedo o que "frìos eran los de antes". A mì me gusta barrer, no quiero hacer otra cosa, ese golpe en la cabeza cuando era chico, hizo que la mitad de mi cabeza dejara de crecer y que mi cerebro estuviese apretado allì para siempre. Mi mamà decìa que no tenìa que hacerle caso a las voces que a veces escuchaba, mi papà me pegaba porque decìa que yo inventaba fantasmas, ¡pero los veìa de verdad!
Me gusta barrer, aunque me canso porque me agarran como unas ganas de barrer todo ràpido y no puedo parar; en el sòtano, a veces agarro el martillo y le doy y le doy a un clavito, y hasta me lastimo pegando con el martillo, pero no puedo parar.
Mamà no està para preguntarle, ahora tengo que arreglarme solito, porque soy grande. Papà me dice (cuando no toma vino) que tengo 43 años, yo no sè cuànto es 43 pero parece que es mucho. Extraño a mamà, ella me entendìa, nos quedàbamos dormidos mirando la tele a la noche. El gato se fue cuando ella muriò, nunca màs lo encontrè, y eso que lo busquè por todo el barrio. Extraño a mamà, ya no como màs guiso desde que mamà no està.
La señora del quinto no me saluda, es como una actriz de la tele con sus pieles de animales en el cuello y siempre tiene olor a flores. Ella antes tenìa un perrito, se le escapò, yo lo encontrè y se lo iba llevando al quinto, pero el perrito me mordiò en el ascensor, le peguè y no pude parar; cuando me di cuenta se habìa muerto. Fue como lo que me pasa con el martillo o con la escoba, que no me puedo detener, lo tuve que poner en una bolsita y guardarlo en el bote de basura para que el conserje don Arturo no me retara.
El novio de la chica del segundo me dice "engendro" y la chica se rìe, y yo me rìo si la chica se rìe, total, no sè lo que serà "engendro". Esa chica es linda, tiene el pelo largo y tiene olor a manzana a la mañana. Ella me saluda cortèsmente y me da chicles, el novio no.
Pienso en lo que màs me gusta en el mundo: los gatos y sus bigotitos que se mueven como antenas, comer dulce de leche tirado en la cama cuando es de noche, la tele cuando cantan y bailan, el olor a manzana de la chica del segundo, alcanzarles la pelota a los chicos cuando se les sale de la plaza y que me saluden cortèsmente cuando yo barro a la entrada y pasa la gente a la mañana.
Estoy solito sentado aquì en el sòtano, con el martillo en la mano, y tengo sangre pero no me duele nada, la sangre es de la cabeza del novio de la chica del segundo, que està tirado ahì, pero yo no me puedo mover a ayudarlo. Me da ganas de llorar., mi papà me va a retar, ¿còmo le voy a explicar que el chico me vino a pedir algo y me dijo "engendro", y que yo estaba con el martillo y no me pude detener?

5 comentarios:

  1. ay, Nadine, aunque me duele el alma este monólogo, tengo que decir que está estructurado en un orden perfecto, armonía narrativa y sintaxis correcta. el tema está llevado con precisión y delicadamente. Un saludo cordial. susana zazzetti.

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  2. Relato conmovedor, excelentemente escrito.

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  3. Terrible Nadine. Desde la ilustración ¿niño hombre u hombre niño? Los ignorados por la historia a veces tienen que hacer actos terribles para dejar de serlos.Mi abrazo. amelia arellano

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  4. olga cabrera ladu1 de abril de 2010, 19:32

    Muy bueno!!!!FELICITACIONES.

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  5. Muchas gracias por recibir a mi hombrecito aquí. Él, Bianca, la Mujer Digna, la yegua Aúca, todos agradecen esta mirada y la caricia que es para ellos su lectura. Un abrazo y gracias.

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