ANDRÉS ALDAO
Y Entonces Entraron Esos Hombres
Siempre me acuerdo de mi mamá se preocupaba por alcanzarme el tazón de leche ponerme el guardapolvo bien arregladito porque decía mi mamá que la limpieza de afuera muestra la limpieza de adentro y la verdad que yo no sé muy bien que quería decir mi mamá con eso pero si ella lo decía tenía que ser muy importante y mi papá también la escuchaba a ella porque mi mamá es la que nos decía a nosotros lo que teníamos que hacer y mi hermanita Celia y mi hermano Juan y mi papá siempre le hacíamos caso porque mi mamá sabía de todo y se ocupaba de nuestras necesidades y de la comida y de la ropa y de nuestros juegos y si salíamos a pasear también mamá nos decía como vestirnos y no te pongas esa corbata Atilio (que es mi papá ¿saben?) porque no combina con el traje y a mi hermanita no la dejaba ponerse el vestido con encaje que le regaló la abuela Sara que es la mamá de mi mamá en el cumpleaños de Celita y cuando un día le pegué al Beto porque me dijo "uruguayo muerto de hambre" fue mi mamá al colegio porque la maestra la mandó llamar y me pusieron en penitencia y también mi mamá me puso en penitencia en el rincón y no me dejó ver la tele me acuerdo que me chilló y me dijo che botija sos un peleador y al ratito se ablandó y dijo “ta ta” andá nomás y yo pensé que buenaza que es mami y esa noche se lo contó a papá que se puso a reír y le dijo a mamá pero dejalo al botija que aprenda a ser hombre y ese domingo papá me llevó a la cancha de Atlanta pero ésta no es la camiseta de Peñarol ya lo sé hijo pero no estamos en Montevideo y me compró maníes y esa noche mamá nos dijo hoy comemos como si estuviéramos en Andes y la 18 y nos preparó «chivitos» y después nos mandó a dormir mamá nunca estaba cuando volvíamos de la escuela porque trabajaba en lo de la señora Silvia y mi hermano nos calentaba la comida y todos los días mamá preguntaba ¿comieron todo? ¿estaba rico el arrocito? y me acuerdo el día ese que volvimos y mamá estaba en casa y le preguntamos porqué no fue a trabajar y mamá nos dijo fuí pero algo pasó en la casa de la señora Silvia porque estaba llena de policías y yo me asusté y volví para casa bueno vengan a comer y esa noche nos fuimos a dormir temprano y papá y mamá hablaron en voz baja parecían asustados y a los ojos de mamá los vi llorosos y no me acuerdo más y entonces entraron esos hombres y rompieron los muebles y le pegaron a mi papá y a mi mamá que gritaba no se porqué «socorro, suéltenme por Dios!» la tiraron al suelo y la pateaban y yo y mis hermanitos nos pusimos a llorar y se los llevaron y no los vimos nunca más a mi mamá y a mi papi… y después nos vino a buscar la abuela Sara y nos quedamos con ella y yo ahora estoy aquí solo separado de mis hermanitos y de mi abuela que a veces me viene a visitar con Juancito que tiene unos bigotes como de hombre y Celia con los labios pintados y tacos de señorita ellos están tan grandes y yo no sé porqué me quedé chiquito y ellos no… sí, siempre me acuerdo de mi mamá… y entonces entraron esos hombres…·
Comentario que vale para los çotros relatos, con temas afines
ResponderEliminarSin palabras, me quedo sin palabras, es una sensación de duelo tan intensa, como ir al velatorio y querer hablar con el muerto. Sensación que solo puedo trasmitirla cuando le acerco el beneficio de la tranformación en el acto creador.Gracias por la MEMORIA.
Un abrazo fuerte! amelia
como amelia, me quedo sin palabras y pienso en los niños que han vivido un dolor más grande que su propia edad. recordar. siempre. susana zazzetti
ResponderEliminarMi abrazo fuerte en esta evocación del dolor y la memoria.
ResponderEliminargracias por esta militancia de mantener viva la memoria para que no vuelvan a entrar esos hombres (ni otros) a la casa de alguien, a despellejarnos el alma.... Un abrazo fraterno. Fabiana León
ResponderEliminarQuerido Andrés ¡qué maestría la tuya! poder narrar sin golpes bajos y desde ése punto de vista tan tierno tamaña injusticia, un abrazo, C. Arturo Trinelli
ResponderEliminarHoy, tan a la distancia, comprendo que "...entonces entraron esos hombres" fueron unas escenas que quedaron plasmadas en la retina y la conciencia, cuando la patota revolvió nuestra casa, tiró los enseres, robaron el dinero,se apropiaron del dinero, los libros y los discos, todo delante de los hijos: un bebé de quince días, Silvio, y una nena de un año y diez meses, Paula Andrea (hoy Ronit Sela)... Escenas que se prolongaron en la pocas visitas a mí en Devoto y una sola vez en Resistencia, Paula y su abuela.
ResponderEliminarEsas escenas dejan huellas profundas: nuestros hijos siempre tendrán en la memoria "Y entonces entraron esos hombres...".
Andrés Aldao
Somos legión los que estamos detrás de vos, siguiéndote
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