ESTER MANN
Tres Mujeres
Otra vez se vieron a si mismas de espaldas, corriendo y tratando de alcanzar al bebé, pero sin verlo. Sabían que estaba allí, más adelante, trepándose a una muralla, un árbol o una montañita de piedras, como hacía siempre. Pero esta vez la gozosa expectativa de alcanzarlo y decirle: "te atrapé!" estaba teñida de temores. En el sueño, no estaban seguras de encontrarlo. Temían no reconocerlo, no sabían si él querría volver con ellas, si las aceptaría. Los corazónes latían con fuerza y parecía que iban a detenerse. Sentían un nudo, como un puño cerrado en el centro del pecho y no podían respirar. Alrededor no veían el parque de juegos del barrio si no una llanura interminable de arena y piedras. El sol era de un amarillo improbable, apagado, como anunciando una tormenta de otras latitudes.
Elena despertó de pronto. Otra vez ese sueño que la devolvía al pasado, un pasado que podía haber sido suyo. Ese niño que por su propia decisión no había nacido pero que tercamente volvía cada tantos meses a su memoria. Siempre sin verlo pero sabiendo que estaba allí, que se escapaba de ella, que se le negaba. Y ella siempre detrás, sabiendo quién era pero a la vez viéndose como una desconocida. ¿Habría sido todo distinto si el niño viviera? Patty tendría un hermano… Pero en esas condiciones, ¿lo hubiera querido, hubiese cuidado de él? Y Aníbal, ¿se habría quedado para compartir la carga o se hubiera largado de todas maneras?
Cuando tomó la decisión sin consultarlo con él, sabía que arriesgaba toda su vida. Que muchos la iban a condenar. Pero tuvo miedo, horror y miedo. ¡Así fueron las cosas! Se levantó con esfuerzo, se abrigó y salió al jardín. Desde el otro dormitorio le llegó la voz de Patty: -¡Mami! Es muy temprano, quedate en la cama un rato más, hace frío!
No le contestó, volvió a entrar y se fue a la cocina a preparar el desayuno.
...
Delia se dio vuelta una vez más. Otra mañana como todos los días: Elena se levanta y la Patty le habla desde la cama; "total, la que se despierta soy yo", pensó. Ahora que finalmente se jubiló y puede dormir tranquila, no la dejan. Y justo en medio del sueño, de ese sueño que vuelve a veces y que le alegra el dia entero. Se ve corriendo detrás de un niño, pero sin verlo. Los dos riendo y cantando. !Cómo un sueño puede tener tanta dulzura! Pero al final está angustiada y no sabe por qué. Tal vez por ese lugar extraño en el que transcurre el sueño: una pálida y desierta llanura amarilla, iluminada por un sol enfermo. Pero trata de olvidar esa parte del sueño, de no darle importancia.
No le interesa, lo primordial son las primeras escenas en las que se ve feliz con su hijo; está segura que en el sueño ése es su hijo. Es como si fuera un recuerdo…Y hasta le puso un nombre al chiquito. A veces imagina que en verdad tuvo un hijo pero que vive lejos y por eso no se ven. ¡Lástima que no se puedan fotografiar los sueños!
Nunca le contó a su hermana esas fantasías. Cualquier persona normal se reiría de ella, la tildaría de solterona loca. Pero no hace mal a nadie. Pensar en recuerdos imaginarios no es muy diferente de recordar. Todo es humo que se desvanece en un instante …Da otra vuelta, pero ya no puede dormir. Se viste y entra a la cocina.
····
Hace horas que no duerme. Patricia se pregunta dónde estará Daniel. Soñar con él le parece de mal agüero. Y pensándolo bien, no sabe si es un sueño o una reminiscencia. Seguro que muchas veces habrá corrido así detrás de él, riendo y gritando. Lo raro del sueño era el sol, un sol amarillo y frío. Y el campo era extraño, sin árboles, con una chatura rara, como si lo hubieran aplastado. Y esa rigidez en el pecho: parecía que el corazón no latía. ¿Por qué tenía que viajar tan lejos? ¿Acaso había sido una mala madre? Es verdad que lo había criado entre tres mujeres, sin padre, sin abuelo…Pero había hecho todo para que fuera feliz, para que no sienta la falta de ese desconocido que ni sabe que tiene un hijo. Otros chicos, con padre y madre, abuelos y tios, también se van de viaje y no escriben ni llaman por teléfono.
Daniel, Daniel, volvé a casa —susurró como en una plegaria. Se levantó de mala gana, se vistió para ir a la oficina y fue a la cocina.
–Buen día, mamá. Buen día tía. Si llega carta de Daniel, avísenme por teléfono, por favor. ■
Ester Mann
Todo un significado inteligentemente planteado. Muy bien escrito. Me llegó a inmensidades Ester.Tanto que escribiría una sábana en que la transparencia de los lagrimones no se verían. Felicitaciones. Es realmente fuerte, tierno y los tiempos muy bien manejados. Abrazo.
ResponderEliminarMaría
un sol amarillo y una llan.ura que acompañan este sentir tan femenino, tan concretamente representado. Excelente estilo, ester, me encantó.
ResponderEliminarComo siempre , Ester, me sorprende y me conmueve el remate. Y me quedo con las palabrs "ojalá se pudieran fotografiar los sueños"
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
amelia
Sueños, premoniciones en un escenario de colores improbables que tensan el relato, saludos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarEster llegas al lector de una manera increíble, a veces cuando miro tu foto, tu mirada tan transparente, recuerdo tus textos, hay una tenura, una sutileza en tu narrativa que es muy valedera para quien lee. Me gusta ese estilo tuyo que como un puño nos toca el alma. Un abrazo.
ResponderEliminarLily Chavez
El interior de las mujeres del texto, tan lleno de preguntas y planteos, que sueñan, pero siguen adelante con sus vidas.
ResponderEliminarHeroínas anónimas, nadie las comprende en su total profundiad.
Gracias Ester, por escribir tan dulce sobre estas almas femeninas.
MARITA RAGOZZA
palabra a palabra golpe a golpe y una realidad innata en tu pluma.
ResponderEliminarCelmiro
mil disculpas, olvidé firmar el segundo comentario. y una nueva lectura de un texto tan significativo. susana zazzetti.
ResponderEliminarMe gusta ese cuenta gotas con el que manejás la información en Tres Mujeres, un texto para volver a leer hasta descubrirle todas las historias que aparecen en simples preguntas que no se responden. Es muy emotivo, femenino y hasta con esos fantasmas acechantes que, en este caso, podría ser un aborto provocado o espontáeo con sus dolores, sus consecuencias y sus traumas. Pero vos contás mucho más, nos llevás y nos traes de la fantasía al sueño y realmente dan ganas de tener una cámara para fijar cuá la realidad y cual el sueño. Felicitaciones, Ester. Ahora entiendo por que no soñaste conmigo. Estabas en otro canal. Muy muy bueno. ElsaJaná.
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