Ernesto Ramírez nos envió el siguiente texto aparecido en La República de Montevideo. Deseo editarlo como una comparación entre el divismo vacío y disfrazado de algunos, y la modestia de quien se jugó con modestia y entrega total sin pedir títulos ni que lo difundan. Andrés Aldao
Murió Julio Adán Sánchez (Chómpiras).
Por Ismael Errandonea
Julito nació el 1º de abril de 1950, en un hogar humilde de Maldonado. Criado con austeridad, aquel niño tartamudo terminó la escuela y el liceo, pasaron los años y como tantos uruguayos pobres del interior, entró al Ejército.
Pachecato mediante, Medidas Prontas de Seguridad, llegó a 1973, donde se instalaba la Dictadura la cual a él lo maduró de apuro. Por negarse a maltratar presos, sus mandos decidieron agarrarlo como ejemplo para el resto de la tropa. Le dieron a mansalva, lo enjuiciaron como traidor a la patria y lo metieron preso.
Producto de varios meses de "tratamiento intensivo", enfermó mental y físicamente.
Pasó 12 años comiendo polenta, ni más ni menos, sólo polenta.
1985: producto del clamor popular, terminó la dictadura y salieron todos los presos. Él no. Pasó de ser juzgado por un tribunal verde (militar) a otro blanco (Médico). Lo dejaron "preso" hasta 1992. Fue el último preso político en ser liberado.
Comienza una nueva vida con una pensión por militar retirado más pensión por enfermedad.
Se dedica a cuidar coches, participa en cuanta movilización popular hay, y en esa militancia se pasa a llamar "Chómpiras".
En las elecciones de 1994, realiza un trabajo de hormiga para hacer campaña a favor del FA. Se sube a los ómnibus a hablar con la gente.
Producto de esta terapia (que ni el mejor fonoaudiólogo hubiera recetado) deja de tartamudear.
Un tipo austero despojado de todo bien superfluo, austero en serio, que vivía con lo puesto, el resto lo daba, salvo la "cantora", porque era un gran amante de la música del flaco Zitarrosa.
Un veterano de cara curtida, pero de alma joven, pues disfrutaba de juntarse con los muchachos.
Pescador de camarones.
Conoció todas las maneras de ingresar en las listas del Clearing de Informes, pero siempre para dar una mano a alguna familia necesitada. Regaló 4 casas a familias diferentes, mientras él deambulaba en pensiones, casas de amigos o familiares. Se endeudaba para comprarle surtidos a los que necesitaran.
Se dedicó a escribir poemas y a promocionarlos en los ómnibus. Así Montevideo conoció al "poeta del ómnibus".
Vaya un homenaje a ese monumento en vida a la solidaridad, a la sencillez, al compromiso con los más necesitados, militante de todas las horas. ¡Salud!. ■
Enviado por Ernesto Ramírez
gracias, ernesto, por darnos a conocer esta persona que pese a las inclemencias humanos hizo un canto de la vida. aplaudo tu intención que pone un freno a la desmemoria. susana zazzetti.
ResponderEliminarMe gustó esto Ernesto. De pronto es la otra parte, dentro de ese ejército también había personas que se negaban a maltratar, a hacer daño a su semejante. Y todo esto que contás que viene después, una vida dolorosa, difícil, tal vez deba quedarme con eso tan lindo de "militante de todas las horas" y el poeta del omnibus. Y en el homenaje al hombre que fue.
ResponderEliminarLily Chavez
ERNESTO UN ARTÍCULO QUE EN SI ES UN CUENTO Y QUE AGRADEZCO SE DE A CONOCER.
ResponderEliminarCELMIRO
¡Salud!. Muchas gracias, Ramirez, por esta conmodora y ejemplificadora vida que nos acercaste. ElsaJaná.
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