sábado, 21 de agosto de 2010

Consejos y trucos de escritura


Expandí tu campo de visión. Cuando observés a la gente o a la naturaleza, no hagás demasiado foco en el cielo hasta perder de vista qué pasa en la tierra. La rótula de la rodilla puede decirnos tanto acerca de una persona como su nariz. El chirrido de los zapatos de alguien puede ser tan significativo como el chirrido de su voz. Mirá arriba, abajo y todo alrededor para dar con los detalles que mejor capturen la cosa que estás describiendo.

Marcá con un círculo tus adverbios. Demasiados adverbios son un signo de que no estás trabajando lo suficientemente duro como para dejar que el lenguaje transfiera la escena de tus ojos a los del lector. Cuando revisés tus escritos, fijáte si hay adverbios innecesarios, irrelevantes o extraños (en especial, lo que terminan en "mente"). Si describís a tu protagonista como alguien que se comporta "amorosamente" y que trabaja "infatigablemente" sólo para llegar a casa y estar con una familia que la trata "terriblemente", lo cual le hace hablarles "amargamente", entonces tenés un problema de descripción. Estás describiendo cosas en abstracto más que con la mirada puesta en alguien en particular. En vez de contarnos que tu heroína trabaja infatigablemente, describí los callos que tiene en las manos o su andar pesado y lento. Examiná tus adverbios para asegurarte de que no los estás forzando a hacer por vos el trabajo duro de observar. No pueden.

Y ya que estás, marcá tus adjetivos. Una buena descripción no se define por el número de adjetivos que haya en cada oración. Cuando estés en la etapa de revisión, contá cuantos adjetivos hay en un párrafo cualquiera. Paradójicamente, una cadena de adjetivos (no importa qué tan claros y llamativos) puede disminuir el poder descriptivo de un momento. Por ejemplo, una oración como "Giró su cara indolente y colorada, hacia el blanco sol abrasador del mediodía" puede ser blanda y pasar desapercibida por la cantidad de adjetivos. "Giró su cara hacia el blanco sol abrasador" es directa y más dramática.

Convertí un símil soso en un adjetivo vívido. A veces, los símiles pueden ser intentos desesperados de un escritor por pintar un mundo vívido. Transformar símiles en adjetivos [o frases] te puede ayudar a variar tu estilo descriptivo y a mantener las comparaciones que ayudan al lector a ver lo que ves. "Tenía una cara como un repollo" puede convertirse en "su cara de repollo". O "Santiago se deslizó del techo al balcón, rápido como un gato" puede ser "su salto felino". Una descripción así, "Cuando Jorge se reía, parecía rugir como un león", puede volverse más efectiva con adjetivos: "Jorge soltó el rugido leonino de una risa."

No mezclés metáforas. Las metáforas mezcladas ponen en evidencia a los escritores novatos. Ejemplo: "Sin ella, él era un pájaro caído del cielo por un disparo, sus cimientos desmoronándose bajo las vigas podridas de su viudez." Optá por el pájaro o por la casa, pero no incluyas ambas. Los pájaros no tienen cimientos ni vigas podridas, y las casas no caen del cielo por un disparo. Podrías probar algo así: "...él era un pájaro al que le disparan en el cielo, súbitamente sin alas, que llora de pena" o ".él no era más estable que una casa al otro lado del camino, sus cimientos desmoronándose bajo las vigas podridas de su viudez." En cualquier caso, no hagas las metáforas demasiado obvias, como las dos anteriores.

Moderá tus metáforas. En el consejo anterior, si querés comparar al pobre hombre con un pájaro sin alas, podés explayarte con la sugestión de un pájaro en vez de decir directamente "él era un pájaro...". Por ejemplo, podría estar sentado en un jardín mirando cómo los pájaros se muestran en pares para la temporada de anidar, o quizás podría recordar cuando era nino y le disparaba a los pájaros y ellos "lloraban de pena". Las metáforas que comienzan "él era un león" están siempre demasiado cargadas al comienzo como para funcionar. Alcanza con la mera sugestión para pintar un cuadro.

Revitalizá tu prosa, mezclando los sentidos. Cuando un pasaje descriptivo falla por alguna razón que no podés discernir fácilmente, prestá atención a los detalles sensoriales. ¿Son todos visuales? Agregá un sonido o un aroma para hacer que la prosa avance de nuevo. (seguirá) 

2 comentarios:

  1. Buenísimos estos consejos, idea de don Aldao? si es así hay que masticarlos uno a uno para ver si conseguimos superarnos. En serio, fantástico, un abrazo.

    Lily Chavez

    ResponderEliminar
  2. Sonreía a veces cuando iba leyendo, pero se encuentra material para aprender.Bueno y necesario
    MARITA RAGOZZA

    ResponderEliminar