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ERNESTO GOLDAR
Ernesto Goldar nació en Buenos Aires. Es poeta y ensayista, ejerció el periodismo y la docencia universitaria, además de coordinar talleres literarios de novela, ensayo y poesía. Fue asesor cinematográfico, candidato a senador, jurado por el Fondo Nacional de las Artes, el Congreso de la Nación y el gobierno de la ciudad. Participó de antologías sobre la historia y la sociología de Buenos Aires, y de las antologías Poetas argentinos del siglo XXI, 2005; Legado de poetas, poesía social argentina, 2007; Poesía argentina contemporánea, 2007; Poetas y Putas, 2008. Es socio honorario de la Sociedad Argentina de Escritores y de la Sociedad de Escritores y Escritoras de la Argentina. Obtuvo el premio Oesterheld. Publicó ensayos de investigación histórica, pensamiento político y crítica literaria; dictó conferencias en universidades nacionales e instituciones culturales públicas y privadas, y es citado por numerosos autores argentinos y extranjeros. Publicó más de veinte libros, con varias reediciones; entre ellas destacan: El peronismo en la literatura argentina; La mala vida; Jauretche; Proceso a Roberto Arlt; Buenos Aires: vida cotidiana en la década del ’50; John William Cooke y el peronismo revolucionario; Los argentinos y la guerra civil española; La clase media en el ’83; ¿Qué hacer con Perón muerto? Y tres poemarios: Feria en San Telmo; Instinto de conversación; y En voz desmayada y baj
Poemas de: EN VOZ DESMAYADA Y BAJALITIGIO
Los lingüistas no pierden el tiempo,
los gramáticos tampoco;
las palabras del poema que nos abren el mundo,
convocadas al fuego del mundo,
develan su misterio en cuanto
son incomprendidas,
Invioladas por las razones
como los dioses y como los hombres
que no buscan ser explicados en la Tierra
sino soportados, custodiados y respetados
como un secreto salvajemente oculto.
POETA NATURAL
La mano, la mano enferma,
la mano enferma escribe.
Imposición ineludible de decir,
o de ocultarlo, que viene a ser lo mismo,
para inventar otra vez un espacio
en la línea de papeles,
de todo olvidar en el descenso.
Afuera el mundo tiembla,
y no puedo detener la mano mortal y maniática
que dibuja palabras, frases y finales,
como si se tratase de una extraña.
No es de mi cuerpo, para nada,
tampoco de mi alma,
generadora de almas.
MI EXTRAVAGANCIA
De tiempos de
historia personal, y de la Historia,
mi preferencia evoca del tren las estaciones,
la de Constitución, la de Retiro,
que por los pasos perdidos atraían,
los inacabados gestos de viajero,
las miradas aún sin consumir.
Se iba a las vecinas cervecerías y a los bares,
al monumento de las construcciones
como si algo más pasara allí,
como a un refugio,
y también por un poco de extravío a ocupar
los asientos de las salas,
los vestíbulos como si fuese un templo.
No sé si el atractivo han conservado,
pero todavía, por su emblema de tierras de viaje,
por sus sistemas y sus estridencias,
por su crisis y su encanto y por su imagen
de vedette envejecida,
es legítimo el deseo de mostrar que otra cosa existió,
ciertas palabras olvidadas que vueltas a decir producen
chispas.
UNA AVENTURA MEMORABLE
Faltar a clase, hacerse la rabona,
entre paréntesis poner la escuela y darse asueto,
al maestro idéntico a sí mismo, a la pedagogía,
al aroma de la insípida tiza y al dictado,
la punta de los lápices, la goma,
los inofensivos rituales iniciáticos,
ese universo severo y el estuche
y las tablas de multiplicación.
Alegría del tiempo merodeador de imágenes,
por tachar las palabras y mirar a las nubes,
por andar lentamente soberano,
por las puertas del sueño, por caminar así,
con ligereza,
y abandonarse a un placer a contracanto
a lo largo de una mañana en primavera.
º º º º º º º º º
Leo a este autor por primera vez y quedo hipnotizada: la poesía sin explicaciones, la mano enferma que escribe y las aventuras del sueño. Un gran regalo.
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA
Ay, cuando vi a Ernesto casi me caigo de espalda pero sobre todo lamentando unas fotos que han desaparecido de archivos que no se si podré recuperar. Conocí a este poetazo y a Miguel Angeli en la presentación de mi libro Sobre lo baldío en la SADE de calle Uruguay y fue tan especial y fascinante, escucharlos y compartir una charla. Me gusta como dice sus poemas y me quedo como en sueños, meditando esas "ciertas palabras olvidadas que vueltas a decir producen chispas" guauu.
ResponderEliminarGracias por esta poesía.
Lily Chavez
PEQUEÑO MUNDO DE COINCIDENCIAS. HE LEIDO HACE UNOS DÍAS A ESTE AUTOR EXCELENTE Y LO ENCUENTRO PARA RENOVAR EL PLACER DE LEER SEGUIR LEYÉNDOLO.
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
Goldar era un pibe y yo un joven veterano, él dedicó bastante a la política y mucho a la literatura, él aparecía en la vida cotidiana y yo trancurría entre las sombras, leyendo la literatura posible y embebiéndome de la clásica política. Goldar no se srrepiente. Tampoco yo me arrepiento aunque Goldar es muy conocido y Aldao es una incógnita; cada uno en lo suyo y todos contentos.
ResponderEliminarAndrés Aldao