IVAN WIELIKOSIELEK
Nunca te había visto hasta hoy y por eso te escribo. Estás en una foto en blanco y negro del brazo de tu hombre en
Sé que vas a casarte en pocos días y hasta es posible que ya estés embarazada de mí. Pero en lo que a mí respecta todavía sos una mujer desconocida, aunque algo en la expresión de tus ojos me dice que puedo confiar en vos y por eso te escribo. Para que le digas a la mujer vieja ( ésa en la que todavía ni sospechás que vas convertirte)que yo no me fui de casa un día " para abandonarla como un mal parido" ( como repetirá a lo largo de los años cada vez que hable del hombre de la foto y que luego de mí). Para que le digas que yo nunca quise quedarme con nada de ella y que si alguna vez le robé la reja de una ventana podrida fue para dársela a un amigo que levantaba su casa. Y que si otra vez le robé aquel par de aritos de "los quince" ( de tus quince) fue para publicar un libro de poesías dedicado a ella ( dedicado a vos).
Pero lo mejor será que a todo esto te lo diga yo personalmente, ya que hay cosas que se dicen con más claridad charlando que escribiendo. Por eso te pido que vengas, que dejés por un rato al hombre que está sentado junto a vos en esa cena y salgas afuera. El hombre ( lo conozco bastante) te va a agradecer que lo dejés un rato solo con los amigos.
Te estoy esperando en la vereda de
Pero vení sin miedo, salí afuera y charlemos un poco. Te lo pido porque confío en tu mirada. Tengo un poco de plata en el bolsillo y quiero invitarte. No es mucha la plata, claro, pero es la que me gano escribiendo. No digo que sea la " alta literatura" pero que más da. De última a vos no te importa demasiado hablar de un escritor que o con un marinero. Al fin y al cabo, dentro de un año me vas a poner de nombre " Iván" no por Turguénev ni para concordar con el apellido polaco de tu marido, sino por un muchacho militar del que siempre estuviste secretamente enamorada. Pero no tengas miedo que nunca se lo voy a decir al hombre de la foto. Por otro lado, con él nunca voy a hablar demasiado durante el resto de mi vida.
Te quiero pedir que alguna tarde ( una tarde dentro de cuarenta años, por ejemplo) la vayas a visitar a la mujer vieja y hablés con ella. Vivirá todavía en la casa del pueblo, estará el televisor prendido a un volumen de locura y ella estará gritando con su segundo marido ( el de la foto se habrá ido de la casa seis años después de esta noche, pero aún no te lo pienso decir). Y una de las cosas que estará gritando luego de una discusión doméstica es que esos "malparidos" la abandonaron. Y te pido que le digas que aunque no lo sepa o no se lo imagine, yo me acuerdo de ella cada noche de mi vida. De sus manos paspadas lavando la ropa en invierno ( tan distintas de tus manos suaves que acarician el brazo de tu hombre), de sus brazos apantallándome durante algún ataque de asma en el patio; de su llanto en aquellas tardes de invierno o de su " hora de la angustia" en aquellos partidos nocturnos del mundial setenta y ocho. También de sus papeles de envolver rayados con recetas que nunca llegará a cocinar en su vida o de los papelitos metalizados de pastillas " Trineo" que rompía en las noches de ansiedad y con los que hacía montoncitos en la mesa. Que le digás eso porque sólo a vos te va a escuchar, que es por eso que viajé al pueblo una tarde de la memoria para hablar con vos y pedirte por favor.
Porque nunca te había visto antes pero confié en tu mirada de mujer desconocida. Porque sabía que ibas a entender lo que te pedía ese hombre desconocido y demasiado parecido al de la foto.
Y decile también cuando la veas, que luego de tomar un gancia con vos en Caza y Pesca ( finalmente ganó el prejuicio de hacerte invisible a mi lado) te acompañé hasta la vereda de
de " Sabatino"
corresponsal Susana Zazzetti
Caramba que no se aguanta sañtar por los aires con semejante texto. Este autor siempre me es un placer leerlo, pero a veces (agradezco a la corresponsal inmensamente)porque no sé si tiene que ver la letra el color, la ubicación, la predisposición o todo junto, pero este texto hoy, me conmovió en esa parte maravillosa de la emoción que deja contento por varias horas. Excelente. Gracias y Abrazo
ResponderEliminarquerido amigo, increíble prosista, iván mira hacia su adentro y allí está la palabra esperando. me conmueve este texto, párrafo final que lo dice todo. abracito, iván, hasta más luego. susana zazzetti.
ResponderEliminarVálgame compañeros de lectura que este texto sacude, comparte, imgina, presiente que el autor de estas letras es alguien de mucho sentimiento con respecto a cualquier emoción del hombre que valga la pena, (no espantarse todas las emociones són válidas, pero las que se firman y sellan en la sangre que circula por él autor y despuès por nosotros, es de un valor INCALCULABLE. Por todo eesto y por todo el ello que se puede imaginar por el escrito (desconozco la realidad)FELICITACIONES. uN fuerte abrazo.
ResponderEliminarUna admiradora nueva en cuanto a presentarme, leerlo, lo leo hace tiempo. Abrazo cordialmente.
La imaginación al poder, muy bueno y original texto mis respetos, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarHermosa idea, ver el pasado a través de lo que ocurrirá en el futuro...Y muy bien escrita también. Ester Mann
ResponderEliminarEs un placer y un priviegio recibir y publicar en Artesanías las prosas de Iván, escritor que alcanza un alto nivel. Esta obra es una prueba de su talento, inspirada y resuelta con las mejores artes. Mis plácemes y siempre bienvenido.
ResponderEliminarAndrés Aldao