LAURA BEATRIZ CHIESA
Azules-Violetas*
Campanillas florales
que invaden espacios y existencias.
Azules-violáceos que enlazan los pastos
y cercan ausencias.
Vida que acapara
creando balcones en las ramas quietas,
de alguna magnolia, alguna glorieta
o una vid ya muerta.
No hay seres que limiten
sus ansias de soles,
sus ramas traviesas,
sus flores abiertas.
Hasta los rieles de algún tren tardío,
ensayan en sus líneas
coquetos adornos
de azules violetas.
Así se entremezclan
con cualquier silvestre flor de primavera
tratando de unir, a eso que encuentran,
sus campanas libres de azules-violetas.
Y tejen balcones que ocultan la fiesta
de seres vivientes que -detrás de ellos-
¡Juegan en la siesta!, escondiendo vida
en cada segmento de azules-violetas.
Casi siempre estallan en parcelas mudas
o en los alambrados que ya no separan,
que ya no se inquietan.
En lugares muertos a otras vivencias,
ellas se declaran
floreros de fiesta
con sus expresiones
de azules-violetas.
Por eso caminan trepando paredes
o hierros que encuentran,
superando espacios...Y en esas campanas
-que abren sus siluetas-
se escuchan tañidos
de azules- violetas
que acunan las siestas.
de “Viejos sabores para no claudicar”
*Laura Beatriz Chiesa. Este poema fue publicado en ARTESANÍAS (2008)
cada verso encierra la candidez de la flor misma. Bello. susana zazzetti
ResponderEliminarLaura, toda la belleza de esas campanillas que vemos en tantas estaciones ferroviarias, están aquí, al alcance de los ojos que te leen. Hay mucho más que lo dicho y es una fiesta para el alma. Hermoso poema!
ResponderEliminarAh, muy buena la aclaración...como no me puedo quedarme callada ya estaba por decir que recuerdo este poema, porque aparte me encantó en su momento y esta flor que a todos trae creo el sabor de la infancia. Quien puede no haber pasado por un alambrado de donde colgaban campanillas. Y realmente son viejos sabores para no claudicar. Felicitaciones a la autora y a los editores por traerla.
ResponderEliminarLily Chavez
Campanillas azules-violetas, de tan sencilla belleza que hay que detenerse para mirarlas. El poema pintó mi tarde de este sábado.
ResponderEliminarCariños.
MARITA RAGOZZA
Un gusto volver a leer un poema de Laura en esta revista. Es un hermoso homenaje a la belleza y humildad que nos regala la naturaleza. Me encantó la delicadeza y el amor para describir a esa florcita, es como leer "un fino bordado"
ResponderEliminarCariños
Juany Rojas
Laura, ese interjuego de azul-violeta, el ritmo y los recuerdos de las campanillas son un regalo para la emoción.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
GRACIAS a todos los que han publicado un comentario. Abrazo para todos.
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