sábado, 24 de julio de 2010

ESTER MANN

POSTGUERRA Obras de arte de Argentina

La Ciudad

Las ocho de la mañana; un cálido día de comienzos del verano, el silencio fue interrumpido por las campanillas llamando a clase. Cuando callaron, el mutismo se hizo más profundo, el silencio ahogaba todo probable sonido.
Una sirena comenzó a sonar. Su ulular –ora alto, ora grave– no cesó durante largos minutos, pero nadie apareció, nada se movió, ningún vehículo policial llegó a toda velocidad.
No había pájaros, ni gatos ni perros. Todo brillaba ordenado y limpio. Los árboles, con las hojas lavadas y lustrosas, habían sido regados.
En todos lados las máquinas hacían su trabajo: barrían, regaban, salían a recoger la basura inexistente, una y otra vez volteaban los contenedores vacíos y en vano transportaban el carro a algún lugar desconocido. Las cortinas metálicas de los comercios se habían enrollado de manera automática y volverían a cerrarse al anochecer. Alas mismas horas, las alarmas se desconectarían y luego se pondrían en funcionamiento. Los autos, con las llaves puestas y el tanque lleno de combustible, esperaban a sus conductores.
Las pantallas de publicidad mostraban hermosas imágenes de lugares de recreo, bebidas que apagarían la sed o brindarían magníficos sueños a sus consumidores, y las imágenes corrían sin destino una y otra vez. En el aeropuerto, una agradable voz anunciaba supuestas partidas y llegadas, y los semáforos de la estación daban luz verde a trenes que no arribarían jamás.
Las trece horas: en todos los restorantes las hamburguesas se apilaron en las fuentes sobre el mostrador, las ensaladas se ordenaron en sus recipientes esterilizados y los postres salieron del congelador preparados para ser consumidos.
Las seis de la tarde: la hora feliz. En los bares, los cócteles se mezclaron y vertieron en los vasos escarchados, los platos de aceitunas y papas saladas se alinearon en las mesas. Los aparatos de música funcionaron a todo volumen.
Las veinte: el sol se ha puesto, los faroles se han encendido, todo reluce y refleja su propia luz. La ciudad semeja un enorme salón de fiestas. En los restoranes y los bares máquinas limpiadoras han desocupado los mostradores y las mesas, dando lugar a manteles y cubiertos para la cena.
¿Cuánto tiempo continuaría la ciudad manteniendo su apariencia?
En el cielo, lejos de las luces que las ocultan, brillan las estrellas eternas, indiferentes a la ausencia del hombre.
El perpetuo deseo de inmortalidad se ha concretado. La especie ha desaparecido pero su obra perdurará por siglos. ●

(inspirada en La Casa, de Ray Bradbury)
© Ester Mann

12 comentarios:

  1. En estos días o este último tiempo, nos han llegado muchísimas películas sobre esto del exterminio de la raza, de que no quede nadie en el mundo (La leyenda soy yo) es lo último que vi y en realidad no me gustó demasiado pero pensé en una escena muy fuerte que tiene la película. El único compañero que tiene un perro se le muere y ahí empieza a pesar la soledad y en un momento vuelve a una tienda donde hay maniquí al que acostumbra a hablarles pero esta vez, ruega que le contesten. Qué tema no? y todo lo demás, como dice este relato "indiferente a la ausencia del hombre". Para reflexionar querida Ester. Gracias.

    Lily Chavez

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  2. ESTER!!!!! Nurit. Debo hacerte una confesión, me atrapó tanto el relato. que anciosa como soy , lo lei de un tirón para ver cual era el final.Por supuesto lo leí de nuevo, ya sin la tensión original. Me gustan esos relatos, me hacen correr y moverme y el movimiento es vida , pese al caos. Gracias y abrazo. amelia

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  3. Que buen manejo de la narración Ester. Y un final de importante reflexión. Estoy encantada con que los escritos de Andrès y tuyos aparezcan más seguido y más seguido todavía debería ser. Felicitaciones!. El abrazo ya es sabido.

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  4. Deja pensando el relato y también parece que hace pensar a la gente que hace cine o escribe, tal vez por ser más sensible a lo que ocurre o puede llegar a ocurrir. Felicitaciones Ester!

    Andrea Casas

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  5. impecable cronología.quedan las estrellas para dejarnos pensar que allí están los hombres. excelencia de relato.susana zazzetti.

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  6. Un tema que siempre ha cautivado y sobrecogido a la autora: ¿hacia dónde marcha la humanidad?
    La ciencia ficción la apasiona mas no como hobby o curiosidad enfermiza: el futuro de la humanidad y el planeta que se desmoronan. Cuento para la reflexión...

    Andrés

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  7. La ciudad se vacía de humanidad pero la naturaleza -ayudada tal vez por algún que otro robot-nos sobrepasa y se eterniza.
    Un relato fuera de la realidad que nos lleva a la realidad del caos.

    Celmiro Koryto

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  8. Ester: una ciudad vacía, no es una ciudad muerta. El final, impecable, lo dice todo. La ausencia del hombre no podrá borrar lo que allí aconteció. Seguirán moviéndose los hilos del pasado, las acciones de las almas estarán siempre presentes y... recordarán lo vivido para mantener su vigencia, aunque no podamos verlas. Felicitaciones. Te abraza,

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  9. HOLA ESTER, un relato para pensar dice Lily Chavez y efectivamente lo es. Qué será del hombre nos preguntamos?
    Con la era de hielo, la robotización, el teléfono donde solo nos habla una máquina, cómo afrontar los avances sin auto eliminarnos?.
    Me impactó la imagen de la limpieza sobre la limpieza, sobre la limpieza. Tal vez porque en este momento estoy en Buenos Aires, una ciudad tan hermosa y tan sucia. El problema de la selección del cartón es por las noches un hecho impactante en esta ciudad. Las veredas son sembradas por la suciedad, y un estado, aparentemente que no encuentra solución o no la quiere encontrar, mejor no analizar porqué. Y aquí vamos con los contrastes, para pintar los mundos diferentes que nos tocan y como planteas en tu trabajo los que nos pueden llegar a tocar. y LA INDIFERENCIA DEL HOMBRE, hasta el extremo donde termine exterminándose a si mismo. Me atrajo y me puso a reflexionar, ese seguramente era tu objetivo sobre los lectores.
    Un abrazo.
    marta comelli.

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  10. Gracias queridos amigos por los comentarios. Ese miedo por el futuro desconocido y que nosotros no conoceremos se basa en el conocimiento del pasado. El poder gana, las fuerzas económicas son los protagonistas y el hombre es sólo su instrumento. Pensar y sentir es la única forma de seguir siendo humano. Gracias otra vez. Ester

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  11. Querida Ester:
    su relato hace un ordenado ruido post apocalítico. Consigue generar angustia. Excelente escritura. Gracias

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  12. ¡Ah! el comentario anterior (aunque no es demasiado importante este hecho) tiene firma: Graciela Urcullu .

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