martes, 5 de enero de 2010

POESÍA: LA CAZADORA QUEBRADA, Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik - Por Jaro Godoy.



Sucede muy pocas veces en la vida, que una rosa se desprenda de la noche y llegue a nosotros con todo el esplendor de su belleza.
Sucede pocas veces en la vida que llegue a nosotros un ángel de violenta hermosura,
y convierta su aliento, en una mujer que escribe poemas de sublimación tal,
que hasta el infierno contiene su respiración.
Tal el caso de Alejandra Pizarnik, “Quiero existir mas allá de mí misma: Con los aparecidos. Quiero existir como lo que soy: una idea fija. Quiero ladrar, no alabar el silencio del espacio al que nace.”
Vive el día como si pisaras las piedras ardientes del infierno, parece decir en cada uno de sus poemas, ¿Cuál es él limite?
sin dudas el dios tan buscado que no dejaba encontrarse en su bosque,
era el dios de una pequeña palabra que revelase todo el misterio,
en ese bosque se interno nuestra poeta, allá va buscando el diamante
de una melodía de agua. “Y nada será tuyo salvo un ir hacia dónde no hay dónde. Me alimento de música y agua negra. Soy tu niña calcinada por un sueño implacable. Invitada a ir nada mas que hasta el fondo.”
Cuando el árbol trata de alcanzar el cielo estirando sus manos, reconoce frustrado
que jamás encontrara su anhelo fin, ”explicar con palabras de este mundo/ que un barco ha partido de mí, llevándome.”
¿Cuál es el limite?
Si la ultima palabra estuviera escondida en el altar de los sacrificios,
donde dioses paganos sacrifican poetas,
nada detendría la marcha de la poeta.
Ella camina despacio, se dirige al altar, no hay tiempo de mirar atrás,
“Mi persona esta herida. oh ayúdame a escribir el poema mas prescindible...
ayúdame a escribir palabras en esta noche en este mundo.”
Silencio, ausencia, un grito que sea capaz de “cubrir los agujeros del alma”
que va desgarrando el rosario sutil que la atan a este mundo.
Despacio le va dando la espalda a la vida, fatigada ya de tanto buscar,
Alejandra empieza a perderse de sí misma,  tratando en vano de “yo hablaría de intento de curación o de reparación del poema, o de buscar a aquella cómplice que “me ayuda a compartir el terrible peso de la palabra solitaria”.
Ya el miedo, ya el gran cansancio extiende sus alas y quiebran los muros de la poeta, ya el poema se recuesta en alfombras de eternos silencios, una música suave suena en la casa vecina y un teléfono que nadie contestara.
"Hubiera preferido cantar blues en cualquier pequeño sitio lleno de humo en vez de pasarme las noches de mi vida escarbando en el lenguaje como una loca"


Toda la noche escucho el llamamiento de la muerte,
toda la noche escucho la voz de la muerte que me llama
Alejandra Pizarnik.
Desde un horizonte herido aparece como la proa de un barco fantasmal, es una palabra que se arrastra cual gusano buscando guarida, pero ahí esta ella la gran cazadora de palabras,
La que no tiene compasión, la que la sacrificara en el altar de algún poema que no terminara.
Corro las cortinas de mi departamento, vivo en la Calle Montevideo al 900, ultima buhardilla junto a una mujer de clase media, judía, drogadicta, bisexual... Solo una niña asustada.
Se hace llamar Alejandra, pero a mí me permite decirle Bumita,
Siempre le gusto el fuego como no habría de gustarle a la hija del incendio.
Es justo que les diga que estoy completamente enamorado de esta mujer, que me atormentan sus ojos, me atormenta su mirada, no puedo mirarla directamente a los ojos sin que un escalofrió recorra mi espina dorsal.
Ese es mi trabajo pero ella me lo roba constantemente.
Soy el cazador atrapado en su trampa.
Pero ya tengo un plan, una red inmensa, un laberinto, un universo eterno de palabras, solo para ella, no podrá con la tentación.
Ahora mismo intenta mientras mira por la ventana a mi lado, encontrar aquella palabra que no sabe dónde puso, yo la tengo escondida y no la encontrara.
Garabatea algo, murmura, pero no es eso, no, Alejandra, todavía no.
Solo tiene corpiño y bombacha y abre la ventana de par en par,
No importa si el gordo esta mirando, ya no,
Hoy es noche de visitas, lo presiento, alguien vendrá, pero no piensa en vestirse, no ya no.
Es una mujer atrapante, es curiosa, es terriblemente irritante,
Es seductora, no puedo dejar de mirarla, ella podría seducir al mismo amor.
Cuantas pieles, cuantos roces, en nombre de ese amor, cuantos lechos, cuantos besos, cuantos hombres, cuantas mujeres, cuantas cuentas solo para descubrir que el dolor sigue siendo solo tuyo.
Dueña y señora, amante y esposa el te pertenece, dolor, solo dolor.
Es una noche triste, demasiado tal vez, pero alguien llegara, alguien tiene que atrasar este reloj de plástico.
Se escuchan voces parecen salir del pasillo o tal vez de las paredes, pero no, estas no son las voces de siempre, son diferentes, son rebeldes, son voces de alguien que esta perdido, estas voces no se dejan poetizar, no se pueden exorcizar o tal vez sí.
........

Aquella Ruta Maldita.
Acaricio su pelo negro y se enciende su mirada, suavemente al oído le digo que la amo, no dice nada, solo sonríe, y es suficiente.
La beso tiernamente y ella se entrega,

Recorro con mis manos su cara y me detengo en su cuello,
Empiezo a apretar, aprieto, cada vez mas fuerte,
Su cara cambia de color y la suelto desesperado,
Mi locura es ella, es ella la que me tienta a ir mas allá.
Me dice que la lleve lejos, muy lejos, donde solo estemos solos,
Donde no hay palabras que buscar,
Solo mis brazos sobre su pequeño cuerpo tibio,
Que cure la herida, esa que no deja de sangrar, esa que enturbia sus ojos,
Que la cure sin decir nada, sin pedir nada, solo con caricias,
Esas caricias que a veces salvan vidas.
No tiembles, Alejandra, no tiembles.
Entiendo que tienes el corazón roto de una niña que ha envejecido de repente,
Si que entiendo la tristeza de tus muñecas de trapo,
Ellas no lloraran si me voy, seguro que no.
¿Si tomo tu mano me prometes que la herida desaparecerá?,
No quiero que me mires con esa tristeza de barco sin tripulantes,
Recuerda” Tremolaras tus manos” pero ya sabes que de todos los amores míos solo amo mi espejo, y esta noche “voy a llorar hasta romperme”.
.........

Ese Pequeño Final.
Ahora siento la noche lastimándome, no quiero amanecer, la luz del día terminara matando mi ultimo poema,
La noche sigue su ruta de sangre, cruza por mis entrañas, la noche,
La noche y yo hemos roto para siempre.
Como una daga musical atraviesa mi cuerpo desnudo,
Extraños dibujos empiezan a formarse en el misterioso telar de la imaginación,
Yo cerrare las ventanas, ya avanza la noche, el día no puede encontrarnos,
Ven, Alejandra vamos a dormir.
Ya no será necesario seguir luchando cada día por latir, ya no quedan búsquedas, ya nadie quiere encontrarse.
Aquella palabra que no encontrabas, ahora duerme a tu lado.
Tambaleando escribe en el pizarron: "Criatura en plegaria / rabia contra la niebla / escrito en el crepúsculo / contra la opacidad / no quiero ir nada más que hasta el fondo / oh vida / oh lenguaje / oh Isidoro".
Criatura solitaria, misterio de la palabra, eterna mirada dentro de la poesía, no hay mas tiempo, Alejandra ya el barco esta partiendo,
No hay tiempo para un adiós, no hay tiempo,
Son las cuatro y media de la mañana de este 25 de septiembre de 1972,
Afuera el cielo vomita sangre, hay sombras todavía, demasiadas sombras,
Llora Buenos Aires, Alejandra, llora, tus ojos cerrados.

“Ella no sintió miedo, no tembló nunca. Entonces, ninguna compasión, ni emoción, ni admiración por ella. Sólo un quedar en suspenso en el exceso del horror, una fascinación por un vestido blanco que se vuelve rojo, por la idea de un absoluto desgarramiento, por la evocación de un silencio constelado de gritos en donde todo es imagen de una belleza inaceptable.” La condesa sangrienta.
...........
Alejandra Pizarnik nació en Avellaneda, Buenos Aires, el 29 de abril de 1936. El 25 de septiembre de 1972, mientras soñaba nuevos poemas lejos de la clínica siquiátrica donde estaba internada, murió de una sobredosis intencional de seconal,

Desde entonces su pequeña sombra a cobijado a casi todo poeta local y visitante, mientras su corazón sigue enamorándose de la noche.

1 comentario:

  1. Es maravilloso lo que puede escribir este poeta nacido en el año 1968. Excelente. Mi admiración por Pizarnik es muy grande y realmente me fue placentero leerlo. Cordialmente. Mercedes Sáenz

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