Federico Hernández Aguilar. Nació en San Salvador, El Salvador, en julio de 1974. Es poeta, narrador, dramaturgo y ensayista. Ha recibido numerosos premios en El Salvador y su obra poética ha sido difundida en varios países de Centroamérica, El Caribe, Sudamérica y Europa. Ha sido parcialmente traducido al inglés, francés y árabe. Es el escritor más publicado de su generación. Su bibliografía cuenta ya con diez títulos: Con el Permiso de Ustedes (Poesía), El segundo verbo (Poesía), Inconclusiones (Ensayos filosóficos), Mordiendo la manzana (Poesía), Gotas (Aforismos y epigramas), Brusca prosa (Ideas y comentarios), Once maneras de iluminar mi sombra (Poesía), Juegos de manos (Cuento) y Apología del cinismo (Poesía). En México fue publicado, en 2003, Último divorcio de Blancanieves y otros cuentos, su segundo volumen de narrativa breve. En 2005 patrocinó la antología Como un hondo silencio de campanas, del poeta español Antonio Porpetta, y en 2006 el poemario La ciudad y la neblina, del salvadoreño Heriberto Montano.
Usted quédese amando al prójimo
A mí la que me gusta es la prójima
Toda próxima
la prójima me gusta más porque sonríe
porque quiere y no quiere con los joos
porque se aprieta el pecho con soltura
y cierra las piernas con codicia
Usted quédese amando al prójimo
Yo prefiero a la prójima que mira
que sabe que toca que prueba
samaritana
magdalena
repentina
la sin piedras
la de nunca por si acaso
la que enseña a dudar de verdad
en salones repletos de prójimos
Quédese pues
usted
amando al prójimo
que yo seguiré a la prójima
prófuga
próxima
pródiga
1Del libro Apología del cinismo
A mí la que me gusta es la prójima
Toda próxima
la prójima me gusta más porque sonríe
porque quiere y no quiere con los joos
porque se aprieta el pecho con soltura
y cierra las piernas con codicia
Usted quédese amando al prójimo
Yo prefiero a la prójima que mira
que sabe que toca que prueba
samaritana
magdalena
repentina
la sin piedras
la de nunca por si acaso
la que enseña a dudar de verdad
en salones repletos de prójimos
Quédese pues
usted
amando al prójimo
que yo seguiré a la prójima
prófuga
próxima
pródiga
1Del libro Apología del cinismo
PALABRA Y TIEMPO
(Paréntesis kantiano)
Para callar no necesito mi silencio.
Me muevo.
Se mueve la hoja que cae y no lo sabe.
El aire es la denuncia natural del tiempo.
Para callar no necesito mi silencio.
No puedo remover una pestaña
sin tocar un rostro.
La palabra es injusta si la tengo.
Para callar no necesito mi silencio.
Necesito tiempo.
SONETO DEL PERDIDO TIEMPO
Ahí donde el instante es un recado,
donde muere de prisa una palmera,
el reloj es la duda pasajera
de una caricia que aprendió el pasado.
Vivir y haber vivido: ¿Quién —alado—
sobre las crestas de las horas fuera
visitante de honor en cada esfera,
espacio, tiempo, dimensión o estado?
las entrañas del tiempo en cada hora
que finge el suave rostro de la espera,
penetra los abismos y desnuda
con otra exactitud tu vida entera!
Conocía sólo el primer poema. Gracias, me parecen buenísimos. Abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminarPoesía interesante ,irónica y contradictoria que arrastra e invita releerla.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Bellísima elección. Esto de "para callar no necesito mi silencio. Necesito tiempo", me deja muda. Una poesía en sí misma, dentro de la poesía completa. Esta Artesanías se viene muy bien cargadita de todo...y excelente como es costumbre. Muchas gracias. Placer que disfruto. elsaJaná.
ResponderEliminarHace tiempo ando buscando algún libro de este autor. ¿Quién me ayuda a saber dónde adquirir algún poemario de Federico Hernandez Aguilar?
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