La señorita De Andrea
Fue como abrir una ventana somnolienta y contemplar un pequeño zaguán de mi niñez. El de la edad temprana en la escuela, donde la exuberancia de guardapolvos blancos en los recreos semejaba una exótica plantación de algodón desplegada en contorsiones, carcajadas y tenues miradas de alborozo. Y el temor de los brotes primerizos, de quienes se apreciaban abandonados, fuera del hogar y de la efusiva protección materna.
Y en ese módico zaguán, en el aula y el enorme patio, donde la campana era la piadosa y renuente voz de la escuelita de Luis Viale... la que anunciaba la entrada, los recreos y pausas, los festejos y el fin de la jornada, allí, erguida, majestuosa e imponente, resaltaba la imagen de La Sargento , la maestra correntina de primero superior, la que nos apocaba con su dulzura y la perpetua sonrisa que sobrevivió al tiempo, al olvido, a la desmemoria.
Allí, precisamente allí, estaba su imagen impoluta, el guardapolvo blanco donde reclinaba su cabello renegrido y nos contemplaban los ojos almendrados de la señorita De Andrea, eterna maestrita de sonrisa amplia, como su corazón, la voz con el dejo de su provincia natal. La que nos perdonaba los pecados ingenuos con sus pullas, tiernas pullas de la maestrita cuya vocación sólo apreciamos muchos años después, cuando ese zaguán de la niñez cerró su puerta cancel para siempre.
Hoy, cuando leí un alucinado aviso fúnebre, percibí que la indolencia de las malditas letras negras, como campanas tocadas a rebato, anunciaban que había muerto, también, el regocijo de aquel otro mundo en el que la señorita De Andrea había sido mi maestra de primero superior...
Primero superior...recuerdos y tristeza- Inolvidables presencias que nos marcaron a fuego. Cuanta poesía también, ¿Cuando se le anima al poema , maestro? Un abrazo. amelia
ResponderEliminarcuánta ternura en el recuerdo y qué buena la desmemoria! contado en libertad, bellamente, trayéndonos al presente la maestra De Andrea que alguna vez tuvimos. Me encantó leerlo releerlo. susana zazzetti.
ResponderEliminarToda la ternura de "la segunda madre". Aplausos, Maestro. Fernando de Zárate.
ResponderEliminarEs clara la belleza de la prosa desde la vista de un adulto con la limpia emoción de la niñez. Yo creo que, con todo respeto es un verso acostado, bellísimo y cada vez que lo leo, derramaría algún líquido para que desaparezcan esas letras negras. Son muy buenos esos dos últimos renglones en su dureza contundente. Abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminarUn recuerdo puro -in memorian- al estilo Aldao de nuestras /aquellas maestras de los primeros grados.
ResponderEliminarCelmiro Koryto
Me gustó enormemente esta narración, me retrotajo a mi infancia. Rebeca Sbezzi - Córdoba -
ResponderEliminarlo vuelvo a leer hoy y recuerdo la sensación que dejó en mis recuerdos, la figura de tu maestra de primero superior, impresa con letras brunas recalcando ayeres y repasos.
ResponderEliminarTriste y doloroso fina, perfecto.
Un abrazo
Sonia