Por Alejandra Pizarnik
-No es posible, pues en París no hay tranvías. Además, esa de negro del tranvía en nada se asemeja a Mme. Lamort. Todo lo contrario: es Mme. Lamort quien se asemeja a esa de negro. Resumiendo: no solo no hay tranvías en París sino que nunca en mi vida he visto a Mme. Lamort, ni siquiera en retrato.
-Usted coincide conmigo -dijo-, porque tampoco yo conozco a Mme. Lamort.
-Quién es usted? Deberíamos presentarnos.
-Mme. Lamort -dijo-. ¨Y usted?
-Mme. Lamort.-Su nombre no deja de recordarme algo -dijo.
-Trate de recordar antes de que llegue el tranvía.
-Pero si acaba de decir que no hay tranvías en París -dijo.
-No los había cuando lo dije, pero nunca se sabe que va a pasar.
-Entonces esperémoslo puesto que lo estamos esperando.
Si me gusta recorrer esta revista de punta a punta, a esta mujer no voy a darle silencio pues sus escritos, cualquiera de ellos, hasta dónde conozco que tal vez no sea todo, pero sí bastante, han despertado en mi mil voces. Peueño aporte que hago. La leo en dónde esté. Y siempre está viva con todo lo que significa su escritura a cuestas. Un abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminar