lunes, 25 de enero de 2010

POESÍA DE SAN SALVADOR: Yanira Soundy



Yanira Soundy Poeta de San Salvador. “La elegancia literaria de Yanira reside, en mi  opinión, en no pretender ser elegante,  rebuscada o erudita. Su léxico es el de cada día, como agua cristalina de la fuente. En los versos de Yanira hay una palpitación tan fuerte de vida, un ritmo inminente tan espontáneo y tan cálido que sus poemas nos ponen en comunicación directa con la emoción que les dio origen, en lo que esta emoción tiene de incoercible y de vital . " (selección Artesanías)


A ese hombre

Pienso en ese hombre que besa como si el mar fuera a
desbordarse, que siembra su sonrisa en mi piel con la altivez de
la espiga, que dibuja mi soledad sobre la niebla.
Pienso en ese hombre, dócil a mis ojos, fiel, pleno, íntegro.
En su vuelo humedecido sin tiempo y sin espacio.
Como primavera sobre el trigo del otoño.
Pienso en ese hombre que inventa soles, aguas de seda al tacto
y una verdad sencilla para amarme.
Ese hombre cierto, inconstante, mío.
En el callado temblor de sus latidos, en sus ojos de oscuros
desafíos.
Pienso en ese hombre que me espera con dulce arrobamiento.
En su cabello de trigo que me inunda en un pleamar de pétalos y
trinos.
Ese hombre:
Sol salvaje, río de música y silencio, pájaro en el alba.
Pienso en ese hombre y hay aroma en la música y color en el
aroma, claveles recién abiertos y flores niveas en mis sueños. 


Niño de viento

Volví a estremecer mis entrañas. Era la hora de la
estrella, la hora en que llegarías a mi vida, desde un
barco peregrino cargado de deseos.
Era la hora y así llegaste, acariciándome el corazón con
el milagro de un latido, que se llenó de asombro con mis
sueños.
Volví a estremecer mis entrañas y en mi vientre creció tu
amor prisionero, era la hora de la estrella, la hora en que
llegarías a mi vida desatando la luz en la sonrisa de los
cielos.
Era la hora de volar y posarte sobre mis alas, para
dejarte ir en los ríos del viento y encontrar mis huellas en
universos de flores y campos sonoros.
Para jugar a ser noche, cielo y sol. Para bañarte de luz y
aprender palabras entre hojas.
Para conocer mi voz y sentirte mi dueño, bebiendo los
colores como vino de lluvia.
Era la hora y así llegaste, amor silencioso que se
perpetúa fundiendo sus ansias en las mías. Anclado en
mi puerto con la eternidad del agua y el recuerdo


2 comentarios:

  1. Me gusta la introducción y me gusta la poeta. Gracias. Abrazo Mercedes Sáenz

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  2. La poeta en su singular estilo fresco y juvenil se vierte con la facilidad de un manantial en el lector y compone un diálogo íntimo.
    Un placer recorrer sus letras.
    Celmiro Koryto

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