XXIII
Mi último harapo
será el de la hora en que te vayas.
Me pondré tus vestiduras,
fingirás una túnica de lirios
y me dolerán las piedras que camino.
Después,
no seremos sino
el último beso.
XXIV
Tarde de domingo
en el suelo de los muertos.
Un rayo de sol se atreve
en las horas sin rostro.
Las palomas cruzan la tarde.
Los últimos destellos
dan la señal.
La furia de las sombras
se percibe.
No habrá hojas,
ni pájaros.
Sólo sombras
y almas desnudas.
de "Vestigios de la alquimia"
Corresponsal Susana Zazzetti
Dolor apaciguado en imágenes categóricas, intensas. Un saludo cordial, María Elena y escucharé estos poemas en tu propia voz. Fernando de Zárate.
ResponderEliminar"Me dolerán las piedras que camino" que imágenes María Elena! Imágenes de adioses.Un abrazo-amelia
ResponderEliminarCómo la fuerza puede tener tanta suavidad. Ya he leído otros poemas de María Elena. Me encanta esa forma de escribir. Felicitaciones. Abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminarpoesia fresca en su estilo, abierta en la plenitud de la palabra bien escrita, con imágenes que a veces lastiman la mirada del alma.
ResponderEliminarCelmiro KORYTO
Bellísimas imágenes, María Elena. Muy buena selección, espero leer más. Rebeca Sbezzi - Córdoba.
ResponderEliminarMaría Elena, he leído tu libro completo y debo decirte que me gustó mucho. Si bien siento que el dolor y las pérdidas son protagonistas, hay una sutil belleza en cada poema. Conmovedor testimonio, tratado con oficio y gran sensibilidad.
ResponderEliminarMi abrazo,
Juany Rojas (¿me recuerdas?, en Villa Maria...)
María Elena me encantan tus poesías como siempre.un beso Ilda.
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