jueves, 11 de marzo de 2010




Reportaje a Abir Kotbi

Por Merab Mijaeli, diario Haaretz, 9/3/2010

Abir Kotbi, nacida en Nazaret hace 34 años, estudió en la Universidad de Haifa, es miembro del Consejo Municipal  y trabaja en la Oficina de Prensa del gobierno palestino.

—Abir Kotbi, ¿todos los árabes israelíes se solidarizan con la frase que pronunció Scander Kotbi (director de la película Ajami)?
—Yo ansiaba que diga esas palabras.
—Por qué?
—Para aguar un poco la fiesta: no se puede seguir barriendo los problemas (bajo la alfombra). El hombre expresó lo que más de un millón de ciudadanos dicen todo el tiempo, pero nadie quiere escuchar. Todos se alegraron que haya una película candidata al Oscar pero nadie pensó que el hombre detrás de la película, tiene también posiciones y finalmente las expresó. Dijo la verdad, el Estado de Israel no nos representa.
—¿En qué no los representa?
—En la política de ocupación, en la política de los asentamientos, en el recismo y la discriminación. El 80% de las mujeres árabes están desocupadas, muchos empleadores no toman árabes en sus empresas. El presupuesto de desarrollo –sólo el 4% llega a los municipios árabes. Alta Nazareth casi se tragó la ciudad baja –ciudad vieja- de tanto que se extiende, y la ciudad vieja no tiene hacia dónde ampliarse. En educación, yo no estudio sobre mi pasado, sobre mi identidad –estudio la historia del pueblo judío- Tambien veo el miedo de los maestros árabes de enseñar nuestra historia, miedo de que el Ministerio de Educación los despida.
—En Israel se dice que el 80'% de las mujeres árabes no trabajan por sus  costumbres.
—Ya no tengo paciencia para esas sentencias racistas. Alguien conoce a fondo la sociedad árabe para hacer esas afirmaciones? Los judíos no conocen en absoluto los procesos que se dan en la sociedad árabe, especialmente entre las mujeres. Nosotros apoyamos revoluciones en nuestra sociedad, hay muchísimos logros que conseguimos  y tabúes que destruimos. Hoy en día, el número de mujeres árabes que estudian en la universidad es mayor que la cantidad de  árabes hombres. Así que, ¿estudiar pueden y trabajar no? Es otro intento de cerrar las bocas: la pobreza es cultural y la desocupación es cultural, ¡qué absurdo! Yo me niego a que nos dejen 60 años más atrás: primero que conozcan nuestra sociedad, que conozcan nuestras estadísticas .
—¿Puedes entender a los judíos que se sienten profundamente amenazados?
—Si, puede entender el sentimiento de ser una minoría en un Medio Oriente árabe. Puedo entender que las palabras del presidente iraní asustan. Puedo entender el trauma del Holocausto... que hay gente que lo vive hasta ahora. Puedo entender todas estas cosas, por supuesto. Mi problema no es con el sentimientos de miedo y amenaza. Mi problema es con la forma en que  el sistema político utiliza esos sentimientos y las manipula para cerrar los ojos de la gente y taparles los oídos. Porque el pueblo judío no fue el único que sufrió, hay otros pueblos  que sufren y es necesario verlo. Esta es mi dificultad, que justamente un pueblo que sufrió tanto no pueda ver más allá de su propia casa.
—Hay quién dice que ustedes tienen mejores condiciones que en países árabes en los que no hay democracia.
—¿Por qué me tienen que comparar con otros países árabes? Yo pago impuestos al Estado, respeto la ley, cumplo con todas mis obligaciones.
—Sientes una contradicción entre tu pertenencia israelí y tu nacionalidad palestina?
—No lo llamaría pertenencia. Yo me tomo en serio la ciudadanía y quiero contribuir al país, pero tambien deseo que el país me aporte a mi y que me haga sentir que me es fiel, no sólo a los judíos. Yo lucho por mi ciudadanía, no renuncio a ella porque no tengo adónde ir. Escucho, yo no puedo olvidar octubre del 2000, vi cadáveres con mis propios ojos, sangre derramada inútilmente.
—Sabes que los judiíos dicen exactamente lo mismo en relación con los atentados.
—Yo no cometo atentados. Los ciudadanos israelíes palestinos no perpetran atentados. Yo también escribo contra los atentados. Yo lucho por la integridad de mi sociedad, yo deseo que mi  sociedad esté limpia de esas cosas.
—¿Los israelíes palestinos quieren ser parte de la sociedad israelí?
—Esa es una decisión que se tomó hace tiempo. Está sobreentendido que la gente quiere ser parte, pero no al precio de renunciar a su propia identidad. Queremos ser iguales y distintos. Si integrarse significa olvidar quienes somos y no dar lugar  a nuestras particularidades entonces no es integración. Integración es retirar todos los cercos psicológicos que nos separan no sólo entre judíos y palestinos sino también entre los mismos judíos.
—Cómo puedes enseñar sobre la creación del Estado como una desgracia que le ocurrió a tu pueblo mientras intentas por otro lado integrarte en la vida nacional?
—Ese es mi renunciamiento: aceptar el Estado de Israel. Yo sólo quiero que el Estado reconozca la injusticia que se cometió contra mi pueblo. Nosotros aceptamos al Estado que se levantó sobre las ruinas de nuestro pueblo. Pero no consentimos con la negación de la responsabilidad en esa injusticia. En el momento en que se acepta la responsabilidad se puede hablar de cómo repararla.
—¿Pero cómo se puede vivir con esa injusticia? ¿No hay ira? ¿No hay deseo de venganza?
—Hay una diferencia entre el que se sienta a llorar y dice me hicieron esto y lo otro y el que dice si, se cometió contra mí una injusticia, pero yo quiero hacer algo con eso. Quiero participar en la determinación de una política, sentir que pertenezco, que tengo recursos en este país. Quiero cambiar el país para beneficio de todos, mi lucha es feminista y  también socio-económica, no estoy atascada en el problema palestino. No estoy sentada a un costado y lamentándome .
—Si fueras consejera de asuntos palestinos del Primer Ministro de Israel, ¿qué le dirías?
—Que nos escuche. No nos escuchan, no nos ven. Ni nuestras dificultades ni tampoco nuestros deseos de integración. Le sugeriría que no nos tome como enemigos o como problema demográfico sino que nos escuchen y hablen con nosotros. ■


1 comentario:

  1. "Nuestro deseo de integración" dice Abir, con esperanza. ¿ a quién le importa?¿´qué gobierno lucha para lograr ésto? siglos de separación y muerte y el no querer es el peor horror.. susana zazzetti.

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