Andrés Aldao ♦ La cita
A Miguel Rolo Condomí, camarada, a 35 años de su caída.
Se le ocurrió que caminaba sobre una vereda de grumos de algodón.
Le queda media hora y debe hacer tiempo... Aunque sin violar las normas. Poca gente en la calle, algunos turistas aprovechando el enero. ¡Qué ocurrencia! piensa contrariado: una cita en un día tan caluroso... e incluso obligado a hacerle la pera a Leonor. Pero las citas son las citas.
Es en Chacabuco y Carlos Calvo. A las ocho de la nochecita. En ese barrio de casas antiguas, mohosas, resquebrajadas de vejez e historias. De ese Buenos Aires alrededor del Cabildo, de acontecimientos históricos. De Grosso y Levene. Anécdotas húmedas y mentirosas en las que el héroe era un pelele, por voluntad y elección de las provincias que la componen; de los padres de la patria. De los patriotas y los realistas. Del Negro Falucho y de Julio Argentino Roca. De Prebisch y Pinedo. De Videla y el ángel rubio... San Telmo en un viejo almacén. Pero a él no se le ocurren esas cosas...
Comenzó a caminar. De acuerdo al ritual, miraba las vidrieras, giraba la cabeza con el pobre disimulo de quien no tiene mucha experiencia. Paraba y se ataba los cordones. miraba los números de las casas y volvía hacia atrás. Con un disimulo patético de aprendiz de combatiente.
Ya estaba en Independencia, cerca, a una cuadra. Se palpó el bolsillo del pantalón: el documento estaba en su lugar. Siguió caminando. Miró el reloj... Le quedaban pocos segundos. Nada más. Estaba por llegar... Oyó el martilleo, lo escuchó con nitidez, pero recorrió los pasos que faltaban... Iba en busca de la cita. No vio a nadie. Estaba tranquilo, el hombre nunca fallaba, puntual, con una sonrisa franca, siempre le tendía la mano, como a un amigo a quien se encuentra por esos albures imponderables de la gran ciudad.
Pero no estaba. No lo vio venir... Recordaba la cita. Ahora dudaba... Prohibido anotar, no dejar datos ni contarle a nadie. Aunque no llegó, ausente sin aviso.
La cita se desplomó sobre sus pasos. ¿Hubo una cita? ¿hubo o no...?
Es la primera vez que le ocurre, cavila. ¿O ya le sucedió alguna otra vez...? No recuerda. Piensa que está soñando, que se halla dentro de un sueño. Entonces tiene la visión y la duda se arropa en su fantasía...
Se le ocurre que camina sobre una vereda de grumos de algodón. Que no hay nada debajo de sus pies. Que su cuerpo es frágil, sin peso ni sustancia. Que la cita es una quimera. Que toda esta historia es una ilusión...
Que el martilleo que escuchó era una señal. Que más que una advertencia fue una resonancia de plomo. Que camina sobre una vereda de grumos de algodón de color rojo.
Que él ya no es... ■
Andrés Aldao
el preámbulo, oligarcas, asesinos, san telmo, toda la historia relevante argentina en un texto brevísimo , cita, muerte, narración que resume maestría en su brevedad. susana zazzetti.
ResponderEliminarTan hondo, tan hondo, ése momento en que la gente de bien de principios se juega todo, aunque presiente . . . Excelente forma literaria de conjugar el oxímoron: algodón blanco-algodón rojo.
ResponderEliminar¡Bravo, Andrés !
Cita, plomo, violar, marzo arrastra estas palabras que se destacan en esta excelente narración.Fernando de Zárate.
ResponderEliminarCita, plomo, violar, marzo arrastra estas palabras del horror, que se destacan en esta narración excelente. Fernando de Zárate.
ResponderEliminarMuy triste tema que usted cuenta con gran realismo. Gladys.
ResponderEliminarRecién leía a una poeta que pedía que le dijeran que esto , que está pasndo no es verdad. Me comunican que un amigo poeta de Concepción, Sergio Neira, figura como desaprecido.Cuanto dolor en América amigo, antes ahora.Tabmién a Uds a nosotros nos ha pasado, no esto es pesadilla , que despertemos! Un abrazo Andrés. Amelia
ResponderEliminarLos que defienden la palabra mueren sin darse cuenta como en sueños a la misma hora de la cita-
ResponderEliminarCelmiro koryto
Andrés, como siempre, Ud. de algo espantoso encuentra lenguaje poético. Felicitaciones, Maestro! Marta Julia Ravizzi.
ResponderEliminarPalabra precisa en el fuerte dolor y los sentimientos
ResponderEliminarQuedó un abrazo en el aire que en éste va si todas las coincidencias se ponen de acuerdo.
ResponderEliminarLos escritores allí estan, ellos desde un relato corto denuncian, acusan, gritan... por eso para muchos son peligrosos. FELICITACIONES ALDAO
ResponderEliminarAndrés: doble sensación de frío. El relato mismo y el escenario donde sucedió. Mi escenario diario. Como siempre mi abrazo en este mes de mucha recordación.
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