La revista que nunca duerme

 PRESENTACIÓN DEL POEMARIO DE JUANY ROJAS

Estoy acorralada entre la felicidad que significa estar en este Encuentro que tanto quiero y la felicidad que me proporciona presentar el libro de una gran amiga y poeta.   Intentaré toda la brevedad que sea posible, lo que importa no es lo que yo pueda decir, sino los versos de la propia autora, nadie como ella para cruzar el puente que une una piel con otra.

Dice José Ingenieros en “·El hombre mediocre” que la rutina es un esqueleto fósil cuyas piezas resisten a la carcoma de los siglos. En mi rutina de mujer existían los quehaceres, los cotidianos, domésticos, esos que se repiten articulando deberes y obligaciones. Y fue así hasta conocer los Quehaceres de Juany Rojas, esos que ella, con solidez y sensibilidad, hace disfrutar desde el tacto de la imagen y la palabra. Lo transmite de tal forma, que lo simple empieza a tener un verdadero sentido. Una música transita en ese acto mágico del hacer.

          A ella le debo el descubrimiento de darme cuenta que una cama “se abre para amar y parir /enmudece en la pérdida / campanea en el gozo….hacer la cama para deshacerla como la vida”. Juany enseña cuando dice: “estirar la ropa/ la vida/ con llamas de carbón encendido.//….doblar la tristeza y desplegar el goce de estar vivos” . Enseña cuando dice en su poema barrer : “debemos espantar los bichos que nos asustan / el amargor que cada tanto nos amenaza”

          Cometemos el error cotidiano de caminar por encima de las cosas, nos obstinamos con la prisa, encimamos los instantes, no nos damos cuenta que vivir lo simple de otra manera, es renovar el aire, madurar  escuchando al tiempo tocar su obra cumbre.

          Después de la primera edición  Juany Rojas siguió hilvanando sus quehaceres al cuerpo de la vida. Y en esta segunda versión,  la dedicatoria fue a su madre, a todas las mujeres y a los hombres sensibles. Y me encantó que el prólogo estuviese precisamente en manos de un hombre que logra con palabras exactas percatarse de la intensidad de esta poesía. “Ese quehacer cotidiano (terrenalmente rutinario) se transforma – dice Alvaro Olmedo -  en filosofía que inquiere, que penetra, con la sutileza del rocío.”

Juany  en esta segunda etapa encuentra botones, palillos, una máquina coser, ora, desgrana, entra a la cocina, hace chuchoca y, entre otras cosas, costurea.

Pero nada tomaré de estos nuevos poemas, quiero ser una oyente más, quiero que la voz de Juany me lleve al centro de su silencio, allí, donde seguramente tejió sus Quehaceres, verso a verso. Gracias.

Liliana Chavez

Máquina de coser

                                                   A mi madre

Cose que cose

la costurera

Ella y su máquina

una sola en los hilos y en la aguja

en el pedal y en la correa

de la costura que va encorvando

tiempo y espalda

Costurea mi madre

en el desierto más desierto

y hace florecer vestidos y pantalones

y pinta de seda

y de tac tac tac

toda la casa

de colorida franela

y de tac tac tac

toda la infancia

toda la vida

ella

de tan niña

y ahora

de tan ochenta y dos

con sus manos de tal dedal

de tan quehacer

de tan vivir

ella

que me ha costureado

de tan amar.

           Juany Rojas.