domingo, 9 de mayo de 2010

 CARTAS DE UN VIEJO INDECENTE (extracto)
CHARLES BUKOWSKI



A John William Corrington, 17 de noviembre de 1961.

soy un blando. no puedo hacerlo. estaba dando vueltas en auto con mi chica y era domingo y yo buscaba un lugar para comprar cerveza y vimos un cartel, POLLOS, y ella dijo, oh, compremos un pollo, vamos a cocinar un rico pollo, y yo dije claro, y paramos ahí y tenían pollos muy buenos, sólo que caminaban y tenían plumas blancas, había 60 o 70 y, cuando entré, un par de ellos se cagaron y otro me miraba guiñandome el ojo. me detuve en el mostrador y el tipo dijo lindos pollos, ¿no? pegué di media vuelta, salí y mi chica dijo dónde está el pollo, y le respondí qué mierda, todos parecían enfermos, no podías saber lo que te estabas llevando con todas esas plumas, y ella dijo pero es fácil, pálpalos con los dedos y mírales los ojos. agarré un pollo de ojos limpios. los pollos son como la gente, si los ojos no
están limpios es que algo anda mal.
¿cómo los matas?, le pregunté.
mi padre les retorcía el cogote, ¡WHIRRR, ZIP!!!
comamos un sandwich de banana, dije.
me acuerdo del matadero, allí por donde dobla el tranvía, los pisos estaban grasientos de sangre, verdes, la sangre tiene un olor especial que no se va nunca y no hay nada más difícil de quitar que una mancha de sangre, la sangre es vida, y la muerte llegaba minuto a minuto pero, a diferencia de los doctores y las enfermeras del hospital del condado de Los Angeles, yo nunca me pude acostumbrar. y no tenía auto. había que subirse al tranvía y la gente
olía la sangre sobre mí y me miraba, me miraba, y después llegaba a casa y me comía un churrasco. y no estoy a favor de los vegetarianos, quienes quizá sean demasiado blandos para la fórmula en que fuimos concebidos. yo como carne, pero no quiero ver cómo la consiguen nunca más, nunca más quiero oír ese sonido. cuando la vida cambia a muerte, en ese pequeño instante algo se rompe en tu cabeza, y ya no puede ser reconstruido. tampoco cazar ciervos, pibe. me pondría enfermo atar el cadáver en el baúl. tipos como Hemingway deben pensar que soy puto.
una vez me contaron una historia divertida. me la dijo un tipo que hacía terapia de grupo. tocaba no sé qué instrumento en la orquesta sinfónica, pero andaba como yo, sin hacer nada. bueno, él fue a visitar a un tipo. el tipo le dijo ven, te voy a mostrar algo. tengo 2 pollos. así ahorras plata. compras los pollitos y los criás. Ay ¿cómo los matas?, preguntó mi amigo. el tipo no sabía cómo matarlos. agarró un martillo y largó los pollos en el patio, tratando de matar los dos a la vez. fue un desastre. los pollos no se morían. y el tipo les pegaba con el martillo. el ruido, la sangre, un ojo colgando del nervio, el pico hundido en la cabeza y el pollo seguía corriendo, y mientras el martillo subía y bajaba, el otro pollo estaba quieto, esperando. al final, mi amigo, piadoso, se puso mal. y empezó a dar instrucciones y al cabo de un rato el trabajo concluyó. el tipo agarró los dos pollos y los tiró a la basura. su novia lo abandonó y nunca más le habló, y tampoco le habló al que había dado las instrucciones.
Charles Bukowski

 A Jon y Louis Webb, 26 de marzo de 1963.

Si piensan que la entrevista que me hizo Kaye estuvo dura, tendrían que haber escuchado después... cuando los dos nos habíamos entonado un poco:
K: "Escuchame, si el mundo fuera a terminar en 15 minutos, ¿Qué harías? ¿Qué le dirías a la gente?"
B: "No les diría nada".
K: "¡MIRA, no estas cooperando! ¡Si el mundo se terminara en 15 minutos, quiero saber qué harías!"
B: "Me tiraría a descansar un rato, como ahora".
K: "¡Pero qué le dirías a la gente, hombre, LA GENTE!"
B: "Que lleven monedas para el colectivo".
Y lo más raro de todo es que si tú les dices la verdad, creen que no estás cooperando.
Charles Bukowski

A Ann Bauman, 2 de mayo de 1963.

estoy escribiendo esto después de nuestra conversación telefónica, y tú no tienes plata, y deberías tener, y sin embargo también hace bien no tener, fuiste un sonido desde la oscuridad, y te amo por eso, hay algo bueno en tí, puede que no lo sepas, pero existe, y olvídate de todas las comas y de esta charla estilo libre... es tan raro escuchar un sonido en la locura. no me siento cómodo hablando por teléfono. no me siento cómodo hablando. aunque digo cosas pequeñas y tontas, es sólo por vergüenza y carencia de habilidad y de corazón y por todas las
carencias que me impiden expresar lo que quisiera, y cuando cuelgo el teléfono siempre siento que fracasé. no un fracaso ordinario, sino un fracaso que afecta a todo: a mí mismo, a vos, a nuestra próxima mañana, a todas las maneras en que se enrosca el humo. Ann, creo que tienes que saber esto: no soy básicamente un poeta, odio a los putos poetas que se complican la vida contra el mundo quejoso, y los poetas son malos, y el mundo es malo, ¡y nosotros estamos acá!, sí. lo que quiero decir es que la poesía, la que yo escribo, es sólo una décima parte de
mí. las otras nueve partes están asomadas a un acantilado sobre el mar escupiendo maldiciones baratas. Me gustaría sufrir a la manera clásica y tallar un mármol que dure siglos después de este perro que escucho tras mi ventana de 1963, pero estoy maldecido y bofeteado y malgastado hasta la nulidad en mis brazos y ojos y dedos y esta carta esta noche, 1 o 2 de mayo de 1963, luego de escuchar tu voz en el teléfono.
merezco morir. espero la muerte como a un halcón engalanado que con su pico, su canto y sus púas busca mi sangre enjaulada. suena lindo, pero no lo es. la poesía que es parte de mí, la realidad aparente, lo que escribo, es bosta y basura y saliva y viejas naves de combate que se hunden. sé que cuando el mundo -que es barato y sin clase ¿y qué más? ¿qué más?- olvidé la poca poesía que escribí, no será del todo culpa del mundo, porque yo no pienso en escribir, y sólo el filo del cuchillo, con el que unto la manteca o corto la cebolla, tiene un poco de práctica en los versos de mi mente.
no sabes lo importante que fue tu llamada para mí, aunque te debo haber parecido torpe y atolondrado y estúpido, pero me gustaría que no me volvieras a llamar porque sé cómo te están yendo las cosas (no muy bien) y no quiero que la poca buena gente del mundo sea herida por bukowski el vomitador. todo esta bien ahora, pero yo no sé si vendrá o cuando vendrá el próximo ataque, lo cual es un punto de vista cobarde, y todos los hombres son cobardes al ahogarse, escúchalos gritar, ¿y qué es la vida? ¿qué? hundiéndose en el agua, y no es la falta de aire y luz y pulmones y ojos y amor lo que cuenta: es esta picazón que pusieron en nosotros y que nos hace preguntarnos por qué carajo estamos acá; por esas pocas cosas. como una llamada desde Sacramento a las 7.30 de la noche. no sé, no sé, y eso es tan triste. si las cosas se arreglaran con mi llanto, todos nos ahogaríamos en mis lágrimas enfermas.
pero no sé qué hacer. tomo demasiado. o no lo suficiente. hago apuestas. hago el amor con mujeres que sólo viven dentro de sus cuerpos y miro los copos de sus ojos y sé que les miento y que me miento porque no soy más que un perro, y el amor o su acto deberían contener algo más que dos pedazos de carne friéndose en una sartén o todo está perdido como pasto del jardín o caracoles pisados y aplastados, abandonados a una suerte de viscosidad viviente, a una vida triturada para siempre.
este asunto de la poesía es el peor de esos pisotones. te debilita. y si un hombre ya es débil antes de escribir poesía, entonces se convierte, finalmente, a través de los golpes de sombras y quejas, en lo que es: sólo otro muchachito rosado que hace su puto trabajo de la manera más frágil y vomitiva.
tienes que entender que hay otros modos de enfrentar la vida que no son la máquina de escribir. quienes lo hicieron así quizá no sean el mejor ejemplo. nunca tomes al Arte como un espejo sagrado. lo justo siempre es poco, y eso incluye a todos los siglos. los países más honorables no sobreviven por coraje, ni las épocas sobreviven a los buenos artistas. todo es azar y mierda y el golpe de los vientos. por favor perdóname las malas palabras. si hay algo que odio es una palabra vil dicha vilmente o un chiste verde o el sexo y la vida de un hombre y una mujer que quieren la cosa así como está. quizás yo esté perfectamente loco y tús deberías saberlo (una nota más sombría con chillidos dorados) y no tengo intenciones de agarrarmelas con tus obras de teatro... algunas están bien... Racine, etc., y uno sólo se puede reír de eso cuando no da o intenta, y yo digo adelante: versos o llamadas telefónicas o
tarjetas de crédito o muerte o amor o enormes balnearios en playas de sonido y golpes y momentos de medianoche, te agradezco por seguir y yo, también, mientras tanto, sigo un poquito más.
p.d.: no me odies por sentir más de lo (quizás) necesario. puede que sea mejor que las ranas perdidas y el aire quemado de nylon y neón... puede que sea mejor que nos convirtamos en criaturas de gestos en vez de realidad, y el matrimonio es una realidad de la vida y muy pocos de nosotros pueden soportar el matrimonio o la realidad o la vida.
Charles Bukowski

'''''''''''''''''''''''''''''''

4 comentarios:

  1. Absolutamente ,un filosófo el viejo Charles. Ah , no me inviten a asados, me hice vegetariana.
    amelia

    ResponderEliminar
  2. Como el viejo Bukowski yo también como carne y no quiero ver cómo llega al mostrador de la carnicería. Quisiera ser vegetariana pero ya soy vieja para cambiar de costumbres. Como todo texto de Bukowski estos también están llenos de verdades. Y qué vamos a hacer si la verdad de este mundo no es hermosa!!Ester Mann

    ResponderEliminar
  3. No puedo creer cómo y qué escribe este hombre-no escribió pese a su muerte-no puede creer que esta haya tenido traducción, parece escrito a la vuelta de cualquier persona, estés dónde estes.
    Pocos como él, muy pocos. Abrazo

    ResponderEliminar
  4. El inefable Hank fue más que un filósofo un gran humanista.Carlos Arturo Trinelli

    ResponderEliminar