La revista que nunca duerme

MARTA COMELLI

Pasar Por La Gente

"Un poco de tierra es suficiente

 para que nos encontremos

y la paz arraigue"

Mahmud Darwish ,  (Palestina, 1941)

I

Viajó desnuda

solo su segunda piel

cubierta de mar a la aurora.

Segó su llanto con mañanas inventadas

todo,  el absoluto, quedó en el abrazo de una madre.

Lágrimas

ruedan por su mejilla herida de esperanza.

II

Descubrió el camino del pan tibio, nuevo.

Mojó sus labios en bocas extrañas

extrañó la verdadera.

Ensayó palabras,

silbó bajito   un tango,

lo sostuvo un taconeo repetido,

la luz primera de una mañana de puerto.

Dibujó  recuerdos  en cinturas tibias, sumisas, prometedoras.

Aceleró,

 su instinto de supervivencia.

III

Fue feliz a tiempos

rescatando mordiscos de recuerdos.

De su vieja valija de cartón extrajo fotos,

las presionó fuerte sobre el pecho.

Lloró con ojo seco,

 sin consuelo,

frente a un rojo buzón

de una esquina cualquiera,

de esa ciudad esquiva, limitante.

Ajustó espacios,

 ajustó el cabello con un lazo,

su cintura pequeña,

las flores rojas de su chal,

el anillo  grabado con un nombre.

Doblegó el miedo,

descubrió un amor.

IV

Placeres comienzan a pintar la casa rota.

En su nueva realidad    flores, macetas, palomas

alumbran el final del desencuentro,

los rincones vacíos,

las cotidianas ausencias

con las memorias empujando a su costado.

Se borran las fronteras.

Pone cerrojo a los silencios

atraviesa la lágrima,

abre ventanas,

de par en par,

vuela.

V

Han preferido la angustia de no volver

a quedarse callados,

 quietos   entre los límites.

Ya no salir corriendo como locos,

 no más,   semidioses

sosteniéndose en tinieblas,

ni correr desbocados

con el cuerpo casi roto,

y escamas de alas partiéndose en sus manos,

nuevas.