LINA CAFFARELLO — POEMAS
FONDO
Estanque, estanque, se asoma entre las ramas,
triste que mece luces tardías,
luna que yace, hoja que tiembla,
estanque, estanque,
desde las sombras me están llamando,
hoja que tiembla en lo más hondo,
canto rodado, luna que yace,
estanque, estanque,
me están llamando.
triste que mece luces tardías,
luna que yace, hoja que tiembla,
estanque, estanque,
desde las sombras me están llamando,
hoja que tiembla en lo más hondo,
canto rodado, luna que yace,
estanque, estanque,
me están llamando.
EL MANDATO
Es mediodía.
No hay en el aire signo alguno
que anuncie la llegada,
nada que presagie la caída, el destiempo de la luz.
Atrás, el muro erige su mirada.
Nada, ni un suspiro,
ni una distorsión de la palabra,
como si los que fueron y ya saben,
hubieran sellado un juramento
o el tatuaje de los huesos.
(Y besarás el suelo,
aprenderás a ser humilde,
a no traer los sueños a la vida.)
NADA
La ventana del vecino es el desierto
y verá que nadie está para ayudarnos.
(Y morderás tus ojos,
apenas separados de la hierba
que brota entre baldosas.)
El miedo crece urgido por la sangre
y sólo el aullido de los perros
sabe del grito que es final pero es principio.
Es mediodía y es castigo.
El muro se aprisiona en la mirada.
Los sellos abarcan el silencio.
LA HERIDA
Ellos miran en silencio
su silencio
que pregunta al bandoneón
y a la guitarra
la razón de estar ausente.
Bocas dolientes que no saben si decir
o no decir
que aquí en el sur
la ausencia ni siquiera es una sombra
pero nunca es el olvido.
Manos desnudas
pentagrama abandonado
canto hueco de guitarra y bandoneón
compás al sur
de redondas y de fusas.
Equidistantes ojos
con su herida fijada en el vacío.
LO INCIERTO
Decir que nadie o todos
invaden los tonos del silencio,
esa ironía de espuma desahuciada,
esa espesura que detiene al cielo.
Estoy entre el espejo y la pared.
Saber que tendremos que embarcarnos,
perder el canto íntimo, los ojos,
el rumor henchido de la infancia,
el sabor blasfemo de los sueños.
Estoy entre el espejo y la pared
y ya no sé como inventar cerezos.
su silencio
que pregunta al bandoneón
y a la guitarra
la razón de estar ausente.
Bocas dolientes que no saben si decir
o no decir
que aquí en el sur
la ausencia ni siquiera es una sombra
pero nunca es el olvido.
Manos desnudas
pentagrama abandonado
canto hueco de guitarra y bandoneón
compás al sur
de redondas y de fusas.
Equidistantes ojos
con su herida fijada en el vacío.
LO INCIERTO
Decir que nadie o todos
invaden los tonos del silencio,
esa ironía de espuma desahuciada,
esa espesura que detiene al cielo.
Estoy entre el espejo y la pared.
Saber que tendremos que embarcarnos,
perder el canto íntimo, los ojos,
el rumor henchido de la infancia,
el sabor blasfemo de los sueños.
Estoy entre el espejo y la pared
y ya no sé como inventar cerezos.
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debo decir, lina, que esta lectura me ha provocado sensaciones diversificadas, pero el poema "Nada" me ha dejado una idea de absoluto total, dentro de su propia abstracción. Me gusta muchísimo tu estilo, ese dejarte estar en cada poema. abracito. susana zazzetti.
ResponderEliminarLina, con cadencias de gong cada poema produce en mi interior una diapasón diferente, pero, Fondo y Nada son mis preferidos,
ResponderEliminarUn abrazo
Celmiro
Admirada "Tana" Caffarello, Madrina y Dama de Pique: tus poemas corretean dentro de mi alma, dan vueltas de carnero e iluminan senderos oscuros que no conocía. Te agradezco y pondero tu gesto. Siempre Artesanías te recibe como se debe a una Madrina rioplatense.
ResponderEliminarAndy Dandy