DJUNA BARNES.(1892 - 1982). Nueva York. (EE.UU). Dicen que la tristeza recaló en su vida desde siempre. Y ella, de sí misma: " Yo, el ángel deshabitado"..."la que convirtió en platino el horror de su infancia..." Bellísima, hubo de crecer a golpe de vivir con las exigencias de la piel -por llamar ese hecho de alguna manera - de su padre, y de su propia abuela, con quienes convivió desde niña y durante muchos años. En su juventud, se enamoró de Thelma Wood. Con el tiempo, la enfermedad y el alcoholismo, y una vara de amor ausente dividiendo lo propio de lo ajeno. Todo ésto se vislumbra en su poética, desgarro interior. Versos extensos, de expresiones fuertes, surrealistas, como si cada palabra fuera una lastimadura siempre abierta. Djuna Barnes vive su poesía, es generalmente su protagonista, devela su misterio, plantea situaciones dolorosas, emotivas, transgrede su propia época y luego se pierde, durante muchos años , en soledad, en un " amanecer húmedo de fuego". Obra¨"Poesía reunida" "El libro de las mujeres repulsivas " y otras. Susana Zazzetti.
Verso
Si alguien pregunta ¿cómo es enamorarse
de una que no puedes desechar, al ser ella más joven?
Cómo debería ser, contestamos, quien puede probar que
la caída del diente de leche en la lengua
es ya suficiente otoño en la boca.
Transfiguración
El profeta cava con manos de hierro
en las inestables arenas del desierto.
El insecto vuelve a su larva
retorna a semilla la rosa trepadora.
Como humo hasta la vacía garganta de Moisés
irrumpen todas las palabras que dijo.
El cuchillo de Caín retira la estocada;
Abel se levanta del polvo.
Pilatos no puede encontrar su lengua,
desnudo está el árbol del que Judas colgó.
Lucifer clama desde la tierra,
Cristo cae a su muerte.
A Adán vuelve la fastidiosa costilla,
una criatura solloza en su flanco.
La extensión del Edén es espesa y verde,
el bosque se agita, no se ve una bestia.
Desencadenado, el sol, con rabiosa sed,
alimenta al último día con el primero.
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El profeta cava con manos de hierro
en las inestables arenas del desierto.
El insecto vuelve a su larva
retorna a semilla la rosa trepadora.
Como humo hasta la vacía garganta de Moisés
irrumpen todas las palabras que dijo.
El cuchillo de Caín retira la estocada;
Abel se levanta del polvo.
Pilatos no puede encontrar su lengua,
desnudo está el árbol del que Judas colgó.
Lucifer clama desde la tierra,
Cristo cae a su muerte.
A Adán vuelve la fastidiosa costilla,
una criatura solloza en su flanco.
La extensión del Edén es espesa y verde,
el bosque se agita, no se ve una bestia.
Desencadenado, el sol, con rabiosa sed,
alimenta al último día con el primero.
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Gracias Susana, gracias revista. Transfiguración puede llevarme de un sólo soplido a un cielo. Abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminarImpresionante vida y obra. Gracias por hacerme conocer lo desconocido. Gladys
ResponderEliminarNo conocía este poeta. Cuanto queda por aprender! Me encanta, cada verso en si puede , o de hecho , lo es, un nuevo poema.Veo lo oscuro pero al mismo tiempo lo luminoso.Gracias mil. amelia
ResponderEliminarGracias Susana por traer a Djuna en poesía, sólo conocía de ella su novela El bosque de la Noche.
ResponderEliminarUn abrazo y mi reconocimiento a tu incansable y generosa labor de corresponsal.
Juany Rojas