sábado, 20 de febrero de 2010

NARRATIVA de Fabricio Devalis

viento negro
 
Esperar, no es tan malo
 
   Volvía renovado cada tarde del trabajo. Era de esa gente que dejar su transpiración, educación, consejos y herencias para otros, es un mérito, un incentivo.  Son de los que entienden que morir siempre está al final. La duda los asalta de vez en cuando en los supermercados o en las vidrieras.
   Mi vecino entraba y salía de su casa con una naturalidad que cada día era siempre otro distinto día.
  Aunque sistemáticamente se repitiese eternamente hasta los fines de semana. ¡¡ y dios! todos los días eran el mismo día, igual que el siguiente, y el siguiente y el siguiente.  Hay personas para quien el reloj es un cilindro con varillas que giran siempre al mismo compás, sin prisas, sin tiempos muertos, sin espera.  Y el mundo al otro lado de las puertas, sobre los sillones, sobre las sábanas, va comiendo calendarios sobre la espera.  La aguja comienza a tornarse pesada y lenta.  Y se espera y se es capaz de esperar que algún milagro  llame a la puerta.
Un pedacito de milagro toque el timbre que el resto los completa uno.   Sin darnos cuenta, nos damos cuenta que la espera empezó hace tiempo.  Mucho tiempo.  Y el día nos refriega que nada espera.  Los colectivos, los impuestos, el sodero, el amor, el arroz sobre el fuego.  Nada espera.  Pero el tiempo solo sugiere esperar, las horas, los minutos, la chica de la esquina.  El universo nos ha mentido por siglos que esperar es una forma de entender.   Suena el timbre, me propuse que quien fuese, esperara.  Abro la puerta.
  _ Hola, soy del piso de arriba, ¿tendrías azúcar?. Bella, hermosa, cristianamente sexual.
 
-Sí, podés pasar.-  Entró.
  -¿Querés tomar algo? con la indiferencia de las chicas lindas dijo que sí.
   Serví dos cafés, me senté frente a ella.  Tanto se acostumbra uno a esperar que cuando algo nos pasa suponemos que lo bueno siempre vendrá después.  Y por consiguiente esperamos.  Miraba la casa con la curiosidad de un gato.  Peligrosa.
- Está bien para vos- susurró mirándome a los ojos.
-¿Vos o la casa? pregunté.
como una adolescente de  Playnoy dijo: "yo".
 
                Fabricio Devalis.  ( Voces de este río)
 
   Corresponsal Susana Zazzetti
 

2 comentarios:

  1. En un corto ratito, me refiero al tiempo de lectura y su contenido. Que tema el tema del tiempo. Imponer un segundo de espera... Me pareció muy bueno. Abrazo. Mercedes Sáenz

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  2. Ay ,que lindo final.Aunque algunos dicen que mi poesia es oscura, en el fondo soy una romántica incurable.y llegó el milagro nomas.! amelia

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