estoy frente al monumento a los españoles
y me pregunto ¿son éstos los que vinieron huyendo del hambre
construyeron sus casas
fueron parte del crisol de razas que declama la escuela?
¿son éstos los nuevos ricos que nos llaman sudacas
y nos echan a patadas del Aeropuerto de Barajas ?
entonces pasa un muchacho en bicicleta
una chica con vincha corre
y una pareja lleva un bebe en el cochecito, se detiene
mientras el sol comienza a caer , el aire huele a eucaliptus
y los músicos del teatro Colón tocan a Mozart
Colón, digo, un navegante extraño al que los reyes de esta
España dieron naves y dinero para descubrir un Nuevo Mundo
que era este viejo mundo habitado por sus dueños ,
robados, maltratados y
muertos
la música me envuelve, me envuelve Mozart , el aire huele a eucaliptus
estoy en Buenos Aires, estoy en Buenos Aires
mestizada y dolorosa y amada
Buenos Aires
La razón habla en tu boca -diría una amiga peruana-metizada,dolorosa y amada Latinoamérica. Mi afecto.amelia
ResponderEliminarProcesiones internas pueden habernos sucedido frente al monumento de los españoles. Decirlas de esta manera es de una belleza y de una crudeza dolorosa. Marta puede muy bien hacerlo y regalarnos además, esa súplica, casi dolor de amparo de sentirse en Buenos Aires. Muy bueno. Un abrazo. Mercedes Sáenz
ResponderEliminarAquí estás Martha, amiga y compañera, con esos poemas que retratan tu deambular por la memoria, el recuerdo y tu dedo acusador que no saben de concesiones, porque fuiste exiliada auténtica.
ResponderEliminarandrés