lunes, 1 de febrero de 2010

NARRATIVA: CRÓNICA DE UNA PLAGA - Emanuel Marin

PORT DE LES CASES


Emanuel Marin. Narrador argentino. Nació en Necochea en 1985 donde reside actualmente. Ha publicado cuentos cortos y microrelatos en diversos medios electronicos e impresos; Escritores.cl (Chile), Letralia (Venezuela), Editorial Alkubia (España) , Misioletras (Argentina), Archivos del Sur (Argentina), Isla Negra (Argentina), La Web del Microrelato (España), Margen Cero (España), Escritos desde la cueva (Argentina), Revista La Arboleda (Costa Rica), El Rincón del Haiku (España), Revista Bestiario (Brazil) y Revista Chichimeca (España). Ademas de formar parte de la III Antonlogía de Microrelatos Pompas de papel (España).            

 En el siglo V A.c. exploradores griegos en Oriente trajeron consigo un humano en estado catatónico, según informaron luego, al atracar en una pequeña isla del Japón por provisiones dieron con un pueblo en la que todos se encontraban de la misma manera. De aquel solo nos dicen que tenia una extrema palidez y que sus ojos se encontraban desorbitados. Aunque este ultimo dato puede resultar erróneo, ya que muchos viajeros de aquellos tiempos sin mapas cometían la torpeza de desembarcar en islas indias tomándolas por japonesas, lo que descartaría esta atribución a los ojos normales de los indios.
                En el Siglo XIII, en el Europa de la edad media, un comerciante turco arribo a un pueblo en la actual Genova, al llegar no encontró mas que silencio, Sorprendido, busco hasta dar con los pobladores. Todos se encontraban en la Catedral escuchando al Párroco, nadie practicaba el menor gesto, todos estaban inmóviles. Huyo de Europa, acusado de brujería.
                Dos siglos mas tarde, españoles trajeron consigo una curiosa leyenda azteca. Al parecer, como castigo divino todo un pueblo en las colinas de Yucatán se detuvo para siempre. Los pormenores de esta historia han sido borrados por la inacabable avidez de oro de los españoles.
                La Fauten, cronista en los tiempos de la revolución francesa dice en una nota aparecida en el Soleil fechada el 2 de septiembre de 1780; “Ayer por la tarde logre asistir a la liberación de cientos de presos políticos en la famosa cárcel de Durrell, como todos saben, conocidísima por sus generosas torturas. Tuve el privilegio de entrar en una de las salas a la que debe su fama, la escena fue inesperada; como muñecos, encadenados o enjaulados, nadie profería la mas minima queja por sus dolores o alegría por su inminente liberación. Al ser interrogado uno de los torturadores dijo que hacia meses que se encontraban en ese estado, la tortura, maquinal como cualquier otra empresa humana que se practique por mucho tiempo, se seguía ejerciendo con puntualidad.”
                Mas cercano a nuestro tiempo es lo acontecido en Michigan en el 1903, donde un grupo de trabajadores negros fueron hallados en distintos sectores de las plantaciones de un tal Mathius o Malthus. Todos con un ultimo gesto que denotaba que estaban trabajando cuando sucedió el desconocido. El propietario apareció muerte tiempo después, al parecer como venganza de los negros de las plantaciones vecinas que lo consideraban el responsable.
                Aquí, en el periodo que corresponde del 77 al 81, datos no oficiales de las fuerzas armadas argentinas revelan que en repetidas ocasiones durante allanamientos de escondites de subversivos, se encontraban con lo que parecía el efecto de alguna droga. Era harto conocido la costumbre de llevar consigo pastillas de cianuro para darse muerte antes de ser capturados y obligados a hablar, pero se desconocía esta nueva droga que si bien no los mataba los inducía a un estado de aislamiento a cualquier estimulo. Lo que termino de despistar al ejercito fue que en muchos de estos casos al requisar se encontraba la ya mencionada pastilla de cianuro.
                Ahora bien, hacer un compilación de estos casos se pensara que es un trabajo inútil y que sus diferencias son harto mas grandes que sus similitudes. Y además también se podría objetar que es solo cuando los hombres hablan a través de su propia experiencia es que estas cosas parecen factibles, pues bien, esto ultimo es lo que comenzare a hacer ahora. Para una posteridad posible escribo las siguientes líneas.
                Los primeros casos comenzaron en barrios de clase media en la capital, casos aislados fueron dejando entrever el desastre, en un principio se lo confundía con la catalepsia o algún mal similar. La primer alarma la tuvieron los trabajadores de los hospitales que advirtieron un aumento de estos casos hasta llegar a ser cuatro o cinco por día.
                La plaga, aunque de esta manera fue llamada mucho mas tarde, fue intentando ocultar por el gobierno, mientras que los medios fabulaban la verdad de la manera mas atroz. Con lentitud pero inexorablemente el contacto directo con estos casos, para este momento ya había dos o tres por manzana, hicieron caer las barreras del desconocimiento y con ella se dio lugar a las suposiciones.
                Fue para esta misma época que llego la noticia de que la misma situación se estaba viviendo en China. Como era de esperar surgió la desconfianza. Un rechazo generalizado al contacto con la comunidad china se instauro en todos, por estos tiempos se empezó a referirse a ella como la plaga amarilla. Y como era de esperarse la desconfianza pronto se volvió odio. Se dieron casos aislados de ataques pero no tardaron en organizarse grupos que destruían negocios y viviendas, los asesinatos se volvieron corrientes. La embajada china y de los demás países orientales, ya que la diferencia entre ellos se había acabado en el momento que empezó el odio, pedían la intervención del gobierno. De manera indirecta se negó cualquier tipo de ayuda. La indiferencia se debía a que se informaba de la misma situación, pero a la inversa, en distintos países de Asia.
                La situación empeoraba cada día, los enfermos aumentaban con rapidez, se exigía cada vez con mas violencia una solución. Florecieron los mesías  y los místicos de todo tipo. Miles asistan a las iglesias para escuchar lo cercano del Apocalipsis. La plaga se volvió global.
                Pero fue el 18 de agosto el día del verdadero desastre, el mundo entero esperaba el comunicado oficial de un grupo de científicos Suizos que habían encontrado la causa de la enfermedad. A las nueve de la mañana se anuncio lo que nunca debió ser anunciado. La causa de la enfermedad era el miedo, padecerlo provocaba la desactivación de ciertas partes del cerebro que impedían la motricidad, aunque al parecer el funcionamiento mental junto con el de los sentidos permanecía intacto. El horror se extendió en un instante, primero, porque muy pocos se habían imaginado la condición de conciencia de los paralizados, todos pensaban que el cerebro se desactivaría junto con el cuerpo. Lo segundo, y los mas grave, era que desde ese momento se supo que el miedo a padecerla era suficiente para contagiarse. El suicidio que en este caso debía volverse corriente resultaba una tarea imposible. En muy poco tiempo el mundo se silencio por completo.
                Haces meses que no encuentro a nadie, he recorrido varias ciudades y todas se parecen a un inmenso decorado, los hombres en gestos de querer marchar, de querer hacer pero inmortalizados en esa potencia. Por una inexplicable razón la enfermedad no me ha afectado, a pesar de muchas noches haberla buscado en vano. Al comienzo temía (palabra de sagrado valor en este momento) que los astros se detuvieran y un eterno día o una eterna noche se mantuviera en la tierra. Se me ha dado en pensar también que tal vez el tiempo se haya detenido por completo excepto para mi, aunque ignoro en este razonamiento a los animales, el viento, las tormentas y a esos astros que veo cambiar cada noche sobre mi cabeza.

4 comentarios:

  1. Muchas plagas en nuestra historia, Emanuel. Lo que parece un relato de ciencia ficcion se transforma, por momentos, en parte de una realidad, en donde hay una constante , la soledad. Mis saludos cordiales. amelia

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  2. Más que una plaga, actualmente, una pandemia.

    Saludos!!

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  3. Me parece muy bueno cuándo leo textos de gente tan jóven y disfruto de ese pensamiento. Me treparía por lugares de la filosofía que Emanuel dejó clarisimamente expuesto. El miedo, que palabra, tan terrible. Y es la que nos avisa en los primeros pasos el momento en que caemos. Va muchísimo más allá de eso tu relato. La postura del hombre frente al mundo que presentas y está sólo. Sólo de si mismo también. Y para no dejar una sábana escrita en un lugar que aquí es bellamente tuyo digo: me pareció excelente. Felcitaciones. Cordialmente Mercedes Sáenz

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  4. Emanuel, en mis 70 años he transitado experiencias y posteriormente procesado las mismas en un cosmos de plagas que siempre nos han azotado con las aperturas y cerraduras del aparato institucional estatal en la que siempre nos hemos imbuido, filosofía en la que siempre nos someten y estrujan para que esa plaga en tono singular nos haga las más atroces de las maldades.
    Felicitaciones..!

    Saludos cordiales
    León Sepúlveda
    Ituzaingo.-

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