jueves, 4 de febrero de 2010

NARRATIVA: Isabel Ali - CUESTIÓN DE EQUILIBRIO

(*)

El justo equilibrio, el delicado equilibrio sin extremos, sin límite, sin ahondar, sin extenderse, sin sofocarse de expansión o retracción constantes, exento de vértices, equilibrio de partes donde el bien y el mal no tienen significado y se mezcla lo correcto con lo incorrecto, lo uno por sumiso, lo otro por vedado, en un área de grises mixturados con perversión equilibrada para que no crea ni crezca al pronunciar “equilibrio”, “equilibrio”.
Ya está, ya lo dije y me escucho, ya me mana entre los dientes como un jugo que cae por la rendija de la boca y chorrea hasta el suelo y lo horada como un péndulo que roza y erosiona, que va y viene semejando un reloj: equilibriotic, derecha, equilibriotac, izquierda, avanza hacia el fin de la agonía, camina hacia la luz, hacia la hora donde nada respire y nadie crepite, donde las ansias se apagan y se consumen hacia adentro como se gasta el amor, todo el amor hacia adentro igual que el interior de un gusano está lleno de gusano, gusano por fuera, gusano por dentro, gusano por todas partes, en las encías, bajo la lengua dura que se estira para adelgazarse como una aguja que pretende hincarse a sí misma y dibuja en el aire un anillo, un círculo, un número cero, una esfera en dos planos rellena de equilibrio.
Equilibriotic, justo y redondo, equilibriotac, sin fin, sin tope ni lugar para las preguntas o las respuestas, tan justo y necesario, justo sin justicia ciega, justo con reloj que no puede ver la hora, pero la oye: equilibriotic, una vez y otra vez, equilibriotac, de nuevo, hasta que recomienza. Equilibriogong y es la hora uno y la justicia está en coma. Equilibriotic, sigue marcando los segundos uno detrás del otro, equilibriotac, mientras se escurre otro chorro entre los dientes. Equilibriogongong son las dos, y gotea agrandando el charco que refleja una luna rota por la ignorancia, por la hipocresía, por la necedad, por la ignominia.
Equilibriotic, un charco grande, gigante, marítimo, equilibriotac, un charco que es un ojo de océano disfrazado de vómito de palabras que fluyen entre las fauces; equilibriogongongong y cuenta tres, mintiendo y midiendo el orgullo, falseando y regateando la alegría, pintando y disimulando las emociones para equilibrarlas.
No llores, equilibriotic, no rías a carcajadas, equilibriotac, no digas lo que piensas; equilibriogongongongong y ya son las cuatro y aún estoy firme, estoy casi bien, estoy casi correcta, con los pies ocultos y las piernas cruzadas y el cabello ordenado, en perfecto equilibrio.
En justo equilibrio aunque me muero de ganas de sacarme las ganas, de arrojar los zapatos y el punto de apoyo y de abrirte las piernas y pedirte que entres y me sudes los círculos que giran concéntricos debajo de mi ropa, pero me callo y me privo y te pongo contento porque quieres la medida justa, un delicado equilibrio, una cuerda que suene a violín en la noche y eres ciego y no escuchas y eres sordo y no miras y te saltas el charco, el ojo oceánico que crece y se alimenta de un fluido carmín que se me va entre los labios, gota a gota espuma, gota a gota aceite, gota a gota piedra.
Equilibriotic, hacia el vacío, equilibriotac, hacia la muerte.
Equilibriogongongongongong truenan las cinco, equilibrio me duele, me mata, me quema entre las manos, me incendia en el fondo sin fondo del ombligo, entre los engranajes crujientes de máquina que repite lo que dices, que obedece lo que ordenas y chorrea, chorrea agigantando el charco sin poder detener lo inevitable: equilibriotic, ¿estallo?, equilibriotac, ¿hacia dónde?. Equilibriogongongongongongong ya son las seis, ¿cómo te digo? Despiertas y me meto más adentro, dentro de la sábana, del carapacho lúgubre que me aísla y me asila, dentro de mí, donde sólo hay más de mí misma, como el gusano está relleno sólo de gusano, todo gusano, puro gusano tenso al que le crece una aguja entre los belfos, ajuga de jeringa con venas huecas que reabsorben las aguas y no hay mancha siquiera de lo que hube escupido porque me pico una pierna y me convierto en un círculo, círculo de clepsidra que gira sobre sí mismo y empieza de nuevo. En redondo equilibrio que corre, que huye, ¡qué estúpida!, equilibriotic…hacia ninguna parte, equilibriotac… y no se rompe…

* El pintor Carlos Alcorta es el autor del cuadro que ilustra esta narración

4 comentarios:

  1. Siempre me asombra tu escritura Isabel. En este texto lo más fuerte es la forma de trasmitir ese sentimiento tan claro y tan fuerte. Hay un manejo muy diestro en tu palabra cuándo te referis a sentimientos internos femeninos. En algunos de tus relatos parecen radiografías. Tenés una capacidad muy llamativa para internarte en los rincones más profundos del alma.Felicitaciones. Abrazo. Mercedes Sáenz

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  2. Un relato que no es típico de Isabel Ali, siempre dispuesta a sorprendernos. Escrito con un lenguaje creativo y novedoso. Felicitaciones. Osvaldo

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  3. Gracias Isa por la deferencia de incluír la imagen, sigo emperrado en pintar bién, algún día aprenderé, por el momento es lo que hay. Besos

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  4. Hermoso Isa como siempre. Felicitaciones a vos y al creador del cuadro. Besitos Neli :D

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