sábado, 27 de febrero de 2010

María Verónica Mandrini y Marita Ragozza: AGONÍA





“ Esos encapuchados de un mundo viejo . . .”
LUIS ALBERTO SPINETTA

Rechaza la tristeza porque la deja sin fuerzas. Debe seguir creyendo de alguna  manera porque si las cosas no están saliendo bien y se abandona, el abatimiento será un fuego que dormite y estalle hasta devorarla.

La custodian. La actitud no presagia nada bueno. Es como el mal fruto escondido en una flor desmayada.
Escucha pisadas fuertes, ecos de voces fantasmagóricas . . .

Le acercan comida. Si eso se puede llamar comida: un pedazo de pan con un líquido turbio y un vaso de agua, lo suficiente para no perder el sentido.

 - Nombres, lugares, operativos, gente influyente que apoya . . .
Otra ronda con la misma cantinela:
- Nombres, lugares, operativos, gente influyente que apoya . . .

Está atada a una silla y luego la acuestan sobre un duro elástico de alambre.
Le parece que han pasado dos días desde que la arrebataron luego de una reunión con amigos de la Facultad que deseaban un país mejor. Y por eso – honestos e idealistas - salían a visitar a la gente humilde de los barrios y villas  para enseñarles a leer y escribir, a compartir, a hacerles conocer sus derechos, hacerles comprender que la justiCIA, la libertad y el saber no son sueños, sino derechos.

Se da cuenta del tiempo que transcurre por los juegos de claridad y sombra que le llegan a través de una claraboya en el techo.

Ningún rostro, todos tapados ¿qué hacer? Un relámpago atraviesa su corazón joven  y nuevo de apenas veinte años de edad. Quiere esconder su llanto, que no la escuchen.

Los torrentes de iniquidad están en un tiempo presente.

- Mañana, nena, es el último día, si no te decides a cantar, preocúpate.

Dentro de su candor la angustia le hace traer a su mente unas vacaciones junto al mar, la torta de miel que hace su mamá, la primera vez que recibió un beso de amor,  el olor de  colonia de su papá, sus amigos . . . también quiere oír un sonido familiar que la anime, como alguna música o un poema

Ya es el amanecer, entran, la llevan arrastrando por pasillos oscuros , hasta pasar a una habitación  . . . y , de repente . . .  escucha en su interior la canción del Flaco Spinetta y se la tararea a sí misma. . .   “Bien, el árbol es la verdad / descansa por tu cuerpo / cierra ya los ojos.. . “

Así amengúa el miedo.

No sabe que de esa habitación no saldrá con vida.  ■

: María Verónica Mandrini y Marita Ragozza

6 comentarios:

  1. CUÁNTO PUEDE LA PALABRA, PERO TODAVÍA DEBEN PODER MÁS Y MÁS TEXTOS COMO ÉSTE, CRUDA REALIDAD, ESPEJO DE PADECIMIENTOS Y CRÍMENES. MI ABRAZO A LAS DOS, Y GRACIAS POR LUCHAR CONTRA LA DESMEMORIA. SUSANA ZAZZETTI.

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  2. Crudo pero un texto que mantiene latente la memoria.Pero presiento que siempre existía el temor de no salir con vida de la habitación. Y que suene la canción de Spineta....que suene.
    Un abrazo.

    Lily Chavez

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  3. Siempre la palabra, se unen en Verónica y Marita en la mirada al otro, en el sentimiento de todos. Abrazo doble y doble gracias. Mercedes Sáenz

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  4. olga cabrera ladu1 de marzo de 2010, 6:26

    María Verónica y Marita Gracias por mantener viva la memoría. denuncio y digo junto a ustedes.

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  5. A Marita y María Verónica: "No sabe que de esa habitación no saldrá con vida". Una sola frase basta para describir el horror, la tragedia, el miedo, la desesperanza. "Ese tiempo que transcurre en los días de la incomunicación...", tiempo que parece suspendido, que transcurre pero no pasan las horas, los minutos. El tiempo imposible, la angustia de no saber, de esperar. El terrorismo de estado aplicado por individuos que parecían humanos. La descripción de Marita y María Verónica nos dejan en estado de dolor y postración. Excelente! Andrés

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  6. A Marita y María Verónica: Pucha que queman las palabras, cuando la memoria combustiona un espacio mínimo en el papel que no quiere hacerse olvido. Duele, mujeres...Cuánta mierda en una habitación para apagar una flor. Mi abrazo. ElsaJaná.

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