Esta implacable memoria,
las mentiras ovilladas
espejos empañados
confusión de cristales asimétricos
estos milenios
sin norte
y con poco sur.
¡Ay,
mi país que duele tanto!
Puñales
cicatrices
muertos y vivos errantes
la obsesión
de recuperar el crucifijo de Carlos (*)
la frazada de Miguel Ángel,
el álamo de Haroldo,
la compulsión por la belleza,
el amor a las palabras,
la preferencia por Cristo.
¡Ay
mi país que duele tanto!
Anhelo y trabajo por la verdad
dolor por la exclusión
y no poder hacer más
esta desolación y fiebre
ese no llegar
nunca llegar
a escribir el poema
que acelere la justicia
el poema único
el necesario
para morir en paz.
(*) Carlos Mujica sacerdote asesinado por la Triple A ; Miguel Angel Bustos escritor secuestrado y desaparecido; Haroldo Conti escritor secuestrado y desaparecido, en Argentina durante los años negros entre 1973 y 1983.
Marita querida y generosa . Lamento decirte que , creo, nunca llegaremos " al poema" pero mientras haya poemas y poetas como vos "el poema " seguirá el rumbo de la historia-
ResponderEliminarGracias y un abrazo fuerte. amelia
QUE BUENAS PALABRAS LAS DE AMELIA. FELICITO A MARITA POR SU POESÍA, SIEMPRE COMO UNA PALABRA APASIONADA QUE ARDE.
ResponderEliminarEDGAR BUSTOS
Excelente poema señora Marita, mis felicitaciones sinceras
ResponderEliminarPedro Altamirano
Marita, yo también quisiera "escribir el poema
ResponderEliminarque acelere la justicia el poema único, el necesario para morir en paz." Pero el hombre, el hombre real, con minúscula, no le da valor a las palabras, las pronuncia, las declama, las escribe en constituciones, libros, diarios, y luego cuando actúa, las olvida. Hermosa poesía.
Marita, me ha conmovido tu rescate del Padre Mujica y tu mención a los criminales de la Triple A, una mención que se prefiere obviar y culpables que han pasado por la viña del señor impunes y orondos.
ResponderEliminarHola Marita hermosa manera de recordar la tuya, pintando en este poemas los nombres, y el deseo de encontrar en la palabra el camino para acelerar la justicia. Bello, bellísimo poema. un fuerte abrazo. marta comelli
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