Mauricio Brunetti
xxxiv
Nadie exclamó
por la vida
del poeta
por la ficción
y los sueños,
en su último verso
de arrabal
eternamente en juego
hubo jardines de cielo,
sospechas de amor
o acaso sólo
la triste soledad
de los versos.
XXXV
Nada acepto de mí,
físicamente
no era nacido
del silencio
o del agua
de los mares,
ni siquiera
lavé la puerta
de su cárcel
y con ella
la memoria.
VIII
Aymaré
eres el oro
de la ingenuidad
barroca
perdido a la orilla
de un retablo infinito,
tendieron impulsos
donde encerrar
tu ángel rostro
de indio.
IX
Minero
teje trampas
donde posarte
en el secuestro
en el que te hallas,
las plegarias
suscitan piedras
el metal
en tus manos
sangra.
de "Sudaca"
corresponsal Susana Zazzeti
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