"La carga más pesada nos destroza,
somos derribados por ella,
nos aplasta contra la tierra."
Milán Kundera
Es preciso cruzar el puente de lluvia sin paraguas
hender los pies de salamandras en el barro de los pesebres y las cruces;
acuchillar el perfil de las casas y dejar la huella del sudor donde los perros
lloran la ausencia como un mal congénito,
y la resina de sus ojos cubre la violencia bajo el ámbar de todos los estratos.
No hay desperezo,
en el ir y venir de las pisadas la ciudad se oblicua y desgana.
Hay un límite para respirar,
una frontera donde explota el pulmón cetrino en la fachada sordomuda,
en el soslayo del ojo de neón,
en las vidrieras cargadas de regalos que nunca,
sabrán del dolor en las colgaduras de aceite y tedio,
en las arrugas y roturas de los visillos por los que el polvo pasa,
trenza la humedad en las ventanas y se acumula como la peste.
-cada mancha indiferente, ignora las monedas y los pasos-.
Los desposeídos, los marginados,
los ciegos que asolan los precipicios del día con los dedos de sufrir la limosna,
con la razón vencida en las heladas del estómago,
añoran una piña caliente y roja para celebrar la infinita belleza inalcanzable de las fiestas.
Pero la sangre
la maldita sangre de no ser,
golpea mata el perfume de la nieve y los regalos atorándose como el engrudo.
Y se les muere indignamente la razón sobre el asfalto
sobre las calles entrecruzadas que oprimen la quietud del desencuentro.
vivión de la ciudad categórica, descripta con imágenes concluyentes. susana zazzetti
ResponderEliminardisculpas: donde dice vivión debe decir "visión". susana zazzetti
ResponderEliminarFrases contundentes, belleza en cada verso, emociones y pensamientos para el aplauso. No es exxtraño que cuándo envían poemas del alma elijan de tu autoría. Un abrazo con todo cariño. Mercedes Sáenz
ResponderEliminar