Ricardo Napurí
Yo estaba exiliado en París porque el gobierno militar de Velasco Alvarado me deportó a Chile y caí con Allende. Después logré reconstruir las circunstancias de su asesinato. El hecho central es que Silvio se dedicó siempre a la defensa de los presos políticos. Iba a la cárcel, con Duhalde, con Ortega Peña, todo ese equipo se exponía. En un momento determinado no había tanto riesgo pero en el gobierno de Isabel Perón la figura fuerte era López Rega, creador del grupo parapolicial llamado Triple A, y la represión deja de tener el carácter "suave" de antes y comienza el genocidio, a pesar de lo cual Silvio continúa su actividad. Recordemos que Ortega Peña fue asesinado unos meses antes. Sus compañeros le advertían que le iba a ocurrir lo mismo pero Silvio dijo ‘yo tengo que cumplir con mi deber’.
Finalmente la Triple A lo mata en su casa, la allanan, matan a su yerno, a él le meten 50 balazos y luego emiten un comunicado diciendo: Hemos matado a esta basura humana, representante del comunismo internacional. ¡Viva el gobierno de Isabel Perón! ¡Viva la democracia en el país!. Se solazaban tirando comunicados de este tipo.
Los elementos de barbarie no aparecen el 24 de marzo de 1976. Fueron previos y Silvio fue una de sus víctimas porque no aceptó la idea de exiliarse y lo mataron como advertencia de que todo aquel que se atreviera a defender los Derechos Humanos iba a seguir el mismo camino. Un poco como pasa con Julio López en la actualidad ahora que lo han secuestrado y es el desaparecido 30.001. Los grupos de tareas quieren advertir que todo aquel que sea consecuente contra los actos de represión del pasado va a seguir el mismo camino.
La muerte de Silvio tiene significados diversos. El más importante para mí lo fue como personalidad independiente, humanista, que se jugaba por la vida, por los Derechos Humanos, por los que estaban perseguidos. El gesto personal de un hombre de una dignidad extraordinaria, de esos que mueren siendo fieles a sus ideales.
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