jueves, 2 de septiembre de 2010

STELLA MARIS TABORO





Misterios . Inscripciones sin descifrar. En el principal salón de la vivienda ,la pequeña pirámide provocaba destellos cuando el sol de las diez la tocaba con uno de sus puñales de luz .Una de sus caras tenía tallada una leyenda escrita en arameo. En su base , estaban delineadas dos cabezas de leones con sus fauces amenazantes.
Quienes visitaron la casa , regresaban a sus lugares impresionados por el brillo llamativo de la pequeña pirámide . Sekuencu la había traído oculta entre sus ropas.
Fue en la excavación, en la que participó con otros arqueólogos .Aún sabiendo que era delito apropiarse de objetos que son patrimonios culturales, lo hizo sin medir su conciencia , ni culpas. Clara era la intención : lucirla en su casa , pero además trataba de convencerse que nunca se arrepentiría, aunque , sin dudas, su oficio con esa actitud irreflexiva , ya era arte sombrío.
La pequeña pirámide no quería ser un objeto para exhibir y una noche su cuerpo se abrió y derramó sobre la mesa el loess que guardaba junto su alma cargada de historia. Casi esfumado,como hojas de otoño , dibujó un cono semejante a su sombra ,igual a la que representaba siempre cuando la luz llegaba a uno de sus lados.
Ese día el arqueólogo , no se encontraba allí .Cuando regresó a su casa, asombrado por lo que vio, tocó parte de ese polvo con el dedo índice de su mano derecha .
Eso fue suficiente para entrar en un mundo de fantasmas imprecisos,con siluetas sombreadas que corrían por la media luna de las tierras fértiles .
Vio que mujeres y niños escapaban para no ser raptados por un extraño pueblo que llegaba de las montañas . Más allá un viejo , escondido en un pozo para no ser visto, describía en tablas de arcilla con muchos detalles, la invasión de aquella cultura desconocida.
Aterrorizado, el pueblo dominado buscó refugió en la pirámide sagrada y cuando ya todos estaban resguardados allí, se desató un cataclismo en medio de luminosas lluvias .
La fuerza incontenible del fenómeno la desprendió y llevó por los aires muy lejos hasta empequeñecerla y depositarla lejos de la media luna de las tierras fértiles.
Allí permaneció muchos siglos hasta que Sekuencu junto un grupo de arqueólogos llegó a explorar y buscar señales de alguna civilización.
Ahora el loess vertido sobre la mesa , en la casa en donde pretendieron lucirla , revelaba otros aspectos de la historia de un pueblo ocupado, por quienes buscaban tierras fértiles.
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4 comentarios:

  1. Muy bueno, interesante texto.

    Lily Chavez

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  2. La historia humana reducida a un pequeño adorno, pero no por eso menos cruel. Una original fantasía. Ester Mann

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  3. El texto recrea la magia de los objetos con sutileza literaria. Carlos Arturo Trinelli

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  4. Stella es también una gran poeta. Pero a través del suspenso, lo mágico, lo mítico de sus narraciones está tan sutilmente lorado que las hacen inolvidables.
    Me encantó tan grande esa mole de la pirámide que se derrama con su alma de historia.
    Saludos.
    MARITA RAGOZZA

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