miércoles, 22 de septiembre de 2010

AMELIA ARELLANO



“RÍO DE LAS PENAS”

“...Es angosta la puerta
 y acaso la custodien negros perros hambrientos
Y guardias como perros...”
OLGA OROZCO

Este río  es una confluencia de ríos.
Se sube a las cornisas.
Fluye por los lechos.
Apedrea la luna. Rompe la soledad.
Invita a recorrer la noche a diosas o manzanas.
Misteriosas. Íntimas. Disfrazadas de santas.
Las muerde y las penetra, descalzo.
Arrasa vertientes. Lagunas. Malecones.
Puede ser cascada o aluvión.
Descansa en las riberas.
Se rebela. Se desangra en el alma de los muertos.
Muere y resucita. En el mar, en lagos, en la tierra.
Desaparece y se transforma en nube.
Diques sin compuertas.
Inframundo.
Vino lento que recorre  infiernos.
Nirvanas.
Sabe que solo una balsa llega.
No obstante, se niega a la moneda o a la rama de oro.
No hay ritos sepulcrales, ni monedas, ni lenguas.

También a mi me moja.
Me recorre en dirección contraria.
Socava las vides enterradas.
Me liba en púrpura.
Moja las dos islas de mi cuerpo.
Se derrama en prodigio. Besa lo que encuentra:
Las sienes de mi pulso. El trébol de mi boca.
Mis cristales de roca. Los lejanos eneros.
Las doloridas huellas. Los pies, frágiles, de barro.
Transforma los desiertos, viñas calladas, tan secretas.
Enredamos los tallos y las rosas.
Me tomo de las bridas. Testaferro de vida.
Enfrentamos los deltas: Triángulos.


Boca de sed, lagarto entre palmeras.
En mi vientre fundamos ásperas heredades.
Ha bebido el zumo de mis pechos. Y ha llorado.
Y llora todavía, como un perro extraviado.
Forastero del viento. Bitácora perdida.
Crucifijo en los cuatro puntos cardinales.
Río. Río herida. Hijo, río.

Este río vino es una cascada de golondrinas negras.
Lleva en sus ojos una aurora ausente.
Señales que vienen desde el este.
Fogata de domingo. Blanco guardapolvo abierto.
Mensajero de la sed.
La sed abierta y la botella rota
Amante sin retorno. Tálamo.
Río que ha traspasado límites de angustia.
Río hambre de madre. Pan y llanto y oro.
Llanto que se esconde en la cueva del oso
Apóstata. Empecinada búsqueda en jardines ajenos.
Río que se torna en mansedumbre y en rabia se evapora.
Río padre. Vino sacrílego. Amado. Irreverente.

Me escucho crecer en estas cepas.
Dormida piedra, sobre piedra mojada.
Rumor de agua sagrada.
Mis ojos se enredan en sus ojos de agua.
Doliente río de salitre y lava
Río de entregas y de esperas. Quietas, expectantes.
Labios resecos. Gotas.
Río de esperas. Silencio de hospitales.
Tez macilenta y sonatas de arena.
Río resurrección del vino. Río de deudas y deudores.
Río que clausura las sombras. Que escribe crucigramas.
Evade los preceptos triangulares y perros de tres cabezas.

Río que me besa las grietas y las máscaras.
Que me empapa... y me bebe.

AMELIA ARELLANO

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8 comentarios:

  1. SE EQUIVOCÓ LA PALOMA.....
    Perdón Andrés, Nurit, compañeros . Recien entro y veo esté Río . que ya ha sido transitado.
    Con el apuro te envíe poema equivocdo Andrés, si así lo deseas , te autorizo a sacarlo.
    ABRAZO. amelia

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  2. no, por favor, este río de amelia es el río de todos, su avance y retroceso, su dolor y alegría. caudal y sequía: la vida, que fluye a veces tormentosa. amelia: sé que tenés la misma fuerza del agua que arrasa. mi cariño. abracito. susana zazzetti.

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  3. ME DI CUENTA QUE HABIA SIDO PUBLICADO APENAS EMPECÉ A LEERLO Y ESO SEÑORA AMELIA ES MAGNÍFICO, QUIERE DECIR QUE DESDE AQUELLA PRIMERA VEZ ME HAN QUEDADO SUS PALABRAS. ES UN HERMOSO POEMA CON DOS VERSOS FINALES QUE SON UN MAJESTUOSO CIERRE. MIS FELICITACIONES

    EDGAR BUSTOS

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  4. Para quedar paralizado y volver a leer. Saludos. Fernando de Zárate.

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  5. Tanto en el río de las penas. Mi cariño
    olga cabrera ladu

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  6. Este poema con río-vida y sus espesuras y claridades me recorrió entera, conmueve la belleza de la palabra aún en las penas.
    Un gran abrazo
    Betty

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  7. No importa cuantas veces pase tu río Amelia. Me quedo en esta orilla, pensando, descifrando, viendo lo que pasa, sintiendo la pena. Un abrazo.

    Lily Chavez

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  8. No es "un " río , sino la esencia de rio, y en una genial transmutación es el río el que mira y bebe a la poeta.Magnífico, Amelia.
    MARITA RAGOZZA

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