lunes, 4 de enero de 2010

MUNDO LITERARIO: De lengua me como un cuento

El Universal (México)
Yanet Aguilar Sosa
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El cuento, ese género literario que para Julio Cortázar debía tener “punch” y no ser un “knock-out” largamente acariciado como es la novela, goza de una excelente salud en América Latina. Lo confirman las antologías que aparecen de tanto en tanto, hay una reciente de nombre muy mexicano: De lengua me como un cuento.
Ese título “fue nuestro aporte a la lengua castellana de la que da cuenta el libro”, indica la editora Paola Tinoco, quien seleccionó los relatos de los 19 cuentistas que se reunen en la antología publicada por el sello Axial y que sirve para dar cuenta de los narradores que relevan a las grandes figuras del cuento en América Latina.
Tras una investigación, el catedrático y especialista en el relato breve, Lauro Zavala, ha dicho que en México se han publicado más cuentos en los últimos 20 años que en los 50 años anteriores. Hay un interés de los lectores por ese género que desdeñan algunas editoriales trasnacionales, pero que impulsan las editoras independientes.
Nunca ha sido un género que venda lo que las novelas o los diccionarios, pero siempre ha tenido un público numeroso y fiel a los nuevos exponentes. La antología De lengua me como un cuento da cuenta del trabajo de escritores guatemaltecos, colombianos, mexicanos, argentinos, chilenos, cubanos, uruguayos, bolivianos, peruanos y venezolanos.
Muchos de los incluidos no se conocen en México, como el venezolano Slavko Zupcic o los colombianos Antonio Ungar, Ricardo Silva Romero y John Jairo Junieles, pero son plumas reconocidas en su tierra, han publicado más de un libro y son escritores que deambulan entre el cuento y la novela.
Esos fueron los criterios de la selección: nacidos en los 70, latinoamericanos, que manejaran el género, tener libros publicados, pero ante todo, que dominaran el lenguaje castellano y su narrativa estuviera casi desprovista de localismos con el fin de hacer una antología latinoamericana.
Para seleccionar a los cuentistas fue determinante el encuentro literario Bogotá 39, (agosto de 2007, Bogotá, Colombia), donde se dieron cita los mejores 39 escritores latinoamericanos menores de 39 años, según el jurado conformado por Piedad Bonnett, Héctor Abad Faciolince y Oscar Collazos.
Tinoco asegura que estos autores son una muestra representativa del cuento que se escribe en América Latina. “Son jóvenes nacidos en los 70, rondan entre los 30 y los 40 años, y aunque algunos de ellos no los conocemos en México porque no circulan sus libros, en sus países son reconocidos y algunos tienen más de un premio literario”.
Santiago Roncagliolo, Guadalupe Nettel, Andrés Neuman, Fabrizio Mejía Madrid, Wendy Guerra, Álvaro Enrigue, Claudia Amengual, Álvaro Bisana, Alejandro Zambra y Nicolás Cabral, son los cuentistas que ahora están produciendo buena literatura. “Todos son novelistas y me da la impresión de que usan el género lingüístico para reposar un poco entre novela y novela”, dice.
Retornan al cuento luego de una novela o van a la novela después de haber emprendido un conjunto de relatos. Muchos de ellos son sólidos novelistas, pero también son elaborados con el cuento. Por ejemplo, el argentino Andrés Neuman es muy cuentista y sin embargo hace unos días obtuvo el Premio Alfaguara de Novela, lo mismo el peruano Santiago Roncngliolo, ganador del mismo premio hace tres años.
Cada escritor asume el cuento de manera distinta y desde esas certeza lo define. Los distingue una forma diferente de narrar. “Tienen una manera más relajada y más veloz para contar, porque a ellos les tocó vivir la época de la tecnología, escribir en blogs; la mayoría de ellos tienen uno donde publican sus cuentos; su lenguaje no se parece en nada a la generación anterior”.
Sus temas son las obsesiones, tal vez sea algo generacional: hablan de sexo, muerte y relaciones conflictivas. “Quisimos mostrar la forma en que se habla el castellano; es la misma lengua pero no se habla igual, hay muchos localismos pero se pueden leer en cualquier parte del mundo”, apuntó Tinoco.
Aunque muchos son novelistas consumados, otros no han publicado una obra de largo aliento. Es el caso de Nicolás Cabral, el mexicano-argentino es editor de la revista La Tempestad y Carlos Demián, el más joven de todos y finalista de la primera edición del concurso Caza de Letras de la UNAM. Otros trabajan novelas: la mexicana Guadalupe Nettel y el argentino Pedro Mairal y el chileno Alejandro Zambra.
Hay autores desconocidos en México, como Rodrigo Hasbún, John Jairo Junieles, José Manuel Pérez o Ricardo Silva Romero; acaso se conoce a Claudia Amengual, narradora de Uruguay que en 2007 ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara *


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