viernes, 9 de abril de 2010

LINA CAFFARELLO 

De camino a Santiago

EL MANDATO


Es mediodía.
No hay en el aire signo alguno
que anuncie la llegada,
nada que presagie la caída, el destiempo de la luz.

Atrás, el muro erige su mirada.
Nada, ni un suspiro,
ni una distorsión de la palabra,
como si los que fueron y ya saben,
hubieran sellado un juramento
o el tatuaje de los huesos.

(Y besarás el suelo,
aprenderás a ser humilde,
a no traer los sueños a la vida.)

Nada.
La ventana del vecino es el desierto
y verá que nadie está para ayudarnos.

(Y morderás tus ojos,
apenas separados de la hierba
que brota entre baldosas.)

El miedo crece urgido por la sangre
y sólo el aullido de los perros
sabe del grito que es final pero es principio.

Es mediodía y es castigo.
El muro se aprisiona en la mirada.
Los sellos abarcan el silencio.

2 comentarios:

  1. la Nada, lina, magistralmente descripta en un poema de carácter universal, que dice más allá del muro. " aprenderás a ser humilde". ojalá. muy bello. susana zazzetti.

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  2. DESLUMBRANTE POEMA QUE NOS LLEVA A ENFRENTARNOS CON NUESTRO YO MÁS ÍNTIMO.ES UN REGOCIGO LEER TU POESÍA, LINA.
    amelia arellano

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