AMELIA ARELLANO
”…Nuestras siete vergüenzas… el orgullo, la ambición,
la envidia, la mentira, el crimen, la ingratitud y la ignorancia…”
Pop wuj Libro del Tiempo. Poema-mito histórico kí-che.
(También conocido como Popol Wuj)
Posiblemente esta sea la primera alusión a lo que mas tarde en la Biblia cristiana se conoce como pecado
Comienza allí la lucha entre el bien y el mal, o sea el Dualismo Universal
Es probable el origen del bien y el mal tenga que ver con el principio de la humanidad.
El mal representado por el Diablo y el bien representado por Dios y su antinomia correspondiente, norma, trasgresión.
Tambien en la Biblia se encuentra numerosas referencias al demonio y sus poderes.
Se lo describe como un ser sobrenatural, espíritu o fuerza capaz de influir en la vida de los hombres.
Esto nos remite al exorcismo o la practica de expulsar el mal que se aloja en el cuerpo de las personas originando enfermedades o “daños” en sus posesiones. Indudablemente esto también va de la mano de la figura del brujo, del chaman, del sacerdote o en nuestra provincia personas (generalmente mujeres) “que curan”...
* Fragmento de la Introducción de “LA MORADA DEL ÍNCUBO”
No conocí a mi padre ni a mi madre. Tampoco al padre de mi hija.
Nací el 06/06/06
El día a que voy hacer referencia era día era mi cumpleaños.
Vivía sola en medio del monte en un rancho de chorizo. Como únicos mobiliarios había en el cuarto tres sillas con asiento de cuero de vaca y una mesa y un catre y un baúl de latón. Al medio de la pieza un bracero y al lado una silla petisa de algarrobo rústico.
El cielo estaba poblado de negros nubarrones pero el trabajo de campo no respeta campo no tiene horarios, ni clima.
Había tenido que salir a buscar la cabra negra parida.
No me di cuenta cuando empezó la tormenta de granizo. Caía con tanta furia que los árboles quedaron en un segundo desnudos. Por suerte era conocedora del lugar, la cueva de Diablo estaba muy cerca.
Buscando reparo entre las salientes rocosas encontré el lugar Estaba llena de arbustos, enredaderas y espinas. Cansada y con frío, intenté prender un fueguito pero los fósforos se habían mojado
Estaba preocupada, había dejado a la beba en la cuna, sola. O mejor dicho su única compañía era el perro negro.
El granizo seguía cayendo con furia, sabía que si salía estaba condenada a morir apedreada.
Me acosté en el suelo La cueva olía a orín y a bosta de caballo .Debo haberme quedado dormida. Me desperté con la sensación de una presencia cercana a mi cuerpo. Moví despacito la mano izquierda y me estremecí al tocar algo helado. Era suave y áspero al mismo tiempo. No tardé mucho en darme cuenta que era un viborón o una serpiente por el peso que sentía en mi vientre.
Paralizada, mi respiración se entrecortaba, traté de recordar que no era un animal peligroso si no se lo atacaba.
Sentí que seguía ascendiendo y que intentaba introducirse por debajo de la camiseta. No pude evitar un movimiento brusco y quedé boca arriba. Los pedregullos se incrustaban en mi espalda, se deslizó hacia mi pecho izquierdo. Al no tener corpiño fue fácil encontrar el pezón.
Succionó suavemente, primero de un pecho luego del otro. La sensación era rara, imposible describirla. Tenía la boca seca y el corazón me palpitaba. Cuando el animal pareció saciado, con movimientos más lentos se alejó de mi cuerpo. Toda yo, un latido
Afuera el sol enrojecía suavemente el horizonte, el canto de los gallos anunciaban el final de la tormenta
Me dirigí a casa, apurada, con sensaciones encontradas. Me preocupaba la nena.
Todo estaba en orden
Las cosas como por arte de magia comenzaron a mejorarse.
Me compré un arado nuevo. Después algunas vaquitas y mi tropilla de cabras era la más abundante de la zona.
Aunque la beba nunca caminó, Las cabras parían de a tres y las gallinas solo ponían huevos de dos yemas
No me preocupó que la nena nunca caminara ni su leve joroba.
Hasta contraté tres peones, a veces los veía murmurar tras mis espaldas pero tampoco eso me interesaba.
Jamás faltó dinero y hasta alcanzó para construir un cuarto aledaño al que me dirigía todas las nochecitas. En la puerta de tablones rústicos sobresalía una cruz de madera, invertida.
Del libro “LA MORADA DEL ÍNCUBO”
(
tono que mantiene la tensión suavizada por la actitud pacífica de la protagonista . el encuentro de dos mundos narrado con soltura. un abracito. susana zazzetti.
ResponderEliminarUn relato que incubado en su rareza conmueve. Ese Bebé de Rosmarie que se mantendrá sumiso mientras la cruz esté invertida.Fecha engendrada
ResponderEliminarpor el diablo que pare desconciertos.
CELMIRO
Impecable como narración a mi entender. Ya desde la leyenda maldad y poder económico entrelazados, raro, no? Ester Mann
ResponderEliminarEl mito del íncubo traducido en el comienzo promisorio de este texto de Amelia. La acepción de íncubo permite la libertad de expresión: en este caso se trata de una serpiente que posee a la protagonista... Escrito con la peculiar maestría de la pluma de Arellano.
ResponderEliminarAndrés