miércoles, 25 de julio de 2012

Andrés Aldao


CHE PIBITA

                    

Hambrienta que diste el mal paso*

                                      
Che pibita me pidieron una historia de putitas de “la costurerita que dio el mal paso” me aclararon… y yo che pibita los mandé a la mierda les dije: no hay costureritas no hay malos pasos lo que hay es un ragú de la gran puta.
Y quiero contar tu historia de che pibita sin escuela ni muñecas sin vasos de leche ni cacao sin mandarinas ni ciruelas sin ternura sin besos sin caricias sin vestidos sin carne ¡qué lujo che! cómo se te ocurre tamaño desatino che pibita.
Con esos jirones de pollerita gastada y esas tiras que fueron sandalias en otro tiempo otro mundo esas greñas sobre tu cabecita apenada ojos mustios tirando la manga suplicando la moneda. 
Tu sonrisa disfraz de corazón sin ganas que a gatas si hace tum tam tum tam tum tam mientras las tripas se revuelven en el vacío obtuso del ragú.
Gemís por tu viejo que se amasijó en una tarde sin sol y no te queda nadie que vaya al curro o a recoger migajas de miseria en las basuras de la urbe che pibita.
Llegaste a los trece larga flaca con alguna pizca de belleza de otro tiempo alicaída remanente que adornaba a la marchanta la angurria de tus días.
Fue cuando el tipo ojos de crápula que siempre sonríe te tiró un par de mangos y un caramelo y el ojos de crápula que siempre sonríe te llevó a la pieza tumbándote sobre el sucio cotín de piojoso allí consumó la obra para que aprendas a dar el mal paso aunque no sos costurerita
Ahora che pibita ya no estás hambrienta el ragú se te fue a barajas pero dejaste tu alma colgada de la ventana con un broche de ácida esperanza.
Entre tanto los sueños ilusiones que alguna vez fantaseaste se volaron che pibita volaron alto hasta ese cielo azul que ahora contemplás desde las lágrimas que te empañan cuando ejercitás tus malos pasos en madrugadas de hotel barato.
O más tarde che pibita cuando volvés de hacerles la comedia del jadeo a esos veinte giles creídos de que compran tu amor por cuatro chirolas che pibita .

Y ojos de crápula que siempre sonríe te arrebata los morlacos de tus malos pasos aunque no sos costurerita a vos que ni de palabra escuchaste alguna vez hablar de amor che pibita.
Así da vuelta la calesita y ¡qué mala pata! nunca ligás la sortija ni de chica ni luego del mal paso que te hicieron dar aunque no sos costurerita por ese ragú maldito ¿no es cierto, che pibita?
Acá termina así sigue la historia de hambrienta che pibita que sin ser costurerita le hicieron dar el mal paso  

Andrés Aldao © todos los derechos reservados/2002

Esta poesía sin forma ni normas fue un impulso repentino de hace exactamente una década atrás. Para los que no la conocen la publico, porque sigo pensando que el tema es de actualidad (A.A.)

4 comentarios:

  1. Conmovedor mi Capi.
    Lo peor es que no es ficción.
    La comedia del jadeo . El hambre y un pan de miseria para compartir.

    Gracias Andrés , quizás sean necesarios mas "cross a la mandíbula "... como este.
    Un abrazo.
    amelia

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  2. Una poesía sin forma ni norma asegura Andrés en el final, yo diría qué importa si está escrito con las tripas y alega por los más necesitados, los excluídos sin caer en el panfleto, hiciste muy bien en desempolvarlo, un abrazo, arturo

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  3. Hermoso querido amigo
    Marcelo Dughetti

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  4. Desde el " Che, pibita" el autor le habla a todas las pibitas con hambre, víctimas de la exclusión, en diaria realidad de enfrentar la necesidad todos los días.
    El autor parafrasea a Carriego y en lo encarnado del texto se percibe la ternura junto con el espanto , ante el trabajo " con disimulo" , la marginalidad, el desamparo y la fuga de los sueños.

    Una prosa poética magistral.
    Felicitaciones, Andrés, y un abrazo grande.
    MARITA RAGOZZA

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